Londres, París, Ginebra… lugares donde, con tu salario de currito, vivir se hace cuesta arriba. Sin embargo, nada es imposible y -aunque haciendo malabares- podrás (sobre)vivir a la ciudad. ¿Cómo? Así:
Toma prestada comida de tus compañeros de piso
En Friends, Joey entraba en casa de Mónica como si nada, se dirigía hacia el frigorífico, lo abría sin pestañear, sacaba un par de cervezas, algo de embutido, cortaba unas rodajas de pan y se preparaba un sándwich. Bueno, probablemente el sándwich de Joey fuera mucho más contundente de lo que hemos descrito, pero la esencia de la idea es más o menos esta, la de “tomar prestado” algo de comida. Si alguna vez tu compañero de piso te llama la atención, siempre podrás recurrir a la (mala) excusa de que nunca recuerdas qué balda es la tuya.
También puede funcionar la maravillosa táctica del “¿puedo probar?”. Por supuesto tu amigo no te prohibirá un pequeño bocado, y ahí, querido menesteroso, es cuando tienes que atacar y tomar cantidades que satisfagan a tu pobre estómago.
Otra cosa a la que puedes recurrir es ir a los food markets: paséate entre los puestecitos de comida, siempre habrá algún vendedor que te dará de probar su producto. Y así, de stand en stand, llena tu barriga. Eso sí, al final de la travesía tendrás una explosión de sabores en el paladar.
Ve andando a todos los sitios
El metro, el autobús o el tranvía puede resultar caro en según qué ciudades. El transporte público (hemos obviado que, por supuesto, no te mueves en taxi) es un gasto fijo que se puede evitar, y no estábamos pensando en eso de colarnos, ya sabes que el remedio a veces es peor que la enfermedad. ¿Nuestro consejo? Patéate la ciudad con esas preciosas piernas. De esta manera, además, matarás dos pájaros de un tiro porque, además de ahorrarte dinero en transporte, te ahorrarás dinero en gimnasio, créeme.
Usa sólo dinero en efectivo
Olvídate de la tarjeta de crédito, es un saco sin con fondo, aunque tú no lo quieras ver. Además, es mucho más sencillo controlar lo que gastamos si dejamos de utilizar las tarjetas. Lo mejor es que saques una cantidad determinada de dinero para la semana y que te ciñas al plan/presupuesto. Una vez que tu cartera esté vacía, dejarás de gastar. Así de sencillo.
Investiga los precios del mercado
Las legumbres y pastas son más baratas en el supermercado X, la carne fresca mejor comprarla en la carnicería del barrio y las verduras en el Frutalia de al lado de tu casa… y así. Para saber cuál es el lugar más económico, deberás hacer un exhaustivo estudio de mercado y después comprar donde más barata te salga la compra del mes (aunque tengas que ir a cinco lugares diferentes para que la balanza nunca se desajuste).
Engaña a algún pariente
Es tan sencillo como decirle que necesitas unas semanas su sofá. Y ya sabes el final de la película. No es lo ideal, porque, a pesar de que ahorrarás mucho dinero en alquiler, puede que tengas que gastarlo en fisioterapeutas para corregir la postura de tu espalda. Entendemos que, si eres de los que tienen vergüenza, preferirás compartir habitación en vez de gorronear espacio en el salón de tu tío el de Las Rozas.