Casa Samuel: el bar de aldea en Meis (Pontevedra) que supo renovarse sin perder su esencia

Casa Samuel: el bar de aldea en Meis (Pontevedra) que supo renovarse sin perder su esencia

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Casa Samuel: el bar de aldea en Meis (Pontevedra) que supo renovarse sin perder su esencia

Alfonso Blanco, actual propietario, pertenece a la tercera generación de una familia dedicada desde 1946 a este local del Salnés. Aquí, modernidad y tradición caminan de la mano, con espacio para comidas, desayunos, prensa e incluso un puesto de lotería

15 agosto, 2021 06:00

En uno de los márgenes de la carretera que comunica Vilagarcía de Arousa y Pontevedra, aún en los límites del municipio de Meis, se sitúa desde hace ya tres cuartos de siglo un clásico entre las tabernas de aldea y un reclamo reciente entre los ambientes más modernos del Salnés. Hablamos de Casa Samuel, un negocio familiar que ha sabido adaptarse a los compases de la nueva hostelería sin renunciar en ningún momento a su faceta más tradicional.

Y es que las raíces de Casa Samuel son el reflejo más absoluto de todo un proyecto de vida. En el año 1946, Samuel Blanco puso en marcha este modesto bar de aldea, que nació con la vocación inconsciente de convertirse en un lugar único para cada persona. En algún momento de su historia, su interior llegó a albergar la oficina de correos del pueblo, uno de los primeros espacios para el sellado de lotería ―aún hoy tocado por la diosa Fortuna― e incluso una tienda de ultramarinos. Después de tantos años al pie del cañón, el relevo generacional era algo inevitable y a día de hoy es Alfonso Blanco, nieto del primer propietario, el que ha tomado las riendas del negocio.

Versatilidad en estado puro

Interior Casa Samuel. Foto: Thalia García.

Interior Casa Samuel. Foto: Thalia García.

"Abarcamos un montón de perfiles. Esto no es como una ciudad que hay más donde elegir, aquí tienes que ser un poquito de todo", explica Alfonso. Dicho y hecho, esta es una de las máximas que Casa Samuel se ha tomado al pie de la letra: carta, tapeo, vinos, prensa, lotería y todo lo que se preste, tiene su espacio en el "nuevo" local de Vilanoviña. Y digo nuevo, porque fue en el año 2019 cuando Blanco decidió reinventarse y cambiar la imagen de su bar para adecuarla a los tiempos que corren. "Tenía mucho miedo cuando hice la obra porque no quería perder al cliente de toda la vida", admite el propietario. "Somos un bar de aldea. Hay gente que nos conoce por la lotería, otro que nos conocerá por los desayunos y otro porque hay una parra y da sombra. Llevamos 75 años aquí y si queríamos seguir nos teníamos que adaptar".

Ahora, después de un tiempo más que suficiente para la retrospección, Blanco nos confiesa que habituales y nueva clientela (con perfiles y edades de lo más dispares) conviven en perfecta armonía bajo el techo de Casa Samuel. "Esto es un sitio de paso entre Vilagarcía y Pontevedra, se mueven unos 20 mil coches al día", asegura Alfonso. "Nuestro perfil de cliente es super heterogéneo". Y quizás sea ese el secreto de su éxito, o quizás sólo la suma. Pero esa capacidad tan voluble de adaptarse a cada consumidor es algo que sólo sucede en los locales de toda la vida. A fin de cuentas, al pensar en un bar de los de siempre de manera automática se nos vienen a la mente esos locales familiares en los que lo más importante era el buen trato hacia sus clientes.

Terraza exterior Casa Samuel. Foto: Thalia García.

Terraza exterior Casa Samuel. Foto: Thalia García.

Tras una larga trayectoria, puede decirse que Casa Samuel ha conseguido hacerse un hueco y destacar en el panorama hostelero de la zona. "Cuando empecé, pasé de un empleado que tenían mis padres a 29 como es ahora", relata Alfonso. Los primeros meses tras la reforma el "efecto llamada" generó un flujo de consumidores tan grande que incluso llegó a desbordar a su propietario y al equipo. "No es normal que un bar de aldea tenga este volumen", reflexiona. "Yo siempre le digo a mis empleadas: no somos los mejores en nada, pero somos buenos en todo. En todas las facetas cumplimos".

