A pesar de lo difícil que están siendo estos meses para la hostelería y para los autónomos, todavía queda gente valiente dispuesta a perseguir sus sueños. Así es como Nazaret y Sheila, dos hermanas de Vigo, decidieron lanzarse a la piscina y crear su espacio gastronómico deseado: Lola&Lía abría sus puertas hace escasas dos semanas.
El restaurante que han creado no solo ofrece riquísimos desayunos y meriendas, sino que completa la carta con un menú del día saludable, variado y delicioso. Pero lo que hace especial a este particular local es su espacio de juegos para niños: una casita, una cocina, muchos lápices de colores, juegos y libros hacen de ese pequeño rincón el lugar ideal para que los padres y madres puedan despreocuparse mientras degustan las recetas de estas dos hermanas.
El empujón
Estas dos hermanas viguesas llevan años en el mundo de la hostelería, suya fue un tiempo La Galia de Viriato y hasta mediados del año pasado daban de comer a funcionarios de Hacienda y los Juzgados gracias a su Toscana de Viriato en el Centro Comercial Camelias. "La Covid-19 nos hundió, antes dábamos muchísimas comidas y después del confinamiento la gente ya no podía venir, nos vimos obligadas a cerrar".
Nazaret reconoce que la pandemia fue el empujón que necesitaban: "nos habíamos acomodado, La Toscana solo daba comidas y los fines de semana no abríamos, nos gustaba mucho nuestro trabajo pero era muy mecánico". Dice que ellas aman su profesión y el mundo de la hostelería, pero al estar tan cómodas en el restaurante hacía tiempo que habían dejado de disfrutar tanto con su trabajo.
Lo que querían, cuenta, "es volver a disfrutar de la profesión, seguir creciendo y hacer cosas nuevas". Por eso nace Lola&Lía, un proyecto que lleva gestándose mucho tiempo y que ha visto la luz en 2021 "gracias" a la pandemia.
Tortitas, huevos benedictinos y bowls
Una amplia experiencia avala a estas hosteleras, que llevan casi veinte años en el sector ofreciendo comidas en el centro de Vigo. "También queríamos irnos a las afueras para poder tener un local más grande y para que nuestro punto diferencial fuese la comida, que la gente no conociese el local porque ‘queda de paso’, sino que vengan a disfrutar aquí porque la comida es realmente buena" (Camiño dos Muiños, 19).
La carta está compuesta por deliciosos desayunos, entre los que destacan los tipo brunch: desayuno y comida a la vez. "Nos gustaba mucho el concepto y le hemos dedicado mucho tiempo y mucho cariño a crear la carta y a aprender a prepararlos", dice Nazaret. Reconoce que tanto ella como su hermana Sheila saben "hacer de todo" en la cocina y en el local, "porque si no sabes hacer las cosas no vas a poder dirigir bien el negocio, o al menos es nuestra forma de verlo".
"La verdad es que lo de los brunch sí que fue ‘lanzarse a la piscina’, porque no sabíamos cómo iban a funcionar y nunca habíamos tenido un negocio igual. La sorpresa es que cada fin de semana tenemos colas para entrar al restaurante y ahora que estamos cerradas estamos enviando muchísimos desayunos también a domicilio".
También nos cuentan que, "como es obvio", han añadido lo que ya sabían hacer a la oferta del local y por eso también despachan menús del día saludables, equilibrados y caseros. "Entre semana tenemos muchos pedidos de menú del día también, para oficinas o para casa, la gente está respondiendo muy bien", dice Nazaret.
Para cuando esta tercera ola acabe, confiesa, tienen preparada una nueva contratación que mejorará la cocina. "Queremos ofrecer menús diferenciales, queremos innovación, vanguardia y un menú sorprendente", dice Nazaret. Por eso ya tienen en marcha un proceso de selección para elegir al cocinero o cocinera que mejor se adapte a esos requisitos y que sepa preparar esos platos innovadores y gourmet que las hermanas buscan.
"Nuestro plan es tener muchos juguetes"
Nazaret describe el espacio de juegos para niños del local como un "rincón de desconexión. Yo tengo dos niñas, las culpables de que esto se llame Lola&Lía, y valoro muchísimo que ellas estén entretenidas mientras yo disfruto de una buena comida o un vino con mis amigas".
Dice que la idea surgió después de ir con sus hijas a cualquier parte, como todas las madres y padres, y ver que no tenían alternativas en casi ningún establecimiento. "Sí que hay algunos que te dan lápices de colores, pero queríamos que ellos tuviesen su propio espacio, que los padres se puedan ‘olvidar’ un poco de los pequeños y saber que estarán jugando tranquilos".
Por esto su proyecto cuenta con una habitación separada del restaurante, un espacio único y mágico en el que los niños tienen una casita, una cocina, varios juegos didácticos, una televisión… "La idea es que haya un montón de juguetes, pero cuando el Covid nos permita que puedan compartirlos", confirma.
Local "Covid-free"
Aunque esta expresión está ya muy manida, lo cierto es que Nazaret y Sheila han trabajado mucho para que su establecimiento ofrezca total seguridad a cada cliente. "Los espacios son muy amplios, todo es diáfano y los sistemas de desinfección son muy eficaces… ¡es lo que tiene montar un restaurante en 2020!", ríe la dueña.
En cuanto al espacio infantil, hablan de estrictas medidas de seguridad también allí. "Por desgracia ahora mismo no tenemos todo habilitado, a los niños se les entregan sus propios lápices de colores y se sientan en mesas separadas a pintar. Por cada niño que sale se desinfecta toda la sala, incluidos todos los juguetes aunque no los haya tocado. Ya habrá tiempo de que jueguen con todo despreocupadamente".
Lo cierto es que todo el restaurante está pensado para abrir sus puertas durante una pandemia, y es que comenzaron su actividad el pasado 14 de enero, comenzando la tercera ola. "Sabíamos que iba a ser difícil, por eso nos aseguramos de que no haya nada que reprochar en cuanto a medidas de higiene y seguridad".
Incluso han montado una terraza, que no tenían en el momento de la apertura, y que han tenido que construir en tiempo récord por culpa de las restricciones. "Como teníamos tantísima gente tuvimos que cancelar el sistema de reservas y hemos decidido que se come por orden de llegada, por lo que también hemos tenido que plantear un sistema de espera ‘seguro’ en la calle, con mascarillas y distancia".
Por ahora mantendrán sus puertas cerradas, cumpliendo con la nueva normativa de la Xunta, pero continúan con su servicio a domicilio con muchas ganas y muchísima dedicación.