Carol L., víctima del sistema prostitucional, en Valencia

Carol L., víctima del sistema prostitucional, en Valencia Biel Aliño

Valencia

La historia de supervivencia de Carol, víctima de abusos sexuales y prostituida a los 17 años: "Era una niña rota"

La captó un "buen samaritano" cuando huyó de la violencia de su hogar. Tras 10 años en el sistema, niega que exista libertad en la prostitución.

28 enero, 2024 06:00
Valencia

Carol L. prefiere no dar su nombre completo. Su historia no es fácil de contar ni de escuchar, pero si decide rebuscar en sus recuerdos, aunque le duelan, es porque cree que es necesario dar voz a las mujeres que han sido víctimas del sistema prostitucional. 

Defiende que hay que escuchar a las supervivientes que, como ella, han sido abandonadas por las instituciones públicas y que son invisibles para la sociedad.

Su caso es el de una mujer que sabe lo que es la violencia desde que tiene uso de razón, una niña tutelada que fue captada a los 17 años para ser prostituida y que cuando quiso salir de ese infierno, no recibió ningún tipo de ayuda. "El Estado ni nos mira", afirma a EL ESPAÑOL.

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Tiene 43 años, nació en Ibiza, en el seno de una comuna hippie, pero pasó toda su infancia entre la casa familiar de Galicia y centros tutelados, de los que guarda un mal recuerdo. "Éramos una familia muy desestructurada. Mi padre cayó en la heroína y la nueva relación de mi madre era de maltrato", relata Carol. 

Su primera experiencia con la violencia fue a los 10 años. Fue víctima de abuso sexual por parte de un conocido del pueblo. Nadie hizo nada, pese a que todos lo sabían. El hombre se presentó en su casa y le pidió disculpas a su madre, sin más consecuencias. 

Carol L durante la entrevista

Carol L durante la entrevista Biel Aliño

Su segundo contacto con el dolor se produjo 5 años más tarde. Su madre la envió a Argentina a vivir con unos familiares. Allí llegó con la "tontería" de todas las adolescentes de querer ser modelo, un sueño que se le truncó rápido. El director de la agencia a la que se apuntó la violó en el primer encuentro.

"Todo este capítulo lo tengo borroso", afirma, pero sí recuerda que ese hombre de unos 50 años la violó "sin forcejeo, ni violencia física extrema". "Estaba en estado de pánico. Después de eso, me llevaron a casa del fotógrafo". Toda la ropa que le facilitaron para la sesión era lencería erótica. "Hicieron material pedófilo conmigo", denuncia. Solo tenía 15 años

"Volví a mi casa aterrorizada, diciendo que no quería ser modelo, que quería estudiar", explica. En ese momento, según detalla, le obligaron a volver a España, donde le esperaba su madre, que tenía una relación de violencia de género "muy extrema".

"Tenía tanto miedo de que su pareja pudiera matarme por la noche que empecé a dormir armada", recuerda. 

Todo esto la transformó. Pasó de ser una niña con buenas notas a dejar de estudiar y a salir con hombres mucho mayores. A los 16, su novio, de 36, la introdujo en el mundo de las drogas.

Captación con engaños 

Esta situación, que Carol califica de "insostenible", la obligó a "hacer una huida hacia adelante". Con 17 años recién cumplidos y casi sin equipaje decidió irse. "Solo quería desaparecer de ese entorno", añade y cuenta que hizo autostop con el único objetivo de dejar su vida atrás.

La persona que la recogió marcó su destino. Ese "buen samaritano" como ella lo describe con ironía, escuchó su historia de abusos y violencias y le pintó un futuro con solo dos opciones: volver a un centro tutelado o prostituirse.

"Me captó con engaños, diciéndome que la prostitución era un trabajo cualquiera y que no iba a hacer nada que no quisiera", señala. "Estaba huyendo del maltrato y de las humillaciones y para mí, era inimaginable volver a un centro tutelado. No sabía que iba a acabar en un sitio peor".

