Su situación geográfica entre Europa, Asia y África le otorgan un incalculable valor. La República de Chipre controla dos tercios de la isla. La parte restante, al norte, se encuentra ocupada por Turquía. La isla convive con esa división mientras trata de conservar sus más de diez mil años de espléndida historia.
Nicosia, la única capital con frontera
La conocida como “línea verde”, visible desde el aire, divide en dos la isla y la capital. Pasear por toda la ciudad implica utilizar el pasaporte y atravesar la frontera por el punto de cruce peatonal, o check point.
Nicosia, encerrada tras su muralla veneciana, ofrece al visitante un antiguo y rico crisol de culturas. Mezquitas, iglesias, sinagogas, un Palacio Presidencial bizantino y el del Arzobispo de Chipre, en el que reside la máxima autoridad de la Iglesia Ortodoxa Chipriota. Y, aunque el palacio no es visitable, sí lo son algunos de los edificios que se encuentran en su terreno como el Museo Bizantino o la Biblioteca del Arzobispado.
El Museo Arqueológico de Chipre ofrece un recorrido por la historia de esta milenaria isla. Entre sus piezas más preciadas se encuentra “el dios cornudo Engomi”, datado en el siglo XII antes de Cristo, considerado un prototipo de la escultura griega. La impresionante estatua de bronce de Septimio Severo y la Afrodita de Soli son, también, dos de las grandes joyas del museo. Y, como contraste, un museo moderno ubicado en la planta once de la Torre Shakolas que ofrece las mejores vistas de la capital.
Montes Troodos y cercanías de Nicosia
Las diez iglesias pintadas de las montañas interiores chipriotas son un verdadero tesoro histórico y religioso. El conjunto fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sencillas construcciones de piedra, levantadas entre los siglos XI y XIII, que ocultan en su interior hermosísimas muestras del arte sacro bizantino. Sus frescos paleo-cristianos se encuentran entre los mejor conservados del mundo.
Y a 85 kilómetros de Nicosia se localiza el enclave más festivo de Chipre. Agia Napa se identifica con playa, sol y fiesta. Grandes hoteles, complejos de apartamentos y catorce playas dispuestas para los amantes del sol, el esquí acuático, el buceo, el piragüismo o el windsurf. Es el rincón chipriota de las largas noches de diversión.
La Roca de Afrodita, entre Pafos y Limassol
La playa de Petra tou Romiou es el enclave mágico en el que la mitología griega sitúa el nacimiento de Afrodita. Más de uno ha creído ver la figura de la deidad en la espuma marina formada por el estallido del agua contra la roca. A escasos kilómetros, el hechizo mitológico continúa en Kouklia. Un pueblo encantador en el que se sitúa el primer templo dedicado a Afrodita, datado en el siglo XII antes de Cristo. Tan sólo es posible contemplar sus hermosas ruinas pero el paseo se verá recompensado por unas magníficas vistas. El Museo Palaipafos es otro de los alicientes.
El recorrido por Pafos nunca estaría completo sin conocer los famosos mosaicos del Parque Arqueológico de Kato Pafos, calificado como uno de los más bellos del planeta. Las combinaciones de pequeños azulejos ofrecen magníficas escenas mitológicas, como la que muestra la lucha de Teseo contra el Minotauro en el laberinto. Pafos posee un buen número de yacimientos arqueológicos y también una larga historia en los vestigios de villas griegas y romanas, palacios y fortalezas. Uno de los lugares más conocidos es la Tumba de los Reyes. Un interesante conjunto de cámaras subterráneas excavadas en la roca, para albergar los cadáveres regios.
A tan sólo doce kilómetros de Pafos, se encuentra el magnífico rincón amoroso de Afrodita y Adonis. El lugar, conocido como los Baños de Adonis, ofrece magníficas cascadas formadas por las aguas de los barrancos circundantes. Sin duda, un paraíso para los amantes. Y aunque Afrodita está presente en toda la isla, la antigua Chipre dispone de muchos otros atractivos.
Limassol medieval y portuaria
Es, posiblemente, el puerto más importantes del Mediterráneo oriental y, actualmente, uno de los principales centros turísticos. La historia, el comercio y la fiesta combinan bien en Limassol.
El Fuerte Medieval, el castillo de la ciudad, fue construido en el siglo XIII por la Orden del Temple sobre un fuerte bizantino mucho más antiguo. En la capilla contrajeron matrimonio Ricardo Corazón de León y Berenguela de Navarra. El castillo es el emblema de Limassol y, actualmente, acoge un interesante Museo Medieval que exhibe todo tipo de tesoros y artefactos de la época.
Muy cerca de la fortaleza, en el centro antiguo, la Gran Mezquita atrae todas las miradas. Su alta torre facilita su localización. Al lado del barrio antiguo de Limassol, también resulta visible la Catedral Agia Napa consagrada a la Virgen María. El impresionante edificio de color blanco posee una gran cúpula central flanqueada por dos torres. Su imponente cúpula resulta visible, casi, desde cualquier punto de la ciudad.
Limassol también es conocida por su afán festivo. Desfiles, disfraces y mucha, mucha gente disfruta de su fiesta más internacional, el Carnaval. Diez días repletos de diversión, música, sátira, burlas y mofas, en la cuna de Afrodita.