¿Fue usted un niño feliz? ¿Come a horas regulares? ¿Suda más de lo normal? Las preguntas del doctor ayurvédico son de no dar crédito, cuando no sonrojantemente escatológicas. El cuestionario, interminable, resulta sin embargo crucial para determinar a qué dosha o biotipo se pertenece y establecer el tratamiento.
Ciencia de la vida es lo que significa en sánscrito ayurveda, el arte de curar más antiguo que se conoce junto con la medicina china, reconocidas hoy ambas por la OMS. Su concepción de la salud se enfoca más en las causas del malestar que en sus consecuencias y, sorprendentemente, no contempla enfermos, sino personas que han perdido la armonía entre el cuerpo, la mente y el espíritu. Restablecer pues el equilibrio entre lo emocional y lo estrictamente físico es el objetivo de esta filosofía de vida con cerca de 5.000 años de historia.
Esperanzo al monzón
Kerala, la despampanante última esquina del sur de la India, es uno de los estados donde sus saberes ancestrales están más arraigados. Los despachan farmacias y hospitales perfectamente homologados –sus médicos han estudiado durante más de cinco años en los cerca de trescientos colegios universitarios que se consagran al ayurveda por el Subcontinente–, así como hoteles de más o menos lujo frecuentados por extranjeros, cada vez más interesados en este modelo holístico de vida saludable.
Aunque aquí y allá podrás darte uno de esos masajes con aceites que son el santo y seña del ayurveda, para un verdadero tratamiento habrá que contar con un par de semanas, a ser posible durante el monzón –entre junio y octubre–, la época más favorable. Durante el reconocimiento, el doctor, que en ocasiones también será titulado en medicina occidental y casi siempre hablará inglés, en lugar de análisis y radiografías ahondará en aspectos como la complexión corporal, el color de la lengua y el iris o la cadencia del pulso, amén de someter al paciente al mencionado y más extravagante de los cuestionarios.
Una vez listo el diagnóstico, cada jornada arrancará temprano con una sesión de yoga y meditación para, tras el desayuno, comenzar con los masajes a cuatro manos con aceites esenciales, la ingesta de preparados florales que crecen por las verdísimas geografías de Kerala, las sesiones de ejercicio en plena naturaleza y, sí, también las inevitables purgas con las que, en los primeros días, el cuerpo se irá purificando hasta que regule bien sus funciones. Aliñar o no la terapia con escapadas por esta región que no tiene desperdicio queda a gusto del consumidor, siempre que respete la dieta, personalizada como todo el tratamiento, y rigurosamente vegetariana.
Puede sonar espartano, pero engancha (¡palabra!). Al terminar se duerme a pierna suelta, la piel está más bonita, se rebosa energía y se agudizan tanto los sentidos que más de uno garantiza que hasta se disfruta más haciendo el amor. ¡Porque nadie dijo que hubiera que estar enfermo para entregarse a las sabidurías del ayurveda!
Guía práctica
Vuelos
A través de buscadores como Trabber o Skyscanner pueden compararse las tarifas de las compañías que unen España y Trivandrum o Thiruvananthapuram, la impronunciable capital de Kerala: con dos escalas, a partir de unos 650 € ida y vuelta combinando vuelos de Jet Airways y Etihad; con una única escala en Dubái o Doha, puede volarse en marzo desde Madrid o Barcelona con Emirates o Qatar Airways por unos 800 €. En función de la localización del centro ayurvédico elegido, puede interesar consultar otros aeropuertos de la región como Cochín o Kannur. Imprescindible tramitar con antelación el visado a la India.
Centros de ayurveda
Entre los más reconocidos figura Somatheeram, uno de los pioneros en promover la ciencia ayurvédica entre los viajeros internacionales. Con sus sencillos bungalós frente al mar junto al pueblito de Chowara, propone programas de purificación, rejuvenecimiento o gestión del estrés a partir de unos 1.500 € (dos semanas de estancia, tratamiento y pensión completa incluidos). Si algunos como el Kottakkal Arya Vaidya Sala vienen a ser lo más parecido a una clínica, hay otros como el Rasa Ayurveda que se enfocan solo en mujeres, y también brotan como champiñones los hoteles con centro de ayurveda. Tan exclusivos algunos como el Relais&Châteaux Niraamaya Surya Samudra y el Beach & Lake Ayurvedic Resort, en las playas de Kovalam, mientras que a los pies de las montañas de los Western Ghats el Kairali Ayurvedic Healing Village ofrece hasta cursos de cocina ayurvédica y el Kalari Kovilakom proporciona sus terapias dentro de un exquisito palacio con dos siglos a sus espaldas.
Explorar la región
Los centros ayurvédicos pueden a menudo organizar los desplazamientos desde el aeropuerto así como visitas por la región a través de agencias locales. Otra buena opción, y en absoluto prohibitiva, será contratar un coche –con conductor para evitar sobresaltos–, para recorrer lo más interesante de Kerala. En este bellísimo destino será del todo imprescindible recalar por sus célebres canales o backwaters a bordo de un kettuvallam, las barcazas que antaño transportaban el arroz que crece por este lírico universo anfibio, así como por la histórica ciudad de Cochín, oficialmente Kochi.