Fundada como Aquis Celenis por los romanos y estrechamente vinculada al transitado Camino Portugués, Caldas de Reis es conocida a día de hoy por ser una de las grandes villas termales de Galicia. Lo cierto es que el patrimonio termal del territorio encuentra algunos de sus máximos exponentes en varias localidades de la provincia de Pontevedra, entre ellas O Grove, Mondariz-Balnerario o el propio municipio caldense. También se trata de un lugar de gran relevancia histórica, pues antaño esta pequeña ciudad conformaba un punto de comunicaciones vital en el sur de la región al ser una de las puertas de entrada al valle del Salnés y las Rías Baixas.
Pero más allá de esta amplia riqueza histórica y termal, el patrimonio natural de la villa caldense también constituye uno de sus grandes atractivos turísticos tanto para vecinos como visitantes. Caldas de Reis alberga entre sus límites rincones tan especiales y bonitos como su impresionante jardín centenario ―catalogado como "Paraje Pintoresco" desde 1962―; el paseo fluvial por los márgenes del río Umia que discurre hasta el entorno de la Fervenza de Segade o incluso un singular hito arqueológico resultado de los caprichos de la naturaleza y más conocido como Pedra Filga.
Entre cascadas, parques y rincones singulares
Sumergirse en la naturaleza autóctona de Galicia es posible con un simple paseo por el callejero local y los alrededores de esta villa termal en la provincia de Pontevedra. Entre las calles del núcleo urbano, los antiguos puentes romanos que conectan ambos márgenes del río son una de las primeras estampas que llaman la atención a orillas del Umia. Pero sin lugar a dudas, uno de los espacios más valorados del corazón de Caldas de Reis es su jardín y parque centenario, considerado uno de los conjuntos botánicos más interesantes de toda Galicia.
Sobre este jardín botánico es importante señalar que cuenta con más de sesenta especies de árboles y arbustos diferentes, incluso con representación de los cincos continentes. De hecho, el paraje también ha sido catalogado por la Xunta de Galicia como Bien de Interés Cultural y cuenta entre sus ejemplares más destacados con cuatro árboles considerados Monumentos Naturales. Por otro lado, son asimismo dignas de mención la colección de camelias del parque y los más de 200 robles que también dan nombre al espacio en su versión en gallego: la carballeira de Caldas de Reis.
Siguiendo el curso del río Umia desde el jardín botánico también podremos encontrar otro de los enclaves naturales más bonitos de la localidad caldense, la conocida como Fervenza de Segade. Esta cascada se encuentra enmarcada en un entorno natural y paisajístico inmejorable al que se puede acceder a través de un paseo fluvial, tranquilo y agradable, que asciende por ambas riberas del río entre árboles, una antigua central hidroeléctrica (La Fábrica da Luz), varios molinos, un mirador y el puente romano de Segade. Cabe destacar que este salto de agua alcanza una altura de unos 30 metros, que en su descenso va creando pequeñas pozas de agua y toboganes naturales por todo el entorno.
Un poco más alejado de la ribera del Umia, enmarcado en pleno Monte de O Seixo se alza la curiosa y colosal Pedra Filga, todo un enigma de la naturaleza en forma de gran bolo granítico. De hecho, se trata de uno de los conjuntos geológicos más singulares de toda Galicia, formado por tres gigantescos penedos en equilibro que por su disposición recuerdan a un monumento megalítico a gran escala, aunque la realidad es que hoy por hoy no se ha demostrado tener un origen natural o humano. Eso sí, de ser una formación producto de la mano del hombre, sin lugar a dudas estaríamos hablando del monumento de mayores dimensiones de la toda la Península Ibérica.
Breve historia del termalismo en Caldas
Tal y como adelantamos unas líneas más arriba, Caldas de Reis es una de las villas termales más importantes de Galicia. En el caso particular de esta localidad pontevedresa, las aguas termales y minero-medicinales se encuentran presentes en su historia desde la época de los romanos y destacan por pertenecer a un grupo de aguas sulfuradas cloruro-sódicas hipertemales, de las más valoradas tanto por su temperatura como por su composición dentro del espectro minero-medicinal existente.
En la historia termal de la villa sobresalen varios elementos distintivos, entre los que se encuentran la conocida como Fonte das Burgas y dos centros termales de gran tradición, ambos situados a orillas del río Umia: el Balneario Acuña y el Balneario Dávila. El primero de ellos constituye una auténtica muestra de la arquitectura gallega de principios del siglo XX, mientras que el rasgo más característico de este segundo centro termal es un singular cañaveral que recorre la propiedad, elaborado con cañas de bambú y único en su género. Por su parte, el caso concreto de la fuente termal, la estructura todavía conserva un aspecto neoclásico de la época en la que fue construida, alrededor de 1881 sobre la propia salida del manantial.