La España vaciada y rural cuenta con impresionantes pueblos y localidades de gran belleza y monumentos. Aunque el turismo rural en nuestro país no acapara todas las atenciones que se merece, cada año va atrayendo a más curiosos que prefieren alejarse de las grandes ciudades y de las zonas más turísticas.
Tanto en el interior peninsular como en las zonas costeras existen localidades menos conocidas con especial encanto medieval, con una esencia compacta y amurallada, muchas de ellas, aunque también suelen estar construidas en torno a una iglesia, una plaza del mercado o un castillo. A continuación se detallan algunos de los pueblos medievales del panorama nacional más sorprendentes:
Albarracín, en Teruel: en este pueblo estuvieron asentados los musulmanes durante el siglo XI. De esta época han quedado el Castillo de Albarracín, la torre del Andador y el sistema defensivo, fruto de la tensión bélica que sufrió ya que no pasó a formar parte de la Corona de Aragón hasta el siglo XIV. Entre sus atractivos destacan también la Catedral y el Palacio Episcopal.
Tossa de Mar, en Girona: es el único pueblo medieval fortificado que todavía se conserva en el litoral catalán. Aunque el castillo ya no se puede apreciar, ya que en su lugar hay un faro, destacan las tres altas torres y sus callejuelas estrechas. Esta localidad también es un buen destino para disfrutar del paisaje de costa y de la playa.
Santillana del Mar, en Cantabria: fue uno de los lugares de paso del Camino de Santiago y se convirtió en una vía de comunicación, comercio y transmisión de conocimiento, proclamándose como la abadía más importante de la Cantabria medieval. Es recomendable recorrer sus calles empedradas y contemplar las torres de Merino y Don Borja, las casas del Águila y la Parra, la Colegiata de Santa Juliana o las Cuevas de Altamira.
Hondarribia, en Guipúzcoa: se trata de una villa marinera y medieval en la desembocadura del Bidasoa que destaca por su colorido y arquitectura. La calle Mayor es una de las más bonitas donde se puede encontrar el edificio del Ayuntamiento, el Palacio de Casadevante y el Palacio Zuloaga. La Plaza de Armas ofrece en una única vista todo el encanto y la esencia del pueblo. También destacan el Castillo de Carlos V, la Plaza de Guipúzcoa y la muralla con sus varias puertas.
Frías, en Burgos: ha conservado su encanto medieval magníficamente y desde él se ofrecen unas buenas vistas al río Ebro y Las Merindades. Los lugares más destacados son el Puente medieval, el Castillo y la ciudad medieval y sus casas colgantes. Como templo religioso destaca la Iglesia de San Vicente, situada en la parte más alta de la población y de estilo romántico.
Sigüenza, en Guadalajara: es el pueblo medieval por excelencia de Guadalajara. Conserva el trazado medieval y es muy notable su influencia obispal. Entre sus calles estrechas y sinuosas sorprenden la Catedral de Santa María, el Convento de las Ursulinas, la Plaza Mayor y la Casa del Doncel. En su muralla se pueden encontrar varias puertas, como la Puerta del Hierro o la del Sol, y el castillo es una impresionante fortificación que domina la población desde lo alto de una colina.
Besalú, en Girona: se trata de otra villa muy bien conservada de Girona, donde se pueden encontrar templos, construcciones civiles y un gran patrimonio de la comunidad judía medieval. El último fin de semana de agosto se celebra un festival medieval que atrae cada año a un gran número de personas, donde se realizan batallas, hay artesanos, espectáculos, grandes cenas…
La Alberca, en Salamanca: este pueblo sorprende por su arquitectura particular, piedras entre entramados de madera. A 1.040 metros de altitud sobre el nivel del mar, presenta unas condiciones climáticas duras en invierno, pero esto todavía le otorga más encanto. Entre sus monumentos destacan la Iglesia de la Anunciación, la Ermita del Humilladero o la de San Blas, también la Plaza Arsenio y el Camino de las Raíces.
Ronda, en Málaga: este pueblo destaca por su fuerte influencia islámica, así como sus exuberantes valles fluviales y barrancos. El Puente Nuevo es el lugar más sorprendente de la localidad, con unas vistas increíbles al río Tajo, pero también destacan la Plaza de Toros, los baños árabes, que son los mejor conservados de España, el Palacio del Rey Moro y La Mina o la Plaza Duquesa de Parcent.
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