De Barcelona a Vigo, la que vende todo: Bad Gyal incendia Castrelos

"Mis conciertos son una fiesta". Con esa sentencia arrancaba su actuación en el parque de Castrelos Alba Farelo, más conocida por todo el mundo como Bad Gyal, ante unas 65.000 personas (según afirmaba con fervor el alcalde de Vigo, Abel Caballero, antes de que subiera al escenario la intérprete).

Lo cierto es que la artista catalana, icono de la música urbana nacional, no mentía con esa afirmación. El auditorio de Castrelos comenzó ya la mañana del 10 de agosto a llenarse de looks ‘flow 2000’. Cuando el reloj rozaba las las 22:00 horas, una multitud dispuesta a perrear hasta el suelo esperaba impacientemente a que comenzara la música, chillando ante cada estímulo visual que se encendía en el escenario.

Puntual, sin mucha demora, Bad Gyal apareció como una imagen casi celestial para entonar su éxito Blin Blin. Con ese tema daba el pistoletazo de salida a un concierto donde lo primordial fue el show, incluso más allá de la propia música. El cuerpo de baile de la artista no dejó de moverse ni un momento al ritmo de frenético dance hall y subiendo la temperatura de todos los allí presentes.

Si hubiese que definir a la catalana sobre las tablas, una expresión más que acorde sería sin vergüenza, pícara, descarada. Bad Gyal se mantuvo seria durante la hora y media que duró el concierto para demostrar que ella es "la más pegá de España" con motivo.

Así, mientras hacía twerk al son de sus grandes éxitos, como Nueva York, Zorra, Flow 2000 o Su Payita, su expresión facial permaneció congelada, acompañada de lanzamientos puntuales de besos a la cámara que la seguía por el escenario y algún que otro movimiento de pelo plagado de ‘chulería’. Pero a pesar de esa imagen altiva, Bad Gyal no fue fría con su público: "Sé que lleváis todo el día aquí, os he visto con las sombrillas. Lo que me toca a mí ahora es haceros disfrutar. Gracias de corazón".

Vigo se rindió ante el flow de Farelo en una noche despejada y calurosa. Sonaron todas las canciones que han convertido a la intérprete en ‘iconic’ de la juventud española (Candela, Sin Carnet o Yo Sigo Igual, entre otras) así como temas inéditos. El fin de fiesta (porque esa es la mejor forma de definir lo que ocurría en el parque de Castrelos) tuvo como banda sonora Alocao y el himno que catapultó a Bad Gyal al estrellato: Fiebre. Porque ella misma sabe que cuando baila todo el mundo "se vuelve loco" y el público vigués no fue una excepción.

Un grupo de fans de Bad Gyal tras el concierto en Castrelos. Fotografía: Treintayseis