Los días largos, el buen tiempo y las temperaturas primaverales invitan a disfrutar de las terrazas del centro de la ciudad, que reciben encantadas a locales y forasteros para servir sus mejores bebidas acompañadas de deliciosas tapas. Ahora que todavía no hace mucho calor, además, se puede alargar el café de la mañana hasta convertirlo en una buena sesión vermut, en la que la protagonista debe ser esta exquisita bebida que conquista al paladar más exigente.
Más dulce, más afrutado, con más sabor a naranja o a canela… hay vermuts de todo tipo, de todos los colores y de infinidad de sabores que vienen dados por pequeños matices a la hora de su elaboración. Lo único que es inherente a cualquier vermut es que debe servirse bien frío y, por supuesto, acompañado de aceitunas.
El secreto de la elaboración reside en acertar con la proporción exacta de dulce y amargo y, si se puede, ofrecerlo en formato dispensado para que siempre esté bien refrigerado. Los grifos de vermut, al igual que los de cerveza, disponen de un sistema propio de refrigeración que garantiza no solo la conservación de la bebida, sino que se sirva siempre en las condiciones óptimas para ser degustado. Con el grifo, el hostelero no tendrá que guardar la botella en la nevera para servirla a la temperatura idónea y el cliente no tendrá que esperar a que el hielo haga su efecto para degustarlo (por lo que tampoco lo tomará aguado).
En Vigo, muy pocas cafeterías disponen de este servicio, puesto que es una bebida que se ha popularizado recientemente y de la que pocos conocen la ventaja de beberla servida de un grifo. Si bien en Madrid o en muchas otras ciudades de la Meseta el grifo de vermut es indispensable, entre la hostelería viguesa solo se encuentra en unos pocos locales. Entre estos últimos está el Vitruvia Café, un popular establecimiento de la Plaza de Compostela que, además, sirve el que fue declarado mejor vermut del mundo en 2015.
Su grifo dispone del maravilloso vermut Guerra, del Bierzo leonés, premiado por haber conseguido una mezcla única de especias y hierbas para elaborar una bebida exquisita a partir del mosto de uva de la Bodega del Bierzo. Fabricado en Cacabelos (León), este caldo llega a Vigo para ser degustado en una envidiable terraza que se puede disfrutar todo el año y en la que cada fin de semana los amantes de esta bebida se dan cita para disfrutar de uno de los pocos vermuts de grifo de la ciudad.