El otoño es una de las estaciones más mágicas del año para viajar, o hacer alguna escapada, y descubrir todo tipo de rincones de película teñidos de colores cálidos y ocres. En la mayoría de estos casos, la naturaleza es la gran protagonista de los paisajes otoñales y en el caso particular de Galicia, las Rías Baixas conforma uno de los mejores lugares para disfrutar del encanto de una de las temporadas más melancólicas y especiales del año. Parques naturales, miradores de ensueño, bosques mágicos e incluso varias espectaculares cascadas forman parte de esta lista de paisajes únicos para visitar a lo largo del otoño en el sur del territorio gallego.
Parque Natural do Monte Aloia (Tui)
Situado en el límite sur de la Serra do Galiñeiro, el Monte Aloia fue declarado el primer Parque Natural de Galicia en el año 1978. Este sistema montañoso enmarcado en la localidad pontevedresa de Tui se extiende a lo largo de 746 hectáreas de terreno y su cima más alta alcanza una altura de más de 630 metros. De hecho, en el grueso del Monte Aloia sus visitantes podrán encontrar hasta cinco miradores naturales que ofrecen unas vistas espectaculares sobre el río Miño y Louro. Además, este idílico escenario de las Rías Baixas también alberga un recinto amurallado de la época galaico-romana y un pequeño templo religioso dedicado a San Xián, por lo que se trata de un lugar ideal para disfrutar del senderismo y los fantásticos paisajes de otoño.
Monte de Santa Trega (A Guarda)
A Guarda es uno de los destinos turísticos más visitados del sur de Galicia y el Monte de Santa Trega uno de los lugares más emblemáticos de la localidad. El valor arqueológico, religioso y paisajístico de esta cima frente al estuario del Miño lo convierte en uno de los puntos más conocidos de la geografía gallega. Lo cierto es que el Castro de Santa Trega está considerado uno de los ejemplos de cultura castrexa-romana más importante de todo el noroeste peninsular. Además, visitar este enclave único durante el otoño nos asegura encontrar un lugar mucho menos masificado y con unas vistas igual de espectacualres sobre la desembocadura del río Miño, el valle do Rosal, Portugal y el océano Atlántico en el horizonte.
Cabo Home (Cangas)
Sea cual sea la época del año, una de las mejores puestas de sol de las Rías Baixas se encuentra en el corazón de Cangas do Morrazo. Enmarcado entre la ría de Pontevedra y la de Vigo, Cabo Home ofrece al visitante un paisaje salvaje marcado por la silueta de numerosos faros, escarpados acantilados y una naturaleza agreste que confieren al lugar una belleza inherente. Una de las primeras paradas en el entorno de Cabo Home se encuentra a los pies de la famosa "Caracola de Donón", una singular escultura de hierro que funciona como un marco perfecto del sol en cada atardecer.
Bosque encantado de Aldán (Cangas)
Cerca de la ría de Aldán, en los límites del municipio de Cangas do Morrazo se localiza la singular Finca de Frendoal, más conocida por todos como el bosque encantado de Aldán. Cabe destacar que el lugar en cuestión formaba parte del antiguo lugar de recreo de los Condes de Aldán y a día de hoy constituye uno de los tesoros naturales más bonitos y visitados de toda Galicia. Hablamos de un enorme vergel repleto de especies autóctonas y exóticas, viejos molinos de agua e incluso un castillo diminuto que sus antiguos propietarios ordenaron construir en la década de los años 60. Además, este entorno natural en las Rías Baixas también alberga otras joyas arquitectónicas como el Arco dos Mouros y el Arco da Condesa, un cuidado acueducto de mampostería erigido para conducir el agua del río hacia los cultivos.
Castelo de Soutomaior
Situado en plena comarca de Vigo, en un entorno privilegiado sobre el territorio del valle del río Verdugo, el emblemático Castelo de Soutomaior hunde sus raíces en el siglo XII y en la actualidad constituye uno de los conjuntos arquitectónicos medievales mejor conservados de toda Galicia. De hecho, por su situación estratégica, a unos 120 metros sobre el nivel del mar, en el pasado esta fortaleza sirvió de protección y defensa contra los grandes ataques enemigos. La propiedad en cuestión cuenta con un espacio museístico que permite a sus visitantes descubrir los entresijos de su historia así como un enorme jardín botánico, viñedos y bosques que durante el otoño adquiere un encanto de lo más especial.
Bosque de Colón (Poio)
Uno de los rincones secretos más bonitos y especiales de la localidad de Poio se mantiene oculto a plena vista a los pies del Monte Castrove. El bosque de Colón conforma un auténtico pedacito de América en las Rías Baixas y uno de los bosques de secuoyas rojas más grandes de toda Europa. La historia detrás de esta singular arboleda empezó a escribirse en 1992, año en el que el gobierno de Estados Unidos regala 500 ejemplares de esta especie autóctona de California al municipio pontevedrés para conmemorar el quinientos aniversario del descubrimiento de América. Es importante señalar que por lo pronto, las secuoyas rojas de Poio no son todavía ni tan altas ni tan longevas como los ejemplares que existen en otros rincones del mundo, si bien la belleza y el encanto del lugar a estas alturas del año bien merecen una visita.
