A los pies del Monte Aloia, en el municipio pontevedrés de Tui, hay un pequeño reducto de paz en el que la naturaleza y los pequeños lujos cotidianos se aúnan para conformar la escapada perfecta. El alojamiento Aloia Nature, resultado de una curiosa fusión entre glamping y casa rural, quiere impulsar un turismo sostenible en una zona de inmensa belleza paisajística.

Nico Lorenzo, el dueño de este particular complejo turístico, se decidió a construirlo hace ya varios años. "Fue algo natural, yo conozco mucho la zona porque venía con la bici, con los perros o a hacer senderismo, y estaba enamorado del Monte Aloia". Este Parque Natural, según él mismo cuenta, "está cerca de todo" y es una de las joyas naturales más desconocidas de la comarca viguesa.

El nacimiento de Aloia Nature, cuenta, surge a raíz de un proyecto de fin de máster que proyectaba una granja-escuela en el Parque. "Donde está el complejo había ya una suerte de infraviviendas, así que la instalación estaba, yo solo propuse a la comunidad de montes y al Parque una rehabilitación del espacio que aprovechase su uso".

Así, con el apoyo de la Entidad Menor de Pazos de Reis y del propio Parque Natural, Nico puso en marcha un proyecto que ayudaría a dinamizar el entorno. "Tardamos unos tres años en poder empezar a construir el complejo, que está en un terreno público y protegido y requiere mucho trabajo", algo que dio sus frutos con la apertura en 2019.

Desconexión y relax a media hora de la urbe

Lo mejor que tiene Aloia Nature es, sin duda alguna, su situación: dentro de un espacio natural protegido, a escasos minutos del impresionante casco histórico de Tui, a media hora de cualquier playa y a quince minutos de la frontera con Portugal. "Tenemos una situación estratégica y las comunicaciones desde aquí son muy buenas", dice Nico Lorenzo, "pero lo mejor del Parque es que poca gente lo conoce".

Al ser "uno de los grandes desconocidos" de Galicia, Aloia se convierte en el espacio perfecto para desconectar y escapar del ruido y de las masificaciones. "Hemos salido fortalecidos de la pandemia porque ofrecíamos, precisamente, lo que la gente buscaba: espacios pequeños, sin zonas comunes y con poca gente, en plena naturaleza y con mucho aire libre del que disfrutar solo", explica.

El Parque, de hecho, ha sido el gran impulsor de este complejo, que lleva el nombre del monte en su firma. "Para nosotros es el principal atractivo, porque es muy pequeñito pero te permite no encontrarte con mucha gente", dice Nico. "Además estamos en una zona de paso de muchas rutas de senderismo y en esta zona se puede practicar ciclismo o incluso deportes de río en verano".

Un pequeño complejo "de lujo"

Nico reconoce que el mayor lujo de Aloia Nature es su situación, pero viendo sus cabañas de madera muchos pensarán que el lujo es poder despertarse en una comodísima cama con vistas a la montaña. Dentro del complejo hay dos tipos de cabaña, adaptadas a los dos tipos de turista que las visitan: una elevada para parejas y los apartamentos para familias.

Estudios en Aloia Nature.

"No es algo que nosotros seleccionemos, cada persona puede escoger lo que quiera, pero hemos acondicionado los espacios de forma que sean más cómodos para según qué públicos los utilicen", dice. Las cabañas elevadas, pensadas para "escapadas románticas entre semana", cuentan con jacuzzi exterior; mientras que los estudios tienen más de una habitación y camas de todos los tamaños.

Además de sus instalaciones, Aloia Nature cuenta con la ayuda de varios negocios locales de turismo activo para fomentar también este tipo de escapadas en verano. "Queremos que venga la gente que busca un turismo sostenible y de naturaleza, pero también los que quieran hacer rafting o piragüismo en el río", dice Nico.

De hecho, reconoce que la pasada temporada estival recibieron a mucha gente "con ganas de salir" y que, en vista de que no podía salir al extranjero con garantías, "eligió turismo nacional y rural". Por ello, esperan que la temporada 2022 traiga a mucha más gente, "aunque 2021 fue un verano bueno", y reforzar su éxito entre los visitantes nacionales y los portugueses, que disfrutan cada verano de la naturaleza gallega.