Se refiere al piso de prostitución en el que estuvo mientras era menor de edad. "Pasó todo lo que yo no quería que pasara". Grabada a fuego tiene su primera experiencia: "¿Qué niña de 17 años quiere que le toque un señor de 60 que es o que se está haciendo pasar por cura? No lo olvidaré nunca".

Que ella fuera menor no fue nunca un problema, según afirma. "Las niñas de 17 años en situación de desamparo y rotas por dentro, son los caramelitos de la prostitución", subraya enfadada.

Quitarle el DNI, obligarle a adoptar un nuevo nombre y confiscarle su dinero fue lo primero que hicieron. Si necesitaba salir a la calle, siempre iba acompañada. Tras un par de meses muy duros, logró escapar. Intentó buscar asilo en un centro tutelado, pero sin éxito. "El de la garita me violó y me echaron a la calle. Tuve que volver a la prostitución", denuncia. 

Carol L posa en una parque de Valencia

Carol L posa en una parque de Valencia Biel Aliño

Su segunda experiencia en un centro de menores fue cuando su madre la entregó a la policía. Denuncia que nadie fue a hablar con ella, ni recibió ningún tratamiento psicológico, pese a que sabían que había sido prostituida.

"Lo miro a día de hoy y pienso: ¿qué hicieron conmigo? Todo el sistema de protección de menores es un despropósito. Mi familia no lo hizo bien, pero mi madre estaba en una situación de violencia de género. ¿Qué excusa tiene el Estado? Ninguna. Y el mío no es un caso aislado", reflexiona durante la entrevista.

Volvió a escaparse del centro para menores tutelados y así empezó una etapa de idas y venidas en el sistema prostitucional, unos años que confiesa que no puede recordar "con claridad". En total, más de diez años siendo prostituida.

En el piso de prostitución, dice, tenía "la falsa sensación de que estaba siendo una mujer de éxito". "La imagen que el espejo me devolvía estaba más cercana a la fantasía que me habían vendido de éxito que a la imagen de niña abusada por puteros, que es lo que era", relata Carol L.

De ese piso pasó a otros, conoció con 25 años a un proxeneta y unos años más tarde fue esclavizada sexualmente por lo que ella denomina "un putero rescatador", que la encerró en un pueblo minero de Asturias

"Muerta por dentro"

¿Qué sentía ella durante este capítulo de su vida? Dice que nunca nadie le ha hecho antes esa pregunta. "Era una sensación de ahogo, como de estar sumergida y aprisionada por kilos de aceite, pero pudiendo respirar".

Explica que era un tipo de violencia distinta a la que sufría en su casa, "menos explícita", pero matiza que nunca tuvo sensación de libertad y añade: "Creo que estaba desconectada totalmente y que no habitaban en mí sensaciones. Estaba muy muerta por dentro".

A los 28 años sufrió un episodio que todavía le duele recordar. Una crisis la obligó a ingresar en un centro psiquiátrico. "A los 30 tuve que volver a prostituirme después de unos años y me hicieron físicamente mucho daño". Fue en ese momento cuando se plantó: "Dije hasta aquí hemos llegado".

¿Cómo fue dar ese paso? "Nada fácil", reconoce. Asegura que no contó con ayuda de nadie. "El paso de salir de esa oscuridad es complicadísimo. Estaba sola, sin una red de apoyo y sin ayudas".

Carol L cuenta su historia

Carol L cuenta su historia Biel Aliño

Decidió emprender un viaje de vuelta para estar junto a su madre, que residía entonces en Mallorca, pero no fue bien recibida. Ante las grandes dificultades para encontrar un trabajo, tuvo que dormir en albergues para personas sin hogar.

Acudió a Servicios Sociales, pero minimizaron toda su historia. "Lo único que me dijeron es que no tuviera vergüenza, que la prostitución es un trabajo como otro cualquiera", cuenta. 

