Enmarcada en el corazón de la península do Morrazo, justo entre las rías de Vigo y Pontevedra, la ría de Aldán conforma uno de los grandes tesoros ocultos (cada vez menos) de las Rías Baixas. Un enclave natural privilegiado donde reina la quietud y la naturaleza salvaje, con un litoral bañado por unas aguas turquesas y cristalinas que se adentran hasta los pequeños y tranquilos arenales paradisíacos de la zona. En definitiva, todo un paraíso terrenal que merece la pena recorrer con calma y cuyos límites costeros se extienden desde Cabo Udra (Bueu), situado en el extremo más al norte de la ría, hasta Punta Couso (O Hío, Cangas), ya en la cara sur de la misma y desde donde también se puede ver emerger en el mar la silueta de las islas Cíes en el horizonte más próximo.
A pesar de ser uno de los rincones menos conocidos del Morrazo, lo cierto es que Punta Couso ofrece a sus visitantes un entorno mágico en el que poder disfrutar del verdadero encanto de las Rías Baixas, con unos paisajes naturales que se pierden entre playas de arena fina, bosques atlánticos, singulares faros y unos abruptos acantilados escupildos por los temporales. Una costa que más allá de su belleza inherente ha sido testigo de catastróficos naufragios y destacadas batallas navales, conformando un patrimonio histórico y natural capaz de atraer a los viajeros más curiosos hasta el lugar.
Entre faros, naturaleza e historia
Sobre la ría de Aldán vale la pena señalar que no se trata de una ría en su definición más exacta, ya que no está formada por la erosión de un río, sino que constituye más bien un entrante profundo en la costa de la ría de Pontevedra. Sin embargo, sí que es cierto que en estas aguas desemboca al inicio el río Orxas, dando lugar a una amplia ensenada en bolsa que abarca playas como las de San Cibrán de Aldán y Vilariño en Hio. Además, en esta parte sur de la ría en su día existieron unas marismas, aunque en la actualidad la comunicación se reduce a un breve canal y el agua de la laguna es ya más dulce que salobre. Dicha laguna es conocida como A Lagoa, o de Vilariño, y en ella todavía se puede observar la presencia de nutrias (londras o lontras en gallego). De ahí que la laguna también reciba el nombre popular de A Lontreira.
Tal y como avanzamos unas líneas más arriba, entre la cara norte de A Costa da Vela y en el límite más al sureste de la ría de Aldán se localiza el enclave natural de Punta Couso. Como sucede con el grueso de la parte oeste del litoral de la península do Morrazo, nos encontramos con una zona en la que predominan los acantilados, la naturaleza agreste y los faros. Un entorno idílico y de película que constituye además el lugar perfecto para disfrutar del atardecer durante cualquier época del año, con el sol escondiéndose en el horizonte marino entre las islas Cíes y las islas Ons.
El Faro de Punta Couso conforma una edificación cónica de apenas 5 metros de altura, anclada a las escarpadas rocas graníticas de este saliente de tierra en el mar. No es un faro que destaque por sus dimensiones, pero sí por su entorno, ya que se localiza en una zona donde el espectáculo de las olas batiendo contra la costa da lugar a una de las estampas más bonitas de la Costa de A Vela, o Suavela, como es también conocida en la zona sobre todo por marineros y mariscadoras. Es importante señalar que la zona en la que se emplaza este vigía-baliza pertenece supuestamente a una propiedad privada para vigilancia y mantenimiento, y es por ello que se trata de un lugar tan poco frecuentado y de difícil acceso. A pesar de ello, existen diferentes senderos, tanto desde la ría de Aldán como desde Cabo Home, que recorren este abrupto litoral hasta alcanzar Punta Couso.
Los arenales paradisíacos de la ría de Aldán
La costa de la pequeña ría de Aldán también destacada por el conjunto de joyas naturales que adornan las orillas de este enclave en forma de grandes y pequeños arenales paradísiacos. De hecho en todo el litoral entre Bueu y Cangas se concentran hasta una veintena de playas de arena fina y aguas sosegadas pues por su ubicación están totalmente protegidas del viento y los fuertes oleajes. Una de las más tranquilas se sitúa justo al fondo de la ría: la playa de Vilariño, una lengua de arena que se extiende a lo largo de 700 metros y en cuyas aguas desemboca un pequeño regato.
Siguiendo el trazado costero hasta Punta Couso nos encontramos con otros arenales como el A Testada, Arnelas, Pinténs, de San Xián, Castiñeiras, Meán o Area Brava entre otros. En la parroquia de Hío destaca por su historia y belleza natural la playa de Pinténs, enmarcada entre Punta Pinela y Punta Ameixide. Se trata de un arenal muy recogido donde suelen fondear pequeñas y tradicionales embarcaciones de pesca. De hecho, lo más curioso de Pinténs es que en este entorno también se han encontrado restos de varias piscinas romanas, dedicadas con toda probabilidad a algún tipo de actividad relacionada con la pesca o el mar.