Las navidades están a la vuelta de la esquina y los contagios aumentan de nuevo de forma importante. ¿Serán las vacunas eficaces? ¿Tendremos que volver a las restricciones del invierno pasado? ¿Es culpa de los ciudadanos que repunten los casos o estamos viviendo una relajación también institucional? ¿Volverá a estar al límite el sistema sanitario?
Podrían hacerse un millón de preguntas sobre este tema y las respuestas seguirían sin resolver todas las dudas. Hace casi dos años que se declaró el estado de alarma y comenzó esta pandemia mundial, y todavía hoy existen muchísimas incógnitas, hasta el punto de que algunos incluso dudan si lo que saben es verdad o hemos vuelto a la "casilla cero" del nuevo coronavirus.
De cualquiera de las maneras, todas estas preguntas se podría resumir en una cuestión clave: ¿Son las vacunas todo lo eficaces que deberían?
Un ejército perfectamente instruido
África González Fernández es catedrática de inmunología en la Universidad de Vigo, fue presidenta de la Sociedad Española de Inmunología y es cofundadora de la empresa Nanoinmunotech. Su trayectoria profesional y académica le han garantizado un puesto como referente nacional y mundial, llegando incluso a estar entre las finalistas de los premios europeos a ‘Mujeres Innovadoras‘ en 2017.
Ella misma explica el funcionamiento de las vacunas contra el coronavirus de un modo muy claro: "Nuestro sistema inmunitario se asemeja a un ejército, con soldados que tienen distintos puestos. Los francotiradores, nuestros linfocitos, deben conocer al enemigo para poder saber a quién disparar: por eso los centinelas deben enseñarles una foto de ese enemigo". La foto, explica, son las vacunas. "La primera vez que el enemigo entra en el cuerpo, los centinelas lo identifican y crean una imagen que transmiten a nuestros francotiradores".
González explica que el sistema inmunitario humano "es lento, por eso lo importante es que vea al intruso por primera vez: una vez que ya ha generado las células que lo recuerden estará preparado para una segunda infección".
La clave del funcionamiento de este sistema es, sin duda, que esa primera imagen sea la correcta. "Una vez visto, es mucho más fácil de reconocer: el virus se puede poner gafas, bufanda o dejarse barba y sabremos quién es", explica, "solo si se pone un traje de Spiderman, careta incluida, dejaremos de reconocerlo". Esto significa que, aunque haya variantes del SARS-CoV-2, mientras no se cree una cepa totalmente diferente nuestro sistema inmune vacunado podrá reconocer a ese enemigo y luchar contra él.
Por eso insiste en la importancia de vacunar rápidamente a la mayor parte de la población mundial. "Tanto haber pasado la infección como haberse vacunado garantiza que exista inmunidad porque el sistema seguirá reconociendo el virus, aunque las vacunas pierdan algo de efectividad seguirán evitando muertes y cuadros graves".
Todo un alfabeto
La duda entre la población general surge cuando se comienza a hablar de variantes: ¿Qué son? ¿Por qué el virus muta? ¿Ocurre esto con todos los patógenos? En realidad, ¿es necesario que un ciudadano corriente conozca todas y cada una de las modificaciones que sufre un virus en su evolución natural?
"El virus no va a erradicarse porque su tendencia natural es mutar para adaptarse al huésped, a él tampoco le compensa que el paciente fallezca porque fuera del cuerpo humano no puede sobrevivir", explica África González. Desde su punto de vista, el SARS-CoV-2 está siguiendo una evolución lógica: "El VIH muta muchísimo más que este coronavirus y se ha visto que la gripe incluso ha podido crear ‘virus Frankenstein‘ con cepas aviares y porcinas que son muy peligrosas para el ser humano".
Aunque insiste en que ella no es viróloga, sí advierte que hay una opinión mayoritaria entre la comunidad científica y es que este coronavirus "acabará convirtiéndose en un catarro común". Lo que ocurre es que para esto todavía hace falta esperar, "la Gripe Española duró dos años y mató a unos cien millones de personas, esa mortalidad se ha reducido muchísimo hoy y con este virus ocurrirá lo mismo cuando todo el Planeta haya ‘visto’ por primera vez al enemigo", asevera.
Probablemente, dice, ni siquiera necesitaremos un refuerzo de la vacuna anualmente, aunque es muy pronto para saberlo. "La viruela tardamos siglos en erradicarla, aunque entonces la vacunación no era masiva, pero desde el punto de vista evolutivo llevamos muy poco tiempo de pandemia para poder vislumbrar el final". A pesar de todo, González sí confía en que el fin de esta situación está cerca e incide mucho en la esperanza que otorgan las vacunas.
Insiste también en que debemos ser conscientes de la escasa mortalidad que produce ya la Covid-19: "hemos llegado a convivir con un 15 % de pacientes con enfermedad moderada y solo un 5 % de críticos". La normalidad, dice, "será que el virus circule mucho menos y produzca cuadros leves que afecten a nariz y garganta".
También hay que tener en cuenta, en palabras de González, "que estamos buscando el virus exhaustivamente: si buscásemos y analizásemos cada catarro también encontraríamos miles de casos de gripe, pero esos no se reportan". Nunca un virus ha sido tan monitorizado como el SARS-CoV-2, lo que produce una falsa sensación en el público de que la gravedad es mayor.
