La historia del Tintanegra comenzó a fraguarse hace ya casi una década, entre las paredes de una antigua nave de redes de pesca del año 1895, en el corazón de la villa marinera de Combarro. El Tinta fue la apuesta gastronómica de tres amigos que decidieron aventurarse con su propio local, con la ría de Pontevedra como telón de fondo y la vocación inicial de convertirse en una bar-tapería donde todos tuvieran cabida.
Poco a poco, el proyecto fue evolucionando ―tanto en la estética como en la confección de la carta― hasta convertirse en lo que es hoy en día: un auténtico referente gastronómico en la zona de las Rías Baixas. "Esto lo deshicimos y lo montamos todo de nuevo (…) Año a año tratamos de ir mejorando, empezamos como tapería y ahora ya casi somos más restaurante", explica Chicho, gerente del establecimiento. Ahora, el Tintanegra cuenta con nuevas terrazas exteriores con vistas al mar, una selecta bodega de unas 300 referencias de vino y una carta actualizada con elaboraciones para todo tipo de paladares.
Una oferta culinaria para todos los gustos
Una cocina para todos los públicos: así se definen desde el Tintanegra en el mundo abstracto de los conceptos culinarios. "Cuando hicimos la carta buscamos que en nuestro local pudiese comer cualquier persona", asegura Chicho. Arroces, carnes, pescados y mariscos, e incluso platos más propios de la street foood (aunque con una vuelta de tuerca) como el Pollo panko con salsa agridulce o la Hamburguesa de ternera con focaccia. También, las opciones veganas empiezan a aflorar en la carta del Tinta, como la reciente incorporación de la Tosta vegetal.
"Nosotros cambiamos la carta unas tres veces al año", asegura el dueño. Las elaboraciones varían en función de los productos de temporada, buscando las fórmulas culinarias que mejor funcionan según la época y clientela. "En la carta general solemos cambiar dos o tres platos, pero después las sugerencias las renovamos todas", afirman desde el local. Y es que el Tintanegra trabaja de forma habitual con unas siete u ocho sugerencias diferentes. "En verano tiramos más a platos más fresquitos y en invierno buscamos, por ejemplo, platos de caza", continúan. El objetivo al final es que el cliente pueda acceder a una renovada oferta cada cierto tiempo.
Otro de los factores que condicionan estos continuos cambios es la capacidad del local, según relata su dueño. Y es que el Tintanegra ronda un aforo de unas 250 personas cuando todas las terrazas están en pleno funcionamiento. "Buscamos que los platos esten ricos, pero también que su elaboración pueda ser rápida". Sobre todo durante el verano, cuando la ocupación del restaurante ronda el completo prácticamente a diario. "En invierno podemos tener una carta más trabajada, en el sentido de que hay platos que requieren más elaboraciones. Como tenemos menos gente podemos permitirnoslo", afirma Chicho. "Aún así no perdemos la calidad de los productos, eso se mantiene igual todo el año".
Entre los platos más demandados por la clientela del Tintanegra destacan las tostas de pulpo, los arroces (con la nueva incorporación de la variedad de raya), y entrantes como los calamares o croquetas. Pero sin duda, el broche de oro lo ponen los postres caseros del restaurante. Al igual que con la carta convencional, las sobremesas se adaptan a la temporada, aunque hay ciertas elaboraciones que se mantienen en la lista desde sus inicios. El flan de queso, el banoffe o el coulant conforman un tridente inexpugnable en la carta de postres del Tintanegra.
Más allá de sus recetas, este restaurante de Combarro puede presumir de contar con una carta de vinos de unas 300 referencias y la mejor cervecería, siendo uno de los pocos locales en toda la zona de Pontevedra que disponen de la exclusiva 1906 de bodega.
Renovarse o morir: la filosofía del Tintanegra
Entre febrero y marzo, el Tintanegra cerrará sus puertas durante un par de semanas para una nueva puesta a punto. "Cada año cambiamos cosas. Este año le vamos a cambiar todos los baños, cocina…", comenta Chicho. "Al final el local te lo va pidiendo, son necesidades", añade. De hecho, el pasado verano pudieron firmar una de sus mejores temporadas gracias a la ampliación de terrazas exteriores del local. "Cualquier día de julio o agosto fue de reservas completas. Para nosotros fue el mejor verano", asegura el gerente.
Y es que a pesar de los reveses de la pandemia, el Tintanegra ha sabido adaptarse a la situación para ofrecer a sus clientes los mejores productos y servicios. Antes de la llegada de la Covid-19, el restaurante contaba con una frecuente programación de conciertos en directo, y según asegura su dueño, la idea es retomar esta faceta del local en cuanto se pueda. "Nosotros hacíamos los conciertos al acabar las cenas, sobre las 12:15 o 12:30… Ahora, por las restricciones, no tenemos margen", explican. El tiempo dirá cuándo podrá volver la música al Tintanegra, pero mientras tanto, desde el establecimiento continúan trabajando para que todos sus clientes, tanto nuevos como habituales, puedan seguir sorprendiéndose con cada novedad del restaurante.