El 14 de abril es el Día del bocadillo de calamares. Las razones son desconocidas, pero en un tiempo en el que casi todo lo que existe tiene un día propio en el calendario, poco más hace falta preguntarse. Sobre todo, porque cualquier excusa es buena para darle un bocado a este clásico.

Para algunos historiadores gastronómicos, el origen del bocadillo de calamares está en Andalucía, y su llegada a Madrid, que lo lleva como emblema, vendría de la gran presencia de tablaos flamencos en la capital a partir de mediados del siglo XIX con su consiguiente tradición gastronómica. Otros gastrónomos, en cambio, señalan que son las trabajadoras de las casas nobles de la capital, de origen gallego y asturiano, las que habrían introducido la receta.

Sea como fuere, en pocos lugares como en Galicia se puede probar un calamar de calidad excelente, aunque últimamente se destaca el que proviene de la Patagonia a través de empresas gallegas dedicadas al producto congelado.

Para celebrar este día, en Treintayseis hemos hecho una selección de cinco locales de Vigo donde se puede disfrutar del bocadillo de calamares, desde el más clásico hasta el más moderno e innovador.

Rin Ran

En este local de referencia de Churruca se puede disfrutar del que probablemente sea el mejor bocadillo de calamares de la ciudad. En la carta lo ofrecen en tres versiones: solo los calamares, por 5,80 euros; completo, por 6,80 euros, que vienen acompañados de queso, pan restregado con tomate, ajo, pimienta blanca, aceite, lechuga, tomate y mayonesa; o con ali-oli y cebolla frita, por 6 euros. Además, la ración se puede probar por 10 euros.

Carballo

No menos clásico es el Carballo. A pesar de que su fama le viene por las empanadillas, tanto la tortilla como el bocadillo de calamares son otras de las protagonistas de su carta. Tanto en el local al lado de la Farola de Urzaiz como en el Carballo 3, al principio de la calle Florida, este tridente es lo más servido.

El bocadillo, de tamaño considerable, cuesta 5 euros; la mitad, 3,75.

Fava Rica

De Baiona llegó al barrio de Navia, a la calle Teixugueiras, y se ha convertido en uno de los locales de referencia de la zona. Con una amplia carta de bocadillos, sándwiches, hamburguesas, platos combinados y raciones, uno de sus bocados más celebrados es el de calamares, que se puede disfrutar en diferentes tamaños; el más grande, sorprenderá.

Melitón

En esta bocadillería, prima hermana del Othilio, la calidad y el sabor rezuma en todos sus bocadillos. Tiene mucho éxito el de churrasco, porque fue el originario que surgió del primer restaurante, pero con el de calamares han logrado dar un paso adelante, darle un toque especial a todo un clásico.

En Melitón, el calamar, con un rebozado exquisito, se completa con ali-oli cítrico y kale o col rizada. El precio es de los más altos de esta selección, 11,90 euros, pero los paladares más exigentes no tendrán queja.

Morrofino

Si Melitón da un paso hacia adelante, en el caso de Morrofino es dar varios, acorde con la cocina innovadora que proponen. Con una carta que va variando, en caso de encontrarse con este bocadillo es de prueba obligatoria.