"Estuve prácticamente muerto, me salvaron de casualidad", afirma Celso García (Vigo, 1952). Está sentado tras la mesa de una consulta del Hospital Nicolás Peña y viste una bata blanca con un bolsillo a la altura del pecho que está lleno de adornos; un pin de una campaña de donación de médula, un lazo con un lema sobre donar sangre, varios bolígrafos. Parece el atuendo de un médico de familia, pero él ocupa otro cargo, es presidente de Adrovi, la Asociación de Donantes y Receptores de Órganos de Vigo.

Celso García es una de las tantas personas que en nuestro país ha logrado salir adelante gracias a un trasplante de órganos; en su caso, de hígado. "Fue por el alcohol. De pequeño me había quemado encima del hígado y tenía un lóbulo atrofiado. Empecé a trabajar en la construcción y después me metí en la hostelería, trabajaba de cocinero y empecé a salir de noche", se sincera.

La situación se prolongó hasta que su cuerpo dijo ‘basta’. La operación se complicó y tuvo que pasar 29 días en la UCI (lo normal es estar como mucho una semana tras recibir el trasplante) y otros tres meses hospitalizado, ya que el tratamiento que le habían suministrado le había "atrofiado" la médula y no tenía defensas. Una vez fuera, Celso sintió que había vuelto a nacer. De todo aquello han pasado ya 26 años.

El inicio de Adrovi

Acción de divulgación de Adrovi. Foto: Asociación de Donantes y Receptores de Órganos de Vigo

"Todo lo que antes te parecía indiferente, cuando sales de un problema de estos, le das importancia. Todo te parece distinto, todo te parece mejor", relata el presidente de Adrovi sentado en lo que hoy es el local de su asociación, ubicado en el interior de las instalaciones del Nicolás Peña.

Si una cosa tenía clara Celso cuando salió del hospital era que quería ayudar a otras personas. "He hecho cosas rarísimas desde entonces", confiesa entre risas; desde pasarse un día entero ayudando a una niña a encontrar a su perro perdido a aprovechar su tiempo de recuperación para aprender informática y después, echar una mano ocasionalmente en una tienda de ordenadores de la Avenida de Fragoso.

El culmen de ese ánimo por ayudar a los demás llegó en el año 2008, cuando decidió fundar la Asociación de Donantes y Receptores de Órganos de Vigo para concienciar a la población. La labor de Adrovi consiste en atender las dudas e inquietudes de pacientes que van a someterse a la operación, así como de aquellas personas que viven con un órgano trasplantado o quieren saber cómo convertirse en donantes. También se encargan de difundir la información a través de charlas en colegios, stands en centros comerciales y demás actividades de carácter divulgativo.

Una sociedad cada vez más concienciada

Cada año que pasa mejoran los números de donantes. España está a la cabeza a nivel mundial en este sentido, con una tasa de 46,3 donantes por millón de habitantes en 2022, de acuerdo con el Ministerio de Sanidad. En Galicia, según los datos facilitados por el Sergas, en el año 2022 se llevaron a cabo 296 trasplantes de órganos, hubo 128 donantes y se registraron 1.986 nuevas tarjetas de donantes.

Celso García considera que la sociedad está concienciada, pero ve una clara diferencia entre las ciudades y las zonas rurales. Allí "siempre encuentras un poco más de reticencia", aunque también cree que influye el hecho de que "muchas veces la gente no se preocupa de estas cosas mientras no tocan en la familia". La juventud, por el contrario, es plenamente consciente de la importancia de ser donante a ojos de García.

El presidente de Adrovi no se cansa de resaltar que un solo donante puede salvar hasta "cuatro o cinco vidas": "Siempre digo que esto es un milagro". Actualmente los avances médicos permiten el aprovechamiento de órganos vitales y también de todo tipo de tejidos, como las córneas, los huesos o la piel. Según los datos del Sergas del año 2022, la lista de pacientes en espera de un trasplante era de 253 personas; de ellas, 199 necesitaban un riñón.

Ser donante, ser receptor

Hospital Álvaro Cunqueiro, en Vigo.

¿Pero cómo es el proceso para convertirse en donante? ¿Cualquiera puede donar sus órganos? A pesar de la creciente concienciación ciudadana el asunto todavía está lleno de grises y no son pocas las dudas que surgen entre la población. Celso García explica que hacerse donante es "muy fácil": lo habitual es hacerse con la tarjeta de donante o dejar constancia de ello en las últimas voluntades, aunque para él lo más importante es "hablarlo con la familia".

Si la familia de la persona fallecida es consciente de que quería donar, el trabajo del coordinador de trasplantes es mucho más fluido. Este profesional es quien se encarga de acudir a junto de los familiares del posible donante para solicitar los órganos, incluso si el paciente no dispone de la tarjeta de donante. "Es un trabajo duro porque cada familia responde de una manera", apunta García, aunque admite que "los gallegos solemos respetar mucho la voluntad de los difuntos". El porcentaje de familias que decidieron negarse fue del 16% en el año 2022.

"Los gallegos solemos respetar mucho la voluntad de los difuntos"

A pesar de esa voluntad mayoritaria de ser donante, solo "uno de cada 100" es apto para ello. "En primer lugar hay que morirse en el hospital", explica el presidente de Adrovi. Por ejemplo, las víctimas de accidentes no pueden donar si fallecen en la calle debido al deterioro que sufren los órganos en la espera. También se descartan los pacientes con enfermedades que pudieran afectar al futuro receptor.

El proceso de un trasplante supone el despliegue de un operativo compuesto por un centenar de profesionales coordinado a nivel nacional por la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y donde se mantiene la máxima seguridad de la salud del receptor y la ética de cara al donante. Y tras la operación, llega la historia de esperanza y superación de cada paciente.

"Recuerdo que cuando yo me hice el trasplante teníamos un promedio de vida de 10 años. Yo ya llevo 26. A veces hay problemas, a lo mejor puedes tener un rechazo, no cabe duda de que el paciente debe cuidarse. Pero yo creo que te mueres por otro motivo antes que de eso. Yo ahora sé con seguridad que me moriré de otra cosa", afirma con orgullo Celso García.