Swazilandia se llama, ahora, Esuatini o “tierra de los suazis”. El rey de la antigua colonia británica anunció al planeta el cambio de nombre en 2008, coincidiendo con el cincuenta aniversario de su independencia. Mswati III es polígamo y uno de los últimos monarcas absolutos del mundo. Sus súbditos le atribuyen poderes divinos como provocar la lluvia, el bien más preciado de un territorio fundamentalmente rural.
Lobamba
La capital legislativa de Esuatini exhibe el inmenso Palacio Embo, construido por los británicos. Fue la residencia del monarca aunque, actualmente, el rey mantiene su morada a 10 kilómetros de la ciudad. Lobamba cuenta con varios museos, parques, paseos y algunos edificios de interés y, como no podía faltar, el Estadio Nacional de Somhlolo que acoge competiciones futbolísticas y deportivas y eventos tradicionales vinculados a la Casa Real. El único aeropuerto del país, Matsapha, se localiza muy cerca de la ciudad y en las proximidades existen zonas de gran interés como Mlilwane y la Reserva Natural de Mantenga.
Mlilwane Wild Santuary
Ofrece un safari tranquilo. Bicicletas de montaña, caballos o un buen calzado son suficiente para disfrutar de un placido recorrido por los pequeños bosques de acacias y lagunas en las que habitan hipopótamos, cocodrilos y algún leopardo. Mlilwane es un parque natural en el que abundan aves y animales herbívoros como impalas, cebras, ñus, kudus, antílopes de agua o facóqueros, una especie de jabalí verrugoso que, además, es el símbolo de la reserva.
Este santuario de vida silvestre es el destino ecológico más popular del reino. El nombre, Mlilwane, significa pequeño fuego y derivó de los numeroso incendios provocados por los rayos en la colina. Las llamas desataron el movimiento de conservación en la antigua Swazilandia y gracias a esa iniciativa, actualmente, es posible encontrar hábitats muy diferentes y realizar muchas rutas, incluso a pie.
El campamento de descanso de Mlilwane ofrece, además de las casas tradicionales suazis, diversos alojamientos, piscina y restaurantes. Al final del valle, se sitúan el mercado de artesanía y la fábrica de velas. Otros centros turísticos muy cercanos como Malkners y Ezulwini disponen de atracciones únicas y hermosas tiendas de arte local.
Mantenga, limítrofe con Mlilwane, fue el primer espacio natural protegido del país. Ezulwini Valley o Valle del Paraíso está atravesado por el río Usushwana y custodiado por una suave y florida cordillera. Aguas arriba se encuentra uno de los grandes atractivos del valle, la Cascada Mantenga, un salto de agua que se precipita sobre el cauce del río desde 40 metros de altura. Entre los montes se encuentra el “castillo” o “la montaña de las ejecuciones”, una cima rocosa desde la que, en otros tiempos, se empujaba al enemigo al vacío.
Este valle es muy conocido por sus magníficos recursos naturales y, sobre todo, por albergar la Villa Cultural Mantenga. Una auténtica muestra de las costumbres, la forma de vida, las castas y la cultura de los suazi. Un “espectáculo” que se muestra, a diario, a los turistas. El suelo de la aldea está recubierto con excremento de vaca, bien aplanado y seco, muy útil para evitar que se levante el polvo. La chozas redondas de paja están perfectamente ordenadas. La primera es la de las vírgenes y poco después se encuentra la de la madre del jefe de la aldea que, además, es el protector espiritual. La sangoma, la médico y adivina del poblado, habita muy cerca del lugar reservado para las danzas.
Umhlanga, la danza de las vírgenes
Si existe una danza por la que Esuatini es conocida mundialmente es Umhlanga o Reed Dance. Una ceremonia en la que todas las vírgenes del país (habitualmente, entre 60.000 y 80.000), acuden andando desde sus aldeas para bailar frente al rey. Ocho días de celebración durante los que las adolescentes reciben clases de historia y aspectos tradicionales de la cultura suazi.
Las muchachas bailan semidesnudas y el rey elige a alguna de ellas como su nueva esposa. Todo un honor y acceso inmediato a una vida de lujo; la forma de escapar de la miseria. Mswati III, además de sus coches de lujo y sus fastuosas residencias, ya tiene 15 mujeres que suelen viajar en jet privado para ir de compras a las tiendas de las grandes firmas extranjeras.
Hlane Royal National Park
El parque nacional más grande del país está ubicado a 70 kilómetros de la ciudad del bullicio, Manzini, la más poblada (cien mil habitantes). Hace años, el parque era coto privado de caza del rey Mswati III. Actualmente, las 30.000 hectáreas de la reserva están gestionadas por un organismo privado y es el hogar de las grandes manadas de animales salvajes. Es fácil observar, de cerca, a los leones, elefantes, cebras, ñus, impalas, jirafas y el gran atractivo del lugar, el rinoceronte blanco. En esta sabana, de árboles de madera dura, anida la mayor cantidad de buitres de espalda blanca de África.
Drakensberg, las Montañas del Dragón
Es el nombre con el que los Boers, los primeros colonos holandeses, bautizaron esta gran cordillera de montañas verdes y escarpadas. Sin embargo, los zulúes se refieren a ellas como Ukhahlamba o “barrera de lanzas” y no es para menos. Resultan imponentes y su pico más alto, Thabana Ntlenyana, alcanza, casi, los 3.500 metros. Las montañas se encuentran en medio del África Austral y es uno de los destinos naturales más visitados por los viajeros que se acercan tanto a Sudáfrica como a la vieja Swazilandia. Los atractivos verdes de esta magnífica cadena montaña ocultan valles estrechos, riscos afilados y sorprendentes paredes de piedra. Sus extravagantes formas son el fruto de una tremenda erupción volcánica sucedida hace 200 millones de años y de ahí sus nombres, “la Catedral”, “El Anfiteatro” o “El Diente del Diablo”. También las grandes cascadas y saltos de agua se unen a las pinturas rupestres de Nsangwini
Nsangwini
La misteriosa cordillera esconde abundantes pinturas rupestres elaboradas por aquellos primeros habitantes del África Austral, los pueblos San, anteriores a los bantú. Curiosos e inmensos frescos que reflejan la vida de aquellas comunidades primigenias que resistieron a la modernidad hasta el siglo XIX, buscando refugio en las zonas más inaccesibles de estas montañas. Obras plasmadas en la piedra que muestran desde el pasado más remoto hasta la llegada de los carros y los fusiles de los colonos.
Esuatini es el país de “El Rey León”. Así llaman sus súbditos al último monarca absoluto y polígamo de África, Mswati III. Muy pocos se atreven a poner en duda su poder. Sólo La Gran Elefanta, LaNtombi, la reina madre, puede reprender al rey.