Situada al oeste de Turquía, Esmirna es la tercera ciudad más poblada del país y una de las más occidentalizadas. La llaman la 'Perla del Egeo' y no en vano, ya que sobre sus tierras reposan las ruinas milenarias fruto de la época de oro de esta región que fue clave en la ruta de la seda. Se encuentra frente a la costa del Mar Egeo, a unos 560 kilómetros al sudoeste de Estambul. En tiempos de los romanos, llegó a ser la cuarta ciudad más importante del Imperio, después de Roma, Alejandría y Antioquía. Al igual que la capital del país y Estambul, es una ciudad caótica y vibrante, aunque a la vez cautivadora y fascinante.
Tanto por su historia como por su patrimonio, Esmirna es una de las ciudades más bellas de Turquía. Además, fue el lugar de nacimiento del famoso Homero. Esta ciudad destaca por sus grandes avenidas llenas de palmeras, pero también por sus estrechas callejuelas empinadas de la parte antigua. Entre sus monumentos destaca la Iglesia de San Policarpo, una de las siete iglesias citadas en el Apocalipsis y la más antigua de la ciudad. Fue restaurada en el siglo XVII por Solimán el Magnífico.
Otro templo religioso importante es la Mezquita de Hisar, la más grande y más hermosa de Esmirna. Fue construida en el siglo XVI y su aspecto actual data de las reconstrucciones que se realizaron en el siglo XIX. En ella destaca su belleza interior, donde sobresale el púlpito y el mirab que señala a la Meca. Fue construida sobre los restos del Castillo de San Pieto, de la época bizantina.
Un gran símbolo de la ciudad es la Torre del Reloj, en la Plaza Konak. Fue construida con un estilo peculiar otomano en 1901 como regalo del Sultán Abdulhamid por cumplirse 25 años de su ascenso al trono. Con su altura de 25 metros y su base circular con cuatro fuentes, se ha convertido en la imagen de la ciudad y en el punto de encuentro para los lugareños.
El mejor lugar para ir de compras en Esmirna es el Mercado de Kemeralti, en el que se puede encontrar de todo, además de poder disfrutar de su gran ambiente. Es un clásico mercado en el que el regateo y el bullicio constante son los grandes protagonistas.
Una de las zonas más populares y turísticas es el barrio judío de Asansor. Sus calles empedradas y sinuosas, muy empinadas muchas de ellas, y rodeadas de antiguas casas y edificios son su gran atractivo. Muchas de estas casas han sido restauradas conservando su arquitectura tradicional. Subiendo a lo más alto del barrio se ofrecen unas de las mejores vistas panorámicas del barrio y de la ciudad.
En la zona más alta de Esmirna, en el Monte Pagos, se encuentran las ruinas y las murallas del Castillo de Kadifekale. Tiene su origen en el reinado de Alejandro Magno y su nombre significa “castillo de terciopelo”. En este recinto, además de contemplar las murallas medievales y las ruinas del castillo, se pueden ver el antiguo teatro de Esmirna y las ruinas de unas cisternas romanas. También es un fantástico lugar para contemplar la ciudad y el Golfo de Esmirna desde las alturas.
Para descubrir y aprender de la cultura y la historia de la zona, uno de los mejores lugares para hacerlo es el Museo Arqueológico, donde se encuentra una magnífica colección de antigüedades de occidente, considerada de las mejores del mundo en su género. Entre sus joyas están las estatuas de Poseidón y Deméter, esta última data del siglo IV a.C., además de otras piezas arqueológicas como hititas, sarcófagos de terracota, mosaicos y otros restos de las viejas ciudades de Éfeso, Pérgamo y Mileto.
A poco más de una hora de Esmirna se encuentran las ruinas de la antigua ciudad de Éfeso, una de las metrópolis mejor conservadas del mundo y declarada Patrimonio Mundial por la Unesco. Fue un punto importante en la ruta de la seda y actualmente son las ruinas más visitadas de Turquía. La joya de Éfeso es, sin duda, la fachada de la gran biblioteca de Celso: una imponente pared muy bien conservada que sostienen ocho grandes columnas. Otro imprescindible es el Gran Teatro, que puede albergar hasta 25.000 espectadores.
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