"Debemos mantener la precaución, por supuesto, y yo espero que las mascarillas sí que se queden y nos acostumbremos a quedarnos en casa cuando estamos enfermos para evitar contagiar a otros", insiste. "Pero tenemos que tener en cuenta que las vacunas están funcionando y eso se ve en los datos de España, que se ha convertido en un referente internacional gracias al amplio porcentaje de inmunizados que tenemos".
Utiliza también el ejemplo de Israel, que ha demostrado que la tercera dosis en personas vulnerables ha vuelto a frenar el aumento de contagios y mortalidad. "Debemos mantener el foco en los no vacunados, que según los datos del Ministerio de Sanidad representan el 60 % de los ingresos en UCI: el esfuerzo debe centrarse en intentar llegar a esas personas".
"El sistema inmunitario es mucho más que los anticuerpos"
África González coincide con sus colegas de profesión en que un estudio in-vitro no es fiable al 100 % "porque el cuerpo humano y su sistema inmune son capaces de adaptarse: nuestros anticuerpos también mutan". Por eso, aunque se demuestre en los laboratorios que las vacunas podrían perder efectividad ante las nuevas variantes, la realidad es que nuestro propio sistema está capacitado para aprender del virus y seguir luchando con la misma fuerza aunque el patógeno haya mutado.
"Se ha demostrado que hay también una reacción cruzada, es decir, que si el sistema inmune conoce a los coronavirus del catarro común también podría saber defenderse del SARS-CoV-2″. Continuando con su analogía del ejército, González habla de "todo un conjunto de soldados que son capaces de adaptarse a eso nuevo que nos está atacando".
Por todo esto, aunque lleguen nuevas variantes que la OMS incluye en su "lista de preocupación", esto puede significar que es mucho más contagiosa o más virulenta, pero no necesariamente las dos cosas. "Los datos de ómicron, por ejemplo, por el momento apuntan a que únicamente se extiende de forma muy rápida". No obstante, González se mantiene alerta "porque la población sudafricana es muy joven y no sabemos cómo se comportará en poblaciones más envejecidas, aunque yo creo que es la más parecida a un catarro común hasta el momento".
Lo que sí se ha demostrado es que la clave para que se extiendan las nuevas variantes es que hay muy poca gente vacunada: “es importantísimo que pongamos el foco en que todo el mundo conozca al virus". El sistema inmunitario, insiste, "tiene que ver por primera vez la foto del enemigo y no podemos descuidar a los terceros países: esto es una pandemia global".
Si solo se vacuna en Europa, como es lógico, seguirán llegando casos de otros países y continuaremos en el bucle en el que nos encontramos. "Además, hay que verlo desde un punto de vista algo egoísta, pues no solo reducimos contagios y muertes, sino que vacunando a todo el Planeta lograremos reducir las posibilidades de que se desarrollen nuevas variantes", explica González.
La segunda Navidad de la pandemia
"Psicológicamente no podríamos aceptar vivir para siempre sin poder ver y estar con la familia: son importantísimos los abrazos", asegura la inmunóloga. Por ello vuelve a insistir en la necesidad de extremar las precauciones para la Navidad: "actuemos con sentido común y sigamos usando mascarilla, reforzando la ventilación en interiores o incluso aprovechando los planes en la calle y en grupos reducidos o burbujas".
Hace especial hincapié en ese sentidiño que piden las autoridades para estas fiestas, pero con la seguridad que ofrecen las vacunas actualmente. "Desde el punto de vista científico las personas vacunadas tienen una menor carga viral a los pocos meses de la inoculación, por lo que la posibilidad de transmisión del virus también disminuye". Las mascarillas, repite, son clave para minimizar los contagios entre personas vacunadas.
"Debe tenerse también en cuenta que los virus se transmiten mejor en invierno, son enfermedades estacionales porque entran a través de las mucosas por vía respiratoria, que en esta época están más vulnerables". El frío y la humedad, advierte, son los culpables de que los contagios aumenten en los meses invernales. "También sabemos que mientras el sistema inmune no responde, cuando el virus entra en el cuerpo y comienza a reproducirse, es el momento en el que más posibilidad hay de contagiar a otros".
Por ello insiste en la necesidad de mantener las precauciones y, dice con cautela, "recuperar un poco el miedo al virus". "La gente se ha relajado y está saliendo y haciendo comidas y planes en interiores: se están dando todas las circunstancias para que aumenten los casos". Recomienda, por ejemplo, si se va a visitar a la familia estas fiestas, "realizarse un test PCR, que es más fiable que una prueba de antígenos, y así minimizar el riesgo".
Sin perder la tranquilidad, no obstante, González confía en que con el otoño se vaya también este repunte de casos y que la pandemia nos haya dejado enseñanzas valiosas. "La cuarentena se quedará como algo lógico, porque tampoco aceptaremos que haya alguien a nuestro lado tosiendo y estornudando sin mascarilla".
La vida "normal", como tal, ya no volverá, pero este nuevo coronavirus, en palabras de la inmunóloga, "tendrá también sus aprendizajes positivos".