Cavanilles, periodista escéptico y satanista: "El diablo sería hoy una mezcla de Putin, Trump y Maduro"
El autor valenciano, experto en el estudio de los llamados fenómenos paranormales, publica 'Satanismo. Historia del culto al Mal'.
21 septiembre, 2024 21:00Satanás, Belial, Belcebú... son solo algunos de los nombres que se le han asignado al diablo a lo largo de la historia en distintas culturas. Es uno de los personajes más conocidos de las tradiciones occidentales y todos sus nombres siguen despertando hoy en día una gran fascinación.
El periodista valenciano especializado en el estudio de los llamados fenómenos paranormales y militante satanista, Javier Cavanilles, ha publicado esta semana Satanismo. Historia del culto al Mal, de la editorial Almuzara.
El libro relata de una manera magistral la historia de cómo un siervo de Dios se convirtió en un ídolo para las élites que dominan el mundo. "Túnicas negras, velas, sacrificios humanos, abusos a menores... Si por algo se caracteriza la historia del satanismo es por la acumulación de tópicos", cuenta el autor.
Sin embargo, la realidad es muy distinta. Ni beben sangre, ni van vestidos de negro o les gusta el rock o la música metal.
"Es más fácil encontrar a un satanista en una universidad que en otros sitios. Yo escucho música country, no llevo tatuajes y visto como si votara a Ciudadanos, en plan pijo".
Según Cavanilles, la creencia en la existencia de una especie del dios del mal es hija del clima político que vivieron los judíos en el periodo que transcurre entre la redacción del Antiguo y el Nuevo Testamento, y que llega a su máximo apogeo con la aparición de una nueva religión fundada por Jesús de Nazaret.
"Desde entonces y hasta hoy, serían los cristianos los verdaderos creyentes en el maligno, aunque algunos grupos han intentado reescribir su biografía y apropiárselo".
La religión, la política, la literatura, la filosofía, la música o el true crime fueron moldeando la creencia del satanismo como la definición del mal, que consiguió volverse contra sus creadores y acabó alumbrando, en los años sesenta, la Iglesia de Satán.
La obra, la primera de este tipo que se publica en España en 14 años, se presenta el próximo 10 de octubre en la librería Imperio, en la calle Sueca 29 de Valencia. "No es necesario venir de negro", avisa.
Patrimonio del cristianismo
Javier Cavanilles estudia los fenómenos paranormales desde un punto de vista crítico y escéptico. Es miembro de The Satanic Temple y de la asociación Satanistas de España. Experto en teorías de la conspiración, fue reconocido con el premio Pérez Cobo que otorga el Círculo Escéptico.
"El libro está escrito por un satanista, pero no es un libro para satanistas y la parte doctrinal la dejo fuera porque es puro bla-bla-bla. No entro en ese tema porque el libro es la historia del satanismo. Normalmente, estos trabajos son mucho de velas, misas negras... Pero yo publico un estudio. Elimino la parte religiosa de la fe, que es muy respetable, y me centro en el hecho histórico", detalla en una entrevista con EL ESPAÑOL.
- ¿Qué es el satanismo?
- "Es una religión. De hecho, durante mucho tiempo y en algunos sectores del cristianismo, tiene más importancia el mensaje satánico y satanista que el cristiano. Hay momentos de la historia en que los curas están más pendientes de amenazar con el demonio que en el mensaje de Jesús. Es una doctrina puramente cristiana. Otras religiones no tienen una figura tan poderosa de un Dios malo que solo es malo, es un patrimonio exclusivo del cristianismo".
A juicio del autor, la diferencia fundamental entre el satanismo y el resto de religiones es que "los satanistas asumimos que todos los dioses son falsos como algo normal".
"Es un tema que no nos preocupa, puedes seguir siendo religioso sin la necesidad de una serie de dogmas que acaban por envilecer el mensaje fundamental de lo que es una religión".
- ¿Pero el diablo existe o no?
- "Como concepto, sí. Igual que Dios, pero nada más".
- Y si existiera, ¿a quién se parecería hoy en día?