Finalmente, consiguió salir adelante con ingenio y creatividad. Montó un negocio muy pequeño de reparto de comida casera, que le ayudó a subsistir. Esos años en Mallorca los recuerda con emoción. Afirma que "pudo ser feliz", con una red de amistades que desconocían por completo su pasado. 

En España en esos momentos surgió el 15M, un movimiento que ayudó a Carol a abrir los ojos. El feminismo la salvó, según enfatiza. Empezó entonces su activismo, que continúa a día de hoy.  

Luchando por su sueño

Actualmente, vive en Valencia. Hace tres años, la asociación Alanna (entidad que trabaja con mujeres víctimas de violencia de género) le dio un hogar y ayuda para subsistir. Tiene dos hijos y no recibe ninguna prestación por parte de la Administración Pública. Perdió el Ingreso Mínimo Vital por un problema burocrático.

"Estoy en las colas del hambre. Se sale de puta, pero de precaria, no", lamenta. "Chelo Álvarez, de Alanna, ha sido una de mis madrinas. Es una mujer comprometida y maravillosa".

Llora durante la entrevista y reconoce que su historia siempre le remueve. "Ya no sangra, pero no deja de doler", afirma y explica que lleva dos años haciendo terapia. "Me emociono porque estoy sana", subraya. 

¿Cómo es su vida ahora? Se está preparando para hacer su sueño realidad. Estudia para poder acceder a un FP de grado superior. Quiere dedicarse a la integración social, para "cambiar los mecanismos que funcionan tan mal". Además, participa en talleres en los institutos para concienciar y evitar la captación de menores.

"Si la vida me hubiera dado otras canciones me hubiera gustado entrar en la universidad", resume. 

Carol L sigue su proceso de curación, pero sabe que es un camino largo. "Estoy muy dañada, no puedo trabajar en hostelería, aunque quiera no puedo. No puedo trabajar de cara al público. En realidad, no puedo trabajar donde haya otros hombres, porque la prostitución te lo daña todo".

Abolicionismo

Defiende un futuro en el que la prostitución no exista y se enfada porque esté tan normalizada en la sociedad. "Si no lo quieres para tu hija, no lo quieras para ninguna otra", argumenta.

Se posiciona claramente a favor de la abolición. "La única ley que realmente podría proteger a las niñas de la prostitución que campa por todos lados es la ley orgánica abolicionista del sistema prostitucional (LOASP)", asevera.

Pide que se escuche a las mujeres prostituidas antes de adoptar medidas y defiende el manifiesto que impulsaron como supervivientes. Reclama más implicación del Ministerio de Sanidad, que haga un estudio de la sexualidad de riesgo y vele por la salud de las mujeres.

Carol L, superviviente del sistema prostitucional, durante la entrevista

Carol L, superviviente del sistema prostitucional, durante la entrevista Biel Aliño

Además, pregunta de qué sirve multar a los clientes mientras las "niñas sigan saliendo de los centros de acogida directamente a la prostitución".

La libertad de elección, en su opinión, no existe en este caso. En este sentido, pone como ejemplo la violencia de género: "una mujer víctima de violencia machista que ama a su marido y sigue con él, ¿está con él libremente?".

Pese a que su vida es una historia de superación, rechaza mandar un mensaje de esperanza a otras mujeres atrapadas en el sistema. "No quiero depositar en ellas la responsabilidad que tiene la sociedad, como si salir de ahí dependiera de ellas", reflexiona. "No puedo decirles que el Estado ayuda, porque ni nos mira".

A su Carol de 17 años tampoco podría decirle nada. "Solo la abrazaría. Quizás para el resto de la sociedad soy una fracasada que no tiene nada, pero yo miro hacia atrás y me siento orgullosa de mí misma".

¿Es posible una sociedad sin prostitución? No duda ni un segundo y responde con otra pregunta: "¿Crees que es posible que los hombres dejen de ver a las mujeres como cosas? Yo creo que sí".