La viguesa Ana Martínez es la creadora de Peitana, una marca de ropa hecha 100% a mano y en Galicia. Lo que hace especial a esta firma, además de su artesanía, es que solo disponen de siete unidades de cada prenda y todas ellas son talla única. La tienda, que solo está disponible online, pretende marcar un antes y un después en el sector del textil gallego.
Utilizan patrones propios, "hechos pensando en que siente bien en todo tipo de cuerpos: desde la XS hasta la XXL. En Peitana solo hay una talla: la tuya", reza su presentación. Ana decidió crear una línea de ropa que pueda vestir todo el mundo, "que siente bien a cualquier tipo de cuerpo", lo que consigue jugando con los pliegues y las amplitudes de cada diseño. Lo único que modifican, dice, es el largo de cada prenda, que se adapta al gusto de cada cliente.
Además, la ropa de esta firma no está hecha para todo el mundo, dice, sino para "mujeres decididas y hombres con mucha personalidad". "Homenajeamos a mujeres valientes, feministas y que luchan porque cada persona tenga su lugar en el mundo". Otra de las características distintivas de la marca es que crea prendas unisex hechas para hombres a los que no les dé miedo vestir con identidad propia.
Modistas gallegas son quienes cosen a mano cada una de las prendas, prácticamente exclusivas, en talleres de barrio. Piezas únicas hechas de forma completamente artesanal, pensadas al detalle y preparadas para vestir y rendir homenaje a todas esas mujeres valientes que han luchado por sacar adelante su trabajo como lo ha hecho la creadora de la marca. De cada diseño solo se hacen siete piezas, confiesa, "porque es mi número favorito", aunque también apela a la sostenibilidad y al trabajo artesano: "ni quiero ni puedo ser como las grandes compañías textiles".
Más allá de cualquier estereotipo
"Peitana nace con una intención: eliminar los complejos que surgen a raíz de los estereotipos idealizados que se comunican". El manifiesto de Ana Martínez es muy claro y así lo ha materializado en su ropa, que carece de tallas, de género y de patrones estandarizados.
"No me gusta la ropa ajustada, me gusta la ropa que siente bien", cuenta Ana a este medio, "comercialmente yo tengo una talla 50 y soy más alta que la media, y en Peitana uso la misma talla que una persona más baja que la media y con una talla 38".
Sus modelos combinan estampados de toda clase, cortes, tejidos e ideas que pocos diseñadores se atreverían a mezclar, y logra un acabado magnífico en cada uno de sus looks. "Creemos que la moda es atemporal, que lo que llaman ‘tendencia’ es solo un juego de letras para poder vender más, cuánto más mejor", dicen, por eso Ana selecciona los materiales y tejidos con los que se confeccionará cada pieza para que el acabado sea de enorme calidad.
Estos materiales, además, se adquieren en "mercerías de barrio, de las de toda la vida", ayudando a revalorizar el comercio local. Los tejidos son cortados y cosidos por modistas gallegas "de esas que amenizan las jornadas laborales charlando de historias y de la vida", en talleres pequeños y cercanos. "Cada prenda se trabaja como si fuese oro". Ana asegura que ella realiza gran parte del proceso y supervisa el que no hace de primera mano, para otorgar a cada prenda el cariño y el acabado necesarios.
Mujeres de barrio, mujeres valientes
"Crecí en el barrio del Calvario de Vigo, adoro mi infancia y todo lo que me rodeó", dice Ana. "Mi madre era modista y mi abuela también, para mí era un premio estar con mi madre en el taller". Creció viendo cómo las mujeres para las que su madre cosía iban a probarse la ropa al taller. "Mi madre me dejaba abrir los hilos flojos", dice, que escuchaba las alegrías y preocupaciones de aquellas mujeres, que iban a la modista a mucho más que a dar trabajo a su madre.
A principios de 2020 nació su colección ‘Barrio’, como homenaje a todas esas mujeres que la vieron crecer y la acompañaron en el proceso. Su abuelo, de apellido Peitán, y su madre "a Peitana" por ser su hija, dan nombre a la marca, "que también lleva mi nombre en las últimas sílabas".
Llena de pequeños homenajes, la primera colección de Ana tuvo que esperar un año a ver la luz por el miedo a que la pandemia la desluciera. "No me atrevía a lanzar una línea a la que le había puesto tantísimo cariño con fotos hechas de cualquier manera por culpa de las restricciones, o a que la gente no la acogiese como yo quería, porque todos estábamos más preocupados de otras cosas", reconoce.
Las piezas de su colección de primavera-verano llevan el nombre de "esas mujeres de mi Barrio que tenían una increíble fortaleza, y muchas de ellas nunca lo llegaron a saber". Todas aquellas mujeres, que vivían la vida como querían y nunca se han preocupado por las habladurías y el qué dirán en un barrio "que casi era un pueblo", protagonizan ahora un curioso homenaje en forma de moda artesanal.
"Muchas marcaron un antes y un después porque no se amedrentaron ante las palabrerías envenenadas de la gente y siguieron con su vida, orgullosas". Ana ha conseguido rendir tributo a su particular modo a la gente que le ha conmovido y enseñado, hasta convertirse en la mujer fuerte y soñadora que es hoy.
Así se configura su colección, en la que destacan estampados atrevidos y cortes poco habituales en piezas únicas y pensadas para mujeres y hombres muy especiales. "Es un homenaje a las mujeres de inmensa fortaleza, cada prenda tiene una historia que contar y se basa en esas personas que me han inspirado en el camino".
Ahora continúa creando su colección de otoño-invierno 2021, lo que compatibiliza con los encargos a medida. "Mi negocio siempre ha funcionado con el boca a boca y me sigue yendo bien, hago muchos encargos y desde que nació Peitana hay mucha gente que viene pidiendo modelos de la colección o incluso prendas marcadas por mi estilo y mi forma de trabajar". Su estilo, dice, busca a una mujer que quiera ir cómoda, "que no encargue un vestido que solo se vaya a poner una vez y luego se quede en el armario", sino que sea atemporal y perfecto para cualquier ocasión.