- El diablo no tiene una imagen negativa para mí. Pero hoy sería una mezcla de Putin, Trump y Maduro".
El periodista valenciano expone en este trabajo que el cristianismo se extendió porque el mensaje de Jesús caló en millones de personas y por su capacidad organizativa. Pero también porque los sacerdotes lograron imponer "una doctrina unificada que legitimara sus ansias de poder". Considera que, a la hora de fijar la ortodoxia, Satán fue un argumento de peso.
"Llega un momento en que los seguidores de Jesús entienden que ellos tienen que tener la razón. Se dan cuenta de una cosa que es magistral porque ahí nace realmente la conspiración moderna. No solo es que ellos tienen la razón, sino que todo el mundo sabe que tienen la razón".
- ¿Por qué la figura de Satán es tan seductora?
- "Tiene que haber un malo siempre. ¿Cómo se llama el bueno de Fu Manchú? No se acuerda nadie. Tiene que haber un malo a la altura. Si en los evangelios a Jesús no va a tentarle el diablo, no se come un colín. Cuando Jesús rechaza las tentaciones del diablo es cuando supera la prueba y la gente piensa que es un tipo muy poderoso".
- Explicas en tu libro que con el presidente estadounidense Ronald Reagan el satanismo aprovechó para reivindicarse, ¿por qué?
- "Es cuando aparece el pánico satánico. En ese momento el problema del país era que había más redes de satanistas que satanistas propiamente dichos. El llamado pánico satánico de los ochenta fue un invento de los sectores más conservadores del país, de los medios de comunicación, del auge de teorías psicológicas de dudosa base científica".
Solo en Estados Unidos se registraron más de 12.000 supuestos relatos de abusos bajo ritual satánico.
"La bola fue creciendo y cientos de personas fueron a la cárcel por supuestos abusos que eran mentira. La gente se pregunta ahora cómo pudo pasar. Solo en la llamada caza de brujas murieron 50.000 personas en la hoguera y torturadas... y las brujas no existen. Puede pasar y pasó".
Nuevos adoradores
La obra llega a los principales puntos de venta de España tras nueve meses de preparación.
El libro empieza con un análisis sobre el concepto de Satán, su evolución y acaba estudiando los nuevos movimientos surgidos en EEUU que creían formar parte de esa lucha entre el bien y el mal, "con Trump como profeta". ¿La conclusión? "Todos nos veremos en el infierno".
"La realidad es que, pese a la leyenda negra, las sectas satánicas no existen y los satanistas no son un problema", escribe Cavanilles en su libro.
No obstante, hoy en día muchos piensan que el mundo está en manos de los adoradores de Satán. "Uno de ellos es el director del digital Rambla Libre, Enrique de Diego".
En su último libro, Letizia, satánica y adúltera (2023), "asegura entre errata y errata que la monarca rinde culto al maligno". Además, "desde el punto de vista conspiranoico, está el periodista para mentes galácticas Rafa Pal, que vino al mundo para hacer que De Diego parezca sensato".
También señala que a la lista se une de vez en cuando Lucía Etxebarría, "que alertó de los peligros que acechaban tras la actuación con tintes satánicos de la cantante irlandesa Bambie Thug en la última edición de Eurovisión". Casos que parecen anecdóticos, pero que son "semilleros de disparates que poco a poco dan sus frutos".
"En lo de Lucía Etxebarría es simplemente su ignorancia y capacidad para meterse en el charco. Sin embargo, Enrique de Diego está convencido de que la Letizia rinde culto a Satán. Si tuviera que regalarle a alguien mi libro sería a la reina Letizia".
Cavanilles cree que es muy difícil que el satanismo pueda convertirse en un movimiento de masas.
Pero advierte de que, a nivel político, sus propuestas podrían resultar más atractivas "a medida que el integrismo cristiano gane fuerza". "Trump consiguió su primer mandato gracias, en parte, al movimiento evangélico", recuerda.
Por ello, Javier Cavanilles concluye que para frenar esta ola conservadora es necesario un buen plan. "Quizás Satán es la mejor opción para los buenos".