Mirador de Siradella (O Grove)
El mirador de Siradella se encuentra situado a unos 165 metros de altitud, en el punto más alto del municipio de O Grove. Es por ello que el lugar ofrece una de las panorámicas más espectaculares de la comarca do Salnés e incluso de las Rías Baixas. Desde este punto se puede observar una buena parte del complejor Intermareal Umia- O Grove, la ría de Arousa, el istmo y la playa de A Lanzada así como las islas Cíes y Ons en el horizonte. Una de las curiosidades es que este enclave mágico alberga no uno, sino dos balconadas naturales; la primera de ellas situada a los pies de una enorme mole de piedra.
Fervenza do Río Toxa (Silleda)
La cascada más grande de Galicia se encuentra escondida entre los mágicos bosques de la localidad de Silleda. De hecho, la Fervenza do Toxa se encuentra enmarcada en un espacio incluido dentro de la Red Natura 2000 y considerado Lugar de Importancia Comunitaria (LIC), rodeado de frondosos bosques atlánticos y singulres formaciones rocosas donde es habitual encontrar diferentes tipos de aves anidando entre ellas. Esta cascada gallega presenta una caída libre que ronda los 70 metros de altura, siendo uno de los saltos de aguas más bonitos e impresionantes de las Rías Baixas. Además, en el entorno también se localiza un área recreativa compuesta de bancos y mesas para poder disfrutar de una completa jornada en la naturaleza.
Parque Natural de Carreirón (Illa de Arousa)
Situado en la cara sur de la Illa de Arousa, el Parque Natural do Carreirón alberga una enorme riqueza natural y paisajística. Se trata de un enclave privilegiado que se extiende a lo largo de 1,5 kilómetros cuadrados y cuyos límites se componen de amplios complejos dunares, marismas, lagunas, roquedos y un sinfín de calas paradisíacas que también sirven de hábitat a numersas especies. Además, en todo el parque podemos encontrar varias rutas señalizas que permiten recorrer todo el entorno e incluso avistar a un gran número de aves locales y migratorias. De hecho, al tratarse de un lugar idóneo para el birding, el otoño es sin lugar a dudas una de las mejores épocas para conocer Carreirón.
Fraga de Catasós (Lalín)
Si existe un rincón en el interior de las Rías Baixas que se vuelva especialmente mágico durante el otoño, ese lugar es la Fraga de Catasós. Enclavado a las afueras de la localidad de Lalín en el lugar de Quintela, la también conocida como Carballeira de Quiroga cuenta con un importante bosque de castaños y carballos, algunos de los cuales han sido catalogados como los más altos de Europa en su especie. En esta época del año, las rutas a través de la Fraga de Catasós ofrece una estampa de ensueño, rodeadas de grandes arboledas teñidas de ocre y adornadas en sus suelos con un singular manto de hojarasca. Además, durante el otoño este bosque también es unos de los rincones favoritos para los recolectores de castañas y setas.
Castro de Baroña (Porto do Son)
El Castro de Baroña conforma uno de los asentamientos de la Edad de Hierro más emblemáticos y mejor conservados de toda Galicia. Este enclave mágico se encuentra situado en un entorno privilegiado de Porto do Son, sobre un pequeño istmo rocoso (Punta do Castro) rodeado por mar y con vistas a uno de los mejores arenales de esta localidad coruñesa. La riqueza natural y paisajística de Baroña lo convierte en uno de los mejores rincones para disfrutar durante el otoño, con un océano Atlántico más salvaje y un entorno mucho menos masificado que en temporada alta. Una de las curiosidades más interesantes sobre este castro es que se trata de uno de los pocos poblados que basaban su economía en la producción marítima y agrícola. De hecho, según apuntan los expertos, el recinto amurallado que rodea al asentamiento respondería a razones de conservación del espacio y no tanto a un motivo propiamente defensivo.
Mirador y Fervenza do Ézaro (Dumbría)
En plena Costa da Morte pero aún en los límites de las Rías Baixas, uno de los paisajes más bonitos del otoño lo encontramos en el entorno natural de la Fervenza do Ézaro, la única cascada de Europa que termina en el mar. Lo cierto es que tras un extenso recorrido cuyo tramo final se encuentra en la localidad coruñesa de Dumbría, este espectacular salto de agua de alrededor de 40 metros vierte el caudal procedente del río Xallas directamente al océano Atlántico. Es por ello que este rincón del litoral gallego resulta tan espectacular y visitado, tanto por su singularidad como por su extraordinaria belleza. Además, más allá del encanto natural de la Fervenza do Ézaro, existe un mirador en la zona que permite a los viajeros disfrutar de la mejor panorámica de la Costa da Morte.