Desayunos, almuerzos y conciertos

Tacos de Casa Samuel. Foto: Casa Samuel

Tacos de Casa Samuel. Foto: Casa Samuel

"Hay un Casa Samuel para cada uno", afirma su dueño. No hay más que pararse a observar durante unos segundos el interior del local para darse cuenta, tal y como comentaba Blanco, que el perfil de clientes es muy variado. Cuando Alfonso recogió el relevo del negocio familiar, una de las primeras cosas que quiso recuperar fueron las comidas. La carta que confeccionaron para el local es un acierto para casi cualquier paladar. "Planteamos la carta también con una parte un poco más tradicional y otra más moderna", aclara.

Entre los básicos de Casa Samuel podremos encontrarnos las clásicas elaboraciones de bocadillos, sándwiches y hamburguesas, aunque siempre con su matiz actualizado. Las tapas para compartir son también un recurrente en las cocinas, donde platos como la croca de vacuno, las croquetas variadas o las bombas de queixo se reparten a diario.

Pero si hay algo que ha dado alegrías ―y lo sigue haciendo― a este local de Vilanoviña eso son los desayunos. "Es algo que empezamos por probar, y debe ser por la pandemia o que la gente no podía salir, pero fue todo un descubrimiento", reconoce el propietario. Tostadas, fruit-bowls, croissants, tortiñas healthy e incluso alguna que otra tarta conforman el variado menú del local para empezar el día. "Nunca pensé que aquí íbamos a dar 180 desayunos completos con zumo", confiesa Blanco todavía impresionado.

El prueba-error es otra de las premisas con las que trabaja el actual propietario de Casa Samuel. "Me cuesta mucho decir que no", admite. De ese run run de ideas fueron surgiendo iniciativas que han tenido un calado importante entre la clientela de este bar de aldea, como los conciertos en directo de los fines de semana. "Un día vino un chico a poner música y me comentó si quería hacer algún concierto", cuenta Alfonso, que no tardó ni un día en darle el visto bueno al  planteamiento. "La verdad es que funcionó muy bien. Yo no sé si iba a tener tanta gente si no fuese por la música", reconoce. "A la gente le apetece, están cómodos, están al aire libre… y es algo que me estoy planteando mantener en la medida de lo posible".

Exterior Casa Samuel. Foto: Thalia García

Exterior Casa Samuel. Foto: Thalia García

Un guiño a sus raíces

Más allá de los servicios, cada vez más el ambiente y el entorno juegan un papel determinante en la experiencia de las personas, y sobre todo, a la hora de escoger el lugar donde pasar el día, disfrutar de una velada en compañía o divertirse hasta altas horas de la madrugada. Alfonso Blanco era consciente de este cambio de rumbo en las tendencias de los consumidores y fue esa una de las razones que le impulsó a modernizar Casa Samuel.

Antigua zona de la oficina de correos. Foto: Thalia García

Antigua zona de la oficina de correos. Foto: Thalia García

"Le dediqué mucho a la parte estética. Aunque me ayudó un decorador, yo tenía muy claro cómo quería plantearlo", asegura. Alfonso no quiso dejar pasar la oportunidad de hacer un homenaje a los inicios de la taberna y por eso cada rincón de Casa Samuel esconde un pequeño guiño a sus raíces. La oficina de correos en la que trabajó su abuelo, y después su padre, ocupa en la actualidad una de las esquinas del local. Si bien con la llegada de la pandemia han tenido que renunciar a parte del mobiliario que hacía trasladarse a épocas pasadas, la esencia del oficio todavía se mantiene.

En otra de las paredes, Blanco tenía pensado ―y en su voluntad todavía está el poder hacerlo― recrear de alguna manera el antiguo ultramarinos, con una estantería llena de "productos de la zona, con miel de aquí… otro que hace unas galletas".  En todo caso, ideas no le faltan. Aunque por el momento, el hueco reservado para ello ha servido a Casa Samuel de bodega improvisada donde las botellas de vino se cuentan por docenas.

Casa Samuel. Foto: Google Maps

Casa Samuel. Foto: Google Maps

Con todo, y pese a que el local se muestra irreconocible tras su paso por chapa y pintura, el pasado de Casa Samuel resuena más que nunca. "No me gustaría perder la esencia. Estoy en una zona rural y me siento orgulloso de vivir en un pueblo", asegura el dueño. Por eso, otro de los mayores guiños al mundo rústico y a su clientela de toda la vida la encontramos en la gran barra central. "Sabía que aquí, en las aldeas, mucha gente viene sola y se encuentra con otros. Si en ese momento no viene nadie, la barra es un sitio seguro", explica Blanco. Y aunque con la llegada de la pandemia (y sus restricciones) la figura de la barra del bar ha perdido un poco de fuerza, la idea y su intención han ayudado a reforzar aún más si cabe esa naturaleza tradicional de Casa Samuel.