El imponente océano se despliega ante los ojos de los comensales de este particular restaurante, situado en el rompeolas más espectacular de las Rías Baixas. La costa del sur de la provincia, que recorre el municipio de Oia en la mágica carretera que une Baiona y A Guarda, oculta un secreto que muchos ya conocen.

El Hotel Talaso Atlántico se erige poco después del faro de Cabo Silleiro para ayudarlo a coronar el agreste litoral de la zona de la frontera sur entre el Atlántico y Galicia. Su restaurante, llamado precisamente Faro, es un alto en el camino obligatorio para todos aquellos que quieran disfrutar de un bocado de mar con vistas al homónimo.

Javier Fins, un joven chef tremendamente enamorado de su tierra, es el encargado de hacer a los comensales viajar por las profundidades del océano con sus exquisitos platos de marisco y pescado, acompañados de las mejores piezas de carne da terra y de los toques dulces que cualquier abuela gallega podría preparar con los ojos cerrados. Un paseo por la Galicia más tierna y más salvaje al mismo tiempo, en una travesía por los recuerdos marinos de la tierra.

Poesía agreste

Fins describe su cocina como "clásica y sin grandes pretensiones", pero la verdad es que cada receta evoca una Galicia "de toda la vida" reinventada. Su nueva carta, estrenada con la temporada de verano, ha incorporado productos de proximidad tanto del mar como de la tierra, para realzar esa gastronomía atlántica que caracteriza su cocina.

Zamburiñas y volandeiras, berberechos, navajas se mezclan con el galo celta y la ternera lechal en un menú único que está enamorando a todo aquel que se atreve a degustarlo. "Tenemos alimentos de gran calidad y lo hemos aprovechado trayéndolos del mar que tenemos delante y los viveros que tenemos en la zona".

Alimentos de proximidad para "apostar por producto de mercado y temporada: hemos trabajado con nuestros proveedores e incorporado otros nuevos para tener la mejor materia prima", dice Fins. Reconoce que, excepto la bollería del desayuno y la pasta fresca, todo lo elaboran ellos diariamente en las instalaciones del hotel a partir de materias primas de gran calidad.

También han incorporado algunos productos que se adaptan a la oferta pero no se encuentran en Galicia, "ocurre con la gamba roja, por ejemplo, que viene de Huelva porque aquí no hay y allí tienen la mejor". Es el caso del caviar de beluga, que traen desde Irán para los paladares más exigentes, "porque responde a la demanda de algunas de las personas que vienen al restaurante".

Cocina sin pretensiones

"No somos un restaurante de hotel al uso, pero tampoco tenemos intención de hacer cocina de vanguardia ni nada del otro mundo", confiesa Javier Fins. El servicio a los clientes alojados, por supuesto, es una prioridad, pero también con esta nueva carta han intentado atraer a clientes que buscan una cocina de calidad. "Queremos que venga gente de cerca también por el reclamo del restaurante".

Algunos de los latos de la nueva carta del restaurante Faro. Fotos: Treintayseis

Fins asegura que "no tenemos pretensión de hacer cocina moderna, pero sí les damos una vuelta a las recetas tradicionales para actualizarlas". Describe, por ejemplo, su tarta cremosa de queso, "que ya no es ese bizcocho seco de toda la vida, porque a la gente le gusta más que sea cremosa y está triunfando". Lo mismo han hecho con sus canelones de ternera, con intenso sabor a trufa, o con sus berberechos aromatizados con aceite de yuzu.

Uno de sus secretos, ya ampliamente conocido, es utilizar agua de mar para conseguir el punto perfecto de sal en cada elaboración. "¿Para qué vas a cocer el marisco en agua con sal pudiendo hacerlo en agua de mar?". Del mismo modo, asegura, se alcanza el punto perfecto de las verduras y otros alimentos, "porque se meten en agua de mar después de escaldarlas y ya absorben la sal necesaria: no necesitamos ponérsela nosotros".

También han comenzado a utilizar algas para sazonar y para completar algunas recetas, "porque también aportan ese punto de sal y un toque diferencial, siempre poniendo muy poco para no maquillar el sabor natural de los alimentos".

Todos estos "pequeños toques" de los que habla Javier Fins han logrado volver a situar este hotel en el mapa de la gastronomía más elegante y más respetuosa con el producto gallego, rozando el lleno cada fin de semana en su espectacular comedor sobre el océano.