La pandemia lleva con nosotros ya algo más de un año y, desde que se descubrió al paciente cero en 2019, el "nuevo coronavirus" ha ido variando y mutando. Los epidemiólogos ya advertían en aquel primer momento que esto ocurriría, pues los virus no son "estáticos" y en los últimos meses se han descubierto ya hasta siete nuevas variantes.
Lo primero que debemos entender es que no es lo mismo una cepa que una variante ni una mutación. Una mutación es un cambio en el código genético del virus, y si se producen varias mutaciones nacería lo que conocemos como variante. Si la variante sigue mutando y se aleja mucho del virus original empezará a denominarse cepa.
Es decir: la británica y la brasileña son variantes, mientras que el SARS-CoV-2 es una nueva cepa del virus original SARS-CoV-1 que ocasionó una epidemia en el sudeste asiático a principios de los 2000. Todos son coronavirus con síntomas respiratorios, pero no actúan exactamente igual y no responden igual a los tratamientos.
¿Por qué muta el virus?
También debemos entender qué es el SARS-CoV-2, de qué se compone y cómo se comporta. Es un virus derivado del que ocasionó una grave epidemia a principios de siglo, del género Betacoronavirus. Al igual que otros virus más conocidos, como la gripe o el VIH, su núcleo está compuesto de ARN, que es el material genético que caracteriza al SARS-CoV-2 y cada una de sus variantes.
Al contrario que otros virus compuestos de ARN, se ha demostrado que el coronavirus varía menos: se calcula que se producen unas dos mutaciones al mes, lo que permite una mayor capacidad de reacción. El Ministerio de Sanidad, apoyándose en estudios de varios organismos internacionales, afirma que el virus muta "para adaptarse al nuevo huésped": debe hacerse más fuerte para no desaparecer.
Hace solo unos días, Benito Regueiro, jefe de Microbioloxía en el Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, hablaba de que "el virus aprende y se adapta, generando variación en su secuencia genética". En Galicia, el equipo de microbiología del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (CHUVI), dirigido por Regueiro, es el que se está encargando de secuenciar el genoma del virus: se estudia el código genético para conocer cada variante. Así, se realiza un seguimiento y control más exhaustivo del virus, además de identificar las vías de entrada a Galicia de las diferentes variantes.
¿Cómo surgen las nuevas variantes?
Cuando el virus logra que una o varias de esas mutaciones tengan "éxito", es decir, que se adapten mejor al huésped, se crea una nueva variante. En diciembre de 2020 se detectó la primera de estas variantes, cuando Reino Unido notificó que en las primeras semanas del mes había notado un incremento drástico de los casos activos.
Poco después, se detectaron los primeros casos de otra nueva variante en Sudáfrica. Japón notificó en enero que varios viajeros procedentes de Brasil se habían contagiado con una tercera variante.
Todas estas nuevas secuencias genéticas del SARS-CoV-2 se han estudiado ya en pacientes en Galicia, incluyendo también a un paciente que se ha contagiado de una variante procedente de Nigeria.
¿En qué se diferencian las variantes?
Todavía están en estudio porque han surgido hace muy poco tiempo para conocerlas bien, pues también se desconocen muchos aspectos de la cepa original de SARS-CoV-2. Se sabe que las nuevas variantes cambian en términos de transmisibilidad, respuesta a tratamiento y respuesta a la vacunación.
Variante británica
La primera en surgir, denominada B.1.1.7, supone ya el 95% de los casos secuenciados en el CHUVI. Se caracteriza por una mayor transmisibilidad, y se desconoce si produce cuadros de sintomatología más graves, aunque varios estudios han demostrado que aumenta el riesgo de fallecimiento y de cursar síntomas más severos.
Poco a poco ha ido desplazando a otras variantes, por lo que a día de hoy ya es la predominante en casi toda Europa. El mayor inconveniente de la transmisión de esta variante es que el aumento de casos activos podría redundar en un aumento de hospitalizaciones, un escenario con el que nos estamos empezando a encontrar en Galicia.
La buena noticia es que se ha demostrado que no es resistente a la vacuna, es decir, todas las vacunas que están actualmente en el mercado actúan también protegiéndonos contra la variante británica.
Variante sudafricana
La menos detectada en Galicia, solo se han visto casos importados, detectados en trabajadores que están obligados a guardar cuarentena al volver de zonas donde predominan estos casos. Denominada B.1.351, presenta también un aumento de la transmisibilidad, pero no se ha demostrado que provoque cuadros más graves o que aumente la letalidad, aunque también es de muy reciente aparición.
Preocupa especialmente que ensayos de ciertas vacunas (Novavax y Janssen) han concluido que no son tan efectivas contra esta variante, por lo que se sospecha que las de otros laboratorios también perderían efectividad.
Variante brasileña
Esta variante ya ha dado lugar a 30 positivos en Galicia, todos ellos menores de 30 años. La denominada P.1 se detectó en Japón en cuatro viajeros procedentes de la amazonia brasileña y comparte algunas mutaciones con la sudafricana.
También es más transmisible que la cepa original y, a diferencia de otras, lo que preocupa es que evade la respuesta inmune desarrollada en anteriores infecciones: se pueden dar casos de reinfección con sintomatología igualmente grave.
Variante nigeriana
Es una de las que menos se conoce por ser de muy reciente aparición, la denominada B.1.525 se ha localizado en un contagiado en Vigo. Detectada en un viajero procedente de Sudamérica, por ahora es el único caso conocido en Galicia.
A diferencia de las anteriores variantes, esta no presenta un aumento de la transmisibilidad, a pesar de que comparte mutaciones con la sudafricana. Precisamente por estas similitudes, se sospecha que posiblemente las vacunas también reduzcan su eficacia frente a esta variante.