"Él nunca lo haría" fue una frase que se quedó grabada en el imaginario popular español gracias a una campaña de la Fundación Affinity en 1988 para concienciar sobre el abandono de mascotas, especialmente durante la época estival.

A pesar de las políticas puestas en marcha y las campañas de concienciación, un dato surge como revelador este pasado 2021: España tiene una de las tasas de abandono más altas de Europa y, el año pasado, las protectoras recogieron alrededor de 285.000 perros y gatos en todo el territorio nacional. Una cifra similar a la de años anteriores, pero no por ello debe pasar desapercibida.

Así lo reflejaba un estudio de la Fundación Affinity con motivo de la campaña de este año, que comparte un eslogan que se ha convertido en un clásico. Además del abandono, otra de las partes imprescindibles en este aspecto es la adopción; las protectoras de la provincia de Pontevedra llevan a cabo constantes campañas para poder encontrar un hogar para perros y gatos que se encuentran en el refugio, que debe ser un lugar de paso, no una parada sin retorno.

Y es que tener una mascota no exige solo alimentarla, sino que exige tiempo, dinero, responsabilidad y empatía, destacan desde la Fundación, que inciden en que "nunca es por capricho".

La adopción como solución y como responsabilidad

Para poder acceder a la adopción de mascotas, desde las protectoras refrendan la importancia de conocer el destino del animal, la familia que lo va a acoger y si cumplen los requisitos necesarios para darle una vida como la que se merece. Se excluyen aquellas propuestas que no tengan, por ejemplo, una finca cerrada, para evitar que el animal huya al encontrarse en un entorno desconocido; también, por ejemplo, los que buscan un vigilante para una finca, porque para eso "están mejor en el refugio", señalan a Treintayseis desde la protectora tudense Aloia.

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En el caso del municipio de Tui, en lo que va de año han recogido 52 mascotas y el número total al final de cada año oscila entre 90 y 100; una cifra similar a la de los perros que dan en adopción, contando que la capacidad del refugio es de entre 120 y 130 mascotas. El Concello de Tui ayuda con 1.000 euros para las instalaciones y la comida, pero el resto del dinero se recibe de los socios, que pagan un mínimo de 15 euros, o los apadrinamientos por 5 euros y que permite conocer el estado del animal en cuestión durante todo el año, en el caso de que no se pueda hacer cargo de su mantenimiento en casa.

Además, desde Aloia, formada por más de 20 voluntarios que trabajan "por amor y empatía a los perros", también ofrecen la posibilidad de sacarlos a pasear todos los domingos, siempre que el tiempo acompañe, y hasta allí se desplazan familias con los más pequeños de la casa para disfrutar de ellos. También llevan a cabo charlas en colegios y campamentos para concienciar a los más pequeños contra el maltrato y el abandono, que "el animal no es un juguete, que siente y padece".

Trabajo duro y sacrificado de los voluntarios

El trabajo en las protectoras es duro y sacrificado. Son voluntarios que ocupan su tiempo libre en cuidar de los animales que viven en los refugios y, dado el alto nivel de abandono, su labor con las mascotas, es agotadora. De hecho, la protectora Aloia anunció que paralizaban las adopciones 10 días, del 6 al 16 de agosto, para poder "desconectar" al menos unos días.

Así lo hicieron ver también desde la protectora Os Biosbardos, de Ponteareas, antes de que arrancase el mes de agosto. Con más de 600 animales a su cargo el día a día está cargado de un sinfín de obligaciones que son imprescindibles para el buen funcionamiento del refugio y el cuidado de los que lo habitan, y para la que apenas reciben ayuda pública. En un mensaje publicado en sus redes sociales, cifraban los gastos del año pasado en 209.000 euros, un alto coste que se sufraga con dinero de aportaciones privadas, entre donativos y mensualidades de los socios.

Desde Biosbardos, además, confirman a Treintayseis las complicaciones que están teniendo a la hora de recibir y dar en adopción más animales. En el segundo caso, el coste de 50 euros, a modo de ayuda para poder seguir ejerciendo su actividad, con la mascota desparasitada, con chip y vacunada, parece a muchos excesivo; en el primer caso, el de los abandonos, no han notado un repunte, pero sí un cambio en el tipo de animal abandonado, "antes eran palleiros, ahora también son de raza", muchos que se adoptaron durante la pandemia, "quizás para evitar la soledad", que ahora quieren dejar de lado.

"Nos llaman para decir que o los recogemos o los sacrifican; son amenazas que, aunque ningún veterinario lo haría, nos llegan constantemente", explican desde la protectora. "Nos encontramos en un momento realmente crítico, desbordadas como nunca hemos estado antes, con mucho miedo y preocupación ante el futuro y viviendo un presente desolador", explicaban en su comunicado en redes.

En números, en Os Biosbardos han recogido 178 perros y 314 gatos que cuesta después conseguirles un hogar, muchas veces porque los perfiles que los requieren, que están muy controlados por los voluntarios, no son válidos para el cuidado de un animal.

La importancia de adoptar a los más vulnerables

En el caso de Morrazocan, protectora que aglutina a mascotas de Cangas, Moaña y Bueu, calculan que han recogido, entre perros con y sin chip, 140. En cuanto a la adopción, tratan de fomentar la de aquellos más vulnerables, que necesitan una familia para que el refugio sea solo un lugar de paso. El coste es de 70 euros y la petición es la misma, la de que necesitan que se adopten más, ya que no dejan de entrar animales y el espacio es limitado.

Desde esta protectora destacan el caso de una perrita con un problema de hígado y de crecimiento a la que han hecho muchas pruebas y la necesidad de lograr 3.500 euros en donativos para curarla. Además, hacen hincapié en la importancia de ayudar a los más vulnerables y los más viejos, aquellos a los que se les puede ayudar a que vivan lo mejor posible los últimos años. "Adoptar a un perro mayor no significa siempre que te vaya a durar menos", concretan.

Una llamada de alerta que es común desde las protectoras, que cada semana continúan publicando y compartiendo mascotas que buscan un hogar, donde el amor y el cariño de sus nuevos dueños se corresponda con el de estos altruistas voluntarios que trabajan a destajo en el bienestar de los cientos de animales que cada año son abandonados en la provincia.