En plena bocana de la ría de Arousa, y con el océano Atlántico como telón de fondo, se alza una de las localidades más populares de la costa gallega: Sanxenxo, una joya vacacional conocida por muchos viajeros como la auténtica capital turística de las Rías Baixas. Y no es de extrañar, pues este destino del sur de Galicia ha sabido combinar a la perfección su envidiable situación geográfica y clima suave, con una exquisita gastronomía y una oferta turística de lo más completa para transformar a este antiguo pueblo de pescadores en uno de los destinos vacacionales más codiciados y visitados de España.
Lo cierto es que Sanxenxo es a día de hoy un auténtico imán para los viajeros que buscan playas de arena dorada y aguas cristalinas, paisajes de ensueño y un callejero vibrante y lleno de vida. Ahora bien, al margen de sus arenales y ofertas de ocio, los valles y bajos perfiles montañosos de esta localidad gallega también esconden entre sus límites varios cursos fluviales que dibujan junto a sus márgenes algunas de las rutas de senderismo con más encanto de la comarca do Salnés.
Uno de esos itinerarios sigue la estela del río de Dorrón en un agradable paseo que avanza a lo largo de 7 kilómetros (ida y vuelta) entre molinos, pasarelas de madera, frondosos bosques de ribera, campos de cultivo y distintos elementos de la arquitectura popular cargados de historia y tradición. La Ruta Fluvial do río Dorrón ―también conocida como la senda do río Pintillón― se encuentra integrada dentro de los Senderos Azules de Sanxenxo, en una lista que suma ya un total de ocho recorridos. En el caso particular de la senda de Dorrón, el camino toma como punto de partida el entorno del molino de Xián y desciende por el valle de esta parroquia hasta alcanzar la famosa playa de Areas.
En las entrañas del valle de Dorrón
Naturaleza, patrimonio y cultura popular se dan la mano en esta senda fluvial que atraviesa las entrañas del extenso valle de Dorrón. El riachuelo de esta parroquia sanxenxina es el gran protagonista de una extraordinaria senda repleta de paisajes verdes, pequeñas parcelas agrícolas y bosques de ribera que conducen al senderista desde la cuenca más alta del río, a la altura del viejo molino de Xián (en Barreiro), hasta la desembocadura del mismo ya a los pies de la playa de Areas.
La ruta en cuestión presenta un recorrido líneal de unos 3,5 kilómetros sólo de ida, compartida por peatones y cicloturistas, e ideal para disfrutar con los más pequeños de la familia. De hecho, se trata de un camino sin apenas desniveles, a excepción del último tramo que presenta un ligero ascenso llegando al entorno de Barreiro, ya en el límite con el vecino municipio de Meaño, donde además nace el río de Dorrón, en las faldas de los montes de As Laxes, As Fontiños y Outeiro do Peixo.
A lo largo de todo el recorrido, que cruza el río en varias ocasiones a través de pequeños puentes de madera, el senderista tendrá la oportunidad de observar de cerca varios molinos de agua situados en distintos puntos del trazado fluvial: el Muíño da Costa, el Muíño de Quintáns y el Muíño de Felipe, los dos primeros todavía en activo. Cabe señalar que, aunque el antiguo molino de Xián se encuentra situado unos 100 metros más arriba del punto final de la ruta, es posible acercarse hasta su estructura tras ascender por unas escaleras de piedra y cruzar, extremando siempre las precauciones, al otro lado de la carretera que conecta el lugar de Barreiro con la parroquia de Bordóns.
Estas construcciones típicas utilizadas antaño para la molienda conforman las auténticas joyas patrimoniales y etnográficas de este recorrido, aunque no las únicas. La senda fluvial del río Dorrón descubre a su paso varios elementos de la arquitectura popular gallega, concentrados en su mayoría en el lugar do Outeiro, donde se pueden llegar a observar hasta dos lavaderos, algún que otro hórreo y una fuente de agua. También en este primer tramo de la ruta se han instalado algunos bancos y mesas de madera en los que poder pararse a descansar o tomar un tentempié mientras disfrutamos de la naturaleza autóctona y los paisajes verdes que envuelven al grueso del valle de Dorrón.
La cara verde de la ruta fluvial
Tras el acondicionamiento de la Senda Fluvial del río Dorrón, se plantaron alrededor de 1.200 árboles autóctonos siguiendo todo el trazado fluvial desde Areas hasta Barreiro. Además, a mitad de ruta, en el entorno más próximo al Muíño de Felipe también nos encontraremos con un espacio cubierto con geotéxtiles utilizados para la erradicación de especies exóticas invasoras, entre ellas la hierba de la pampa, la caña india y el falso bambú. Para evitar que dichas especies dañinas vuelvan a brotar en la zona se procedió a cubrir el terreno de manera temporal con una geomenbrana opoca que impide el paso de la luz y por ende el crecimiento de las mismas.