Galicia es también apodada como la tierra de los mil ríos debido a su densa red hidrográfica. Los cientos de cursos fluviales que se reparten por toda la geografía gallega se caracterizan, a grandes rasgos, por ser muy cortos en su vertiente cantábrica y algo más largos en la Atlántica, con la excepción del Miño y el Sil. De hecho, el primero de ellos está considerado el río más largo de toda Galicia, recorriendo desde su nacimiento en el norte de Lugo ―a unos 700 metros de altitud en la Sierra de Meira― más de 300 kilómetros hasta juntar sus aguas con las del océano. 

De todo su trazado fluvial, el entorno de la desembocadura del río Miño conforma uno de los enclaves más bonitos y singulares que podemos encontrar en su descenso: un espacio natural de más de 1.500 hectáreas que sirve además como frontera natural entre España y Portugal. Lo cierto es que este estuario transfronterizo alberga uno de los lugares de mayor diversidad biológica de la región, enmarcado en plena comarca do Baixo Miño y perteneciente a la Red Natura 2000. Existen muchas formas de adentrarse en la riqueza natural y paisajística del estuario del Miño, si bien en esta ocasión os proponemos un recorrido desde las alturas hasta los mejores miradores y  panorámicas repartidos entre Galicia y Portugal para disfrutar de esa mágica unión entre el Miño y el Atlántico.

Monte de Santa Trega (A Guarda)

Vista del río Miño desde Santa Trega, en A Guarda. Foto: Shutterstock Shutterstock

La cima del Monte Santa Trega constituye un extraordinario mirador natural sobre el estuario del río Miño, además de ser uno de los puntos más emblemáticos del municipio pontevedrés de A Guarda. Situada a unos 343 metros de altitud, la cumbre de este monte gallego alberga entre sus límites una enorme riqueza histórica, arqueológica y paisajística, pues allí se emplaza uno de los castros más grandes de todo el noroeste peninsular. Al margen de su valor patrimonial, desde el promontorio de Santa Trega se extiende una panorámica de lo más especial que abarca la desembocadura del río y el océano Atlántico, parte del trazado de Portugal e incluso el grueso de los verdes valles de O Rosal. 

Mirador do Niño do Corvo (O Rosal) 

Panorámica Mirador do Niño do Corvo. Foto: Concello O Rosal Concello O Rosal

En el extremo suroeste de la provincia de Pontevedra, entre los límites territoriales de O Rosal y Tomiño se extiende el sistema montañoso da Serra do Argalo, un espacio natural que destaca por su gran valor paisajístico. De hecho, es precisamente en este punto donde se localiza una de las mejores panorámicas del Baixo Miño desde O Rosal, en el conocido como Mirador do Niño do Corvo. Esta balconada natural se enclava a unos 312 metros de altitud y ofrece unas vistas inmejorables del estuario del río Miño, con el horizonte marcado por el Monte Santa Trega, el valle del Taxume y las montañas altas de Portugal

Miradouro Porta do Espírito Santo (Vila Nova de Cerveira)

Porta do Ceu en el Miradouro Porta do Espírito Santo, Vila Nova de Cerveira. Foto: Shutterstock The,Porta,Do,Ceu,(heaven’s,Door),Or,The,Espirito,Santo

Ya en la otra cara del río Miño, la interesante orografía montañosa de Portugal permite a los más curiosos encontrar varios puntos desde los que poder disfrutar de los últimos kilómetros de vida de este curso fluvial transfronterizo. Sin ir más lejos, a solo un paso de la localidad gallega de Tomiño, en Vila Nova de Cerveira se alza un espectacular enclave bautizado como Miradouro do Espírito Santo. Dicho balcón natural se enmarca en plena Serra da Gávea, en el mismo lugar donde todavía se encuentran los restos del templo religioso que da nombre al mirador. De hecho, de la capilla del Espíritu Santo tan sólo se conserva un pórtico de entrada que es conocido de forma popular como Porta do Ceu (Puerta del Cielo) y cuyas ruinas se orientan al estuario del Miño, el trazado costero de Galicia, la isla de los amores y la propia ciudad de Vila Nova de Cerveira. 

Miradouro do Cervo (Vila Nova de Cerveira)

Mirador do Cervo en Vila Nova de Cerveira. Foto: Shutterstock



A excasa distancia del ya citado mirador do Espírito Santo se encuentra uno de los puntos de observación al Miño más conocidos de Vila Nova de Cerveira: el Miradouro do Cervo, en cuya cima se encuentra una estatua del escultor José Rodrigues que representa la figura del animal que es emblema del municipio luso. Este rincón repleto de magia y leyenda se encuentra situado a unos 300 metros de altitud en la propia Serra da Gávea, ofreciendo una panorámica completa de la franja territorial de Tomiño, la isla de Boega y Amores, el Ponte da Amizade y la desembocadura del Miño con el horizonte Atlántico y el monte de Santa Trega a su derecha. 

Miradouro Sino dos Mouros (Caminha)

Vista desde el punto más alto del Mirador do Sino dos Mouros. Foto: CM Caminha

En Caminha, el Miradouro Sino dos Mouros ofrece una perspectiva totalmente única de la desembocadura del Miño, en el punto exacto de unión entre las aguas del río y el océano Atlántico. El mirador en cuestión se sitúa sobre la conocida playa de Moldeo, por lo que en la panorámica de postal que ofrece desde lo alto de esta cima también se puede llegar a apreciar el singular Forte da Ínsua y la característica silueta del Monte Santa Trega. Además de la belleza inherente al lugar, el espacio también acoge una extensa área verde así como varios bancos y mesas de piedra que convierten a este punto de observación en un enclave perfecto para disfrutar de una completa jornada en plena naturaleza y con vistas al estuario del Miño.   

Miradouro de Santo Antão (Caminha)

Vistas al estuario del Miño desde el Mirador de Santo Antão. Foto: CM Caminha

Una de las panorámicas más bonitas del Alto Miño nos traslada hasta el Miradouro de Santo Antão, ubicado a unos 400 metros de altitud en el corazón de la Serra d’Arga, todavía en los límites del municipio de Caminha. Este balcón natural orientado al norte mantiene unas vistas mágicas hacia el horizonte marino y el estuario del Miño, enmarcado en mitad de un bonito jardín con caminos adoquinados. De hecho, la figura del monte de Santa Trega es uno de los elementos que más destacan desde este mirador. Cabe destacar que en lo más alto de la cima del monte de Santo Antão sus visitantes también podrán encontrar un cruceiro de piedra y, apenas unos metros más arriba, un pequeño templo religioso que hunde sus raíces en el siglo XIII.