El poeta griego, Homero, relata en “La Odisea” los viajes del mítico Ulises, el protagonista de la obra más antigua de la literatura occidental. Una larga travesía en la que el gran héroe griego se enfrenta a todos los peligros de su época, incluidas las criaturas mitológicas. Aventuras y viajes por todo el Mediterráneo, en el siglo VIII antes de Cristo. Sin intención de emular a ningún semidiós, la travesía resulta espectacular también en el siglo XXI.
Ítaca, la tierra añorada por Ulises
Tres milenios después, todavía resulta difícil llegar a Ítaca. Aún existen dudas sobre su ubicación exacta. Pero, Ítaca es el nombre de una de las actuales islas Jónicas, situada frente al lado occidental de Grecia. Cien kilómetros de costa, vegetación, pueblecitos marineros y de interior, y monumentos de interés. La cueva de Mármol, o de las Ninfas, es un atrayente centro mitológico y arqueológico, al igual que los restos
del “Palacio de Ulises”. También se encuentran en Ítaca las calas más atractivas del mar Jónico, aunque las grandes y maravillosas playas se localizan en una isla cercana, Kefalonia, a cuya prefectura pertenece Ítaca.
Kefalonia es la isla más grande de las Jónicas y su playa, Myrtos, está catalogada como una de las más hermosas del mundo. Contemplarla resulta impactante por sus acantilados y el contraste entre el blanco de sus guijarros y las aguas color turquesa. Otras magníficas playas, como la de Antisamos, nos acercan a centros turísticos como Lassi, con atractivas zonas de buceo.
Troya, el punto de partida de “La Odisea”
Ciudad mítica, y también histórica, está situada en la actual provincia turca de Çanakkale y ocupa una posición estratégica en el acceso al Mar Negro. Las ruinas de Troya fueron descubiertas en el siglo XIX y a finales del XX declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Es uno de los lugares más visitados del mundo por sus restos arqueológicos, algunos datados en 3.000 años antes de Cristo. Nueve yacimientos superpuestos son la referencia histórica de los nueve momentos de gloria de la milenaria ciudad de Troya.
La famosa Guerra de Troya se desarrolló en el oeste de Turquía, cerca de Çanakkale. En nuestro tiempo, los visitantes se encuentran allí con un gran caballo de madera que reproduce a aquel ideado por Ulises para vencer a los troyanos. La ciudad está en una franja de tierra que mira al Estrecho de Dardanelos conectando los mares de Mármara y el Egeo, por los que circulan yates que hacen escala en su puerto deportivo. Hoteles, restaurantes y cafés enmarcan la avenida del puerto, la fortaleza de Kilitbahir y el Museo Arqueológico de Çanakkale que dispone de una impresionante colección de cerámica. Los transbordadores recogen, a diario, a pasajeros y vehículos que circulan entre la zona asiática y el lado europeo.
La tierra de los “lotófagos”, comedores de loto
El vencedor de la guerra de Troya llega a una isla de gran belleza y extraños frutos con sabor a miel. Djerba está situada al Sur de Túnez y es conocida como “la isla de las cien mezquitas”. Los minaretes de sus santuarios se encuentran repartidos por toda la isla. Es uno de los lugares más turísticos de Túnez y posee una gran cantidad de hermosos alojamientos, muchos de lujo, y sobrados encantos.
Además de sus inmensas playas de aguas azules y arena dorada, su capital es una atractiva ciudad de bellas casas encaladas. La isla es el lugar perfecto para disfrutar de todo tipo de deportes náuticos, paseos en camello e incluso del Festival Folklórico de Ulises, en verano.
Entre Escila y Caribdis
En la Odisea, los monstruos Escila y Caribdis vigilan un estrecho paso marítimo en el Mediterráneo, devorando todo aquello que intente atravesarlo. Navegar por el Mare Nostrum, y vencer sus peligros hasta alcanzar las Columnas de Hércules significaba coronar el fin del mundo conocido. El relato de Homero nos sitúa en el Estrecho de Mesina, entre Sicilia y Calabria. Actualmente, otros monstruos, unos curiosos ferrys adaptados incluso para transportar trenes, realizan el trayecto por el Estrecho, sin incidentes.
