Valencia

La iglesia más antigua de Valencia esconde un auténtico tesoro del Imperio romano. Data del siglo III y fue un hallazgo inesperado que volvió a poner en valor a la Valentia romana

La parroquia ha habilitado la zona para que los visitantes contemplen los restos de la célebre construcción: la spina central del Circo Romano de Valencia. Acceder al conjunto completo es posible, al igual que se ofrecen visitas guiadas regulares toda la semana.

En el corazón de la capital valenciana, concretamente en el barrio de La Xerea, se encuentra la Iglesia de San Juan del Hospital. De hecho, fue la primera parroquia construida tras la conquista de Jaime I.

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La historia narra que en 1238, cuando Jaime I de Aragón tomó Valencia, le acompañaban los caballeros sanjuanistas -la Orden de Malta-. En agradecimiento, el rey les concedió unos terrenos situados junto a la puerta de la Xerea. Allí edificaron un hospital, la iglesia, una residencia y un cementerio.

El templo primitivo fue construido según la tradición románica. Pero fue a principios del siglo XIV cuando se amplió y se incorporaron novedades góticas propias del estilo mediterráneo.

No solo sufrió esta reforma; la más reciente, entre 1996 y 1997, fue unas excavaciones en el Patio sur de San Juan del Hospital, en el antiguo patio de la Cofradía de Santa Bárbara y mausoleo de la emperatriz Constanza de Grecia.

Para sorpresa de los arqueólogos, aparecieron enterradas las ruinas la spina del Circo Romano de Valencia que datan del siglo III.

En el Conjunto histórico de San Juan del Hospital se pueden observar varias líneas que delimitarían la extensión de la spina del Circo en las losas del suelo del patio exterior. Estos trazos ayudan al visitante a imaginar y comprender cuál era el tamaño del monumento.

Líneas trazadas en las losas del suelo para dar una idea al visitante de los límites de la spina. EE

Quien desee conocer a la Valencia en su esplendor y varios siglos atrás tiene varios horarios a su disponibilidad: lunes y viernes a las 11; y domingo a las 17:30 horas.

Se trata de un tour completo, por ocho euros, que permite remontarse atrás en el tiempo e imaginar cómo ha ido cambiando, a través del tiempo, la iglesia y lo que la rodeó.

También está permitida la visita de grupos con guía externo. Para ello, se necesita reservar con anterioridad y la tarifa se reduce a dos euros, aunque solo es posible ver la iglesia.

Sin embargo, por un euro más y con un guía propio de San Juan del Hospital, dirigirá a las personas interesadas hasta cada rincón del complejo histórico y ofrecerá su respectiva explicación.

Capilla del siglo XIII que aún se conserva en el conjunto de San Juan del Hospital. Raquel Granell

Además, en el patio sur del recinto histórico se localiza el que es considerado el único cementerio medieval urbano que conserva Valencia. Además, su capilla del siglo XIII es uno de los escasos ejemplos de tal singularidad que quedan en Europa.

Se trata de una capilla funeraria fundada por Arnau de Romaní en el siglo XIII. Se cree que fue la primera manifestación de arte ojival en Valencia.

Desde la Iglesia aseguran que esta es una de las visitas "más especiales y bonitas". Se realiza por la noche los jueves a las 21 horas, aunque solo para conocer el cementerio medieval.

La parroquia, por sí misma, posee una sola nave con capillas laterales, cubierta con bóveda de cañón apuntado, ábside poligonal y muros sólidos con ventanas rasgadas y cerradas con alabastro.

De hecho, conserva uno de los escasos testimonios de pinturas murales de transición del románico al gótico. Se encuentran en la capilla de San Miguel Arcángel y son de finales de siglo XIII por su iconografía, composición, colorido y detalles ornamentales.

Circo romano de Valencia

Aunque se tenían sospechas acerca de su paradero, no fue hasta que toparon con la spina cuando se pudo confirmar su presencia. 

La urbe contaba con un edificio sólido tan grande y popular como un circo, considerado un "lujo y signo de especial categoría" para la ciudad que lo albergaba.

Albert Ribera i Lacomba, en su investigación acerca de este hallazgo, pone de manifiesto que Valentia, dentro del contexto hispánico, fue una ciudad importante, como asimismo evidencian los hallazgos de la zona del foro y su misma categoría de colonia romana.

Por sí misma ya implicaba que Valentia poseía mayor categoría que los municipios cercanos de Saguntum, Edeta y Saetabis.

Los circos eran una de las instalaciones más preciadas allí donde se construían. Junto con el teatro y el anfiteatro, su propósito principal era entretener al pueblo.

En concreto, se hacían servir para albergar carrera de carros, aunque también tenían lugar luchas de gladiadores o espectáculos con animales salvajes, para lo que se cerraba la arena y se habilitaba un espacio más reducido al lado del hemiciclo.

Fragmento de la spina del Circo romano de Valencia. Raquel Granell

La spina, sin duda, era la zona más monumental, sobre la que se instalaban templetes, obeliscos y otros pequeños monumentos, además de estanques. Los extremos tenían forma circular y sobre ellos se disponían tres monolitos cónicos alargados.

Sobre la spina se colocaban dos aparatos para contar las vueltas, con siete delfines alineados, que se inclinaban de uno a uno según los carros iban cumpliendo las vueltas. 

La arena era el espacio por el que discurrían los carros, que daban las siete vueltas preceptivas alrededor de la spina.

Por lo que respecta a las gradas, se solían sostener por bóvedas perpendiculares a la arena. En los circos más pequeños, el graderío descansaba sobre muros paralelos con asientos de madera.