Templos, ritos, historia y construcciones que seducen a los viajeros por su belleza o su significado. Lugares que albergan símbolos únicos y parecen desprender una energía especial. La India, Jerusalén o Perú protegen ciudades de fe milenaria. Viejas religiones y urbes sagradas que nacieron para ser veneradas por hinduistas, budistas, islamistas, cristianos, judíos y fieles de viejas creencias.
Benarés y el río sagrado del Hinduismo
Benarés tiene cuatro mil años de historia. Es el lugar que los hinduistas deben visitar al menos una vez en la vida y, si es posible, morir en ella para quedar liberado del ciclo de las reencarnaciones y lograr la salvación. Su río sagrado, el Ganges, posee un caudal marrón que la fe, la superstición o la religión, han convertido en agua de vida para los que beben de él. Desde luego, resulta imprescindible una sobredosis de fe para beber de esas “aguas purificadoras”, en las que se vierten las cenizas de los cadáveres incinerados en los escalones que conducen al agua.
La mayoría de los escalones, o gaths, que se adentran en el río Ganges llegan desde el antiguo barrio comercial del Chowk, un mercado de animadas aglomeraciones en el que se encuentran las mejores sedas o brocados y, también, las vacas sagradas paseantes.
Los templos más visitados son el Templo de Oro, cuyas cúpulas están recubiertas con 800 kilos de oro, o el de Bharat Mata, más conocido como el Templo de la Madre India. También el curioso Templo de Durga o de los Monos, nombre realmente descriptivo puesto que los simios habitan en el templo y sus alrededores.
Bodhaya y el Budismo
Es el lugar más sagrado para los budistas. Una ciudad india del distrito de Gaya, en el estado de Bihar, a la que se dice que el príncipe Siddharta llegó como monje asceta en el siglo V a. C. Buda se asentó en la localidad y se instaló bajo el árbol Bodhi (hoy sagrado). Después de tres días y tres noches de lucha interior y meditación alcanzó la iluminación, el nirvana. A principios del siglo actual se convirtió en Patrimonio de la Humanidad.
La ciudad, centro de peregrinación, cuenta con el complejo del templo-estupa Mahabodhi, en el que se encuentran el Estanque del Loto, el jardín de la meditación y un descendiente del Árbol sagrado, Bodhi, bajo el que Buda sintió la inspiración.
Jerusalén, ciudad sagrada
Es una de las ciudades más antiguas del mundo. Ha sido foco de constantes enfrentamientos, destruida y reconstruida en muchas ocasiones a lo largo de su historia. Una ciudad de lugares casi eternos y única, en la que confluyen tres creencias. El laberinto de estrechos callejones de la ciudad vieja de Jerusalén engloba cuatro barrios y tres religiones.
El barrio musulmán es el más grande y poblado. Pequeños bazares salpican sus estrechas calles y el paseo se ameniza con el regateo, la banda sonora de las llamadas a la oración y el aroma de las especias. En la Mezquita de Al Aqsa, mencionada en las escrituras islámicas, los rezos generan bendiciones especiales. Aunque La Meca (en Arabia Saudí) es la ciudad más sagrada para los musulmanes, Jerusalén posee el monumento islámico más antiguo que se conserva, la Cúpula de la Roca. El templo es una muestra de la fusión entre el arte bizantino y el nacimiento del arte islámico.
El barrio cristiano posee 40 lugares sagrados para los creyentes. Pero, sin duda, el lugar más venerado del mundo cristiano es El Santo Sepulcro. Es un centro de peregrinación mundial, el lugar donde se produjo la crucifixión, enterramiento y resurrección de Cristo. Se encuentra en el corazón de la ciudad vieja, un lugar importante no solo para la religión sino también para la historia. La iglesia está custodiada conjuntamente por distintas denominaciones cristianas como el patriarca ortodoxo griego, frailes franciscanos católicos o el patriarca armenio.
El barrio judío limita con el armenio (también cristiano) y el musulmán, existen numerosas sinagogas y centros de estudio de la Toráh y el Talmud. Pero también es posible contemplar arcos y columnas romanas y los imprescindibles baños. En la Explanada de las Mezquitas se encuentra el lugar más sagrado del judaísmo.
El