Sicilia, historia viva
Su capital, Palermo, posee una rica historia. Por ella pasaron griegos, fenicios, romanos, árabes, normandos y españoles. Su impresionante catedral nació como basílica paleocristiana, fue mezquita y finalmente iglesia, y es fácil distinguir elementos árabes, góticos y barrocos. Aunque, la iglesia más curiosa es la de Santa María dello Spasimo, no tiene techo y, actualmente, se utiliza como sala de conciertos y espectáculos. A 170 kilómetros de Palermo, Taormina se asoma al mar Jónico, siempre vigilada por el mayor volcán activo de Europa, el Etna, visible desde el mundialmente célebre teatro griego.
Calabria, punta de la bota italiana
La “punta de la bota italiana” es una región soleada de montañas escarpadas, pueblos antiguos y costa espectacular. Regio de Calabria, la ciudad más grande, posee el Museo Arqueológico Nacional que dispone de una importante colección de la magna Grecia. Sus Bronces de Riace, un famoso par de guerreros griegos datados en el siglo V a.C., fueron encontradas en el mar en 1972. Estas estatuas, de casi dos metros de altura, son una de las escasas muestras de bronces griegos llegados hasta nuestros días.
Cerdeña y los Lestrigones
Ulises tuvo que enfrentarse con unos gigantes antropófagos. Aunque tampoco parece fácil de situar en el mapa, Cerdeña parece ser el lugar mencionado en la Odisea. Las grutas son una de las grandes bellezas que esconde la isla. La más famosa es la Gruta de Neptuno que posee una entrada desde tierra y otra por mar. Son muchos los pasillos que conforman esta bella cueva de galerías y lagos al nivel del mar. Esconde el segundo mayor lago interior de toda Europa y se estima que tiene más de diez millones de años de antigüedad. Además, la Gruta de Bue Marino, de dimensiones impresionantes, conserva pinturas rupestres y un río interior.
Las columnas de Hércules
“Non Terrae Plus Ultra” (no hay tierra más allá). Según la mitología griega, Hércules separó, con sus manos, una cordillera para abrir paso al mar. Así nació el Estrecho de Gibraltar.
La primera columna quedó bautizada con el nombre de Calpe, lo que ahora se conoce como el Peñón de Gibraltar. Un teleférico sube desde la base del peñón hasta la zona más alta, en la que habitan los graciosos y juguetones monos, la más divertida atracción gibraltareña. Ciento cincuenta cuevas y hermosas grutas naturales se suman a los túneles horadados por el hombre alrededor del peñón, en el siglo XVIII, y que aportaron un poco de tranquilidad a la población durante las contiendas militares. Una de las ventajas de ser paso fronterizo es que no paga impuestos, lo que convierte a La Roca en un gran centro comercial.
La segunda columna lleva el nombre de Amila. Aunque se discute su ubicación exacta la tradición la sitúa en el Monte Hacho, en Ceuta, la orilla africana del Estrecho de Gibraltar. El interesante conjunto monumental formado por sus Murallas Reales está situado en la parte más estrecha del istmo, donde se encontraba la ciudad. La península de Almina posee varios palacios de curiosa construcción, muy ecléctica, como la casa de los Dragones y Casa Delgado. Las actuales murallas datan de la época del dominio portugués y español y están construidas sobre una muralla árabe. A la fortificación se añaden los Baluartes de la bandera y el de la Coraza Alta.
Era el antiguo reino de la ninfa Calypso. La hechicera que atrapó a Ulises y le retuvo a su lado durante seis años. Finalmente, Calypso le facilitó grandes troncos para construir la balsa que le permitiría emprender el regreso a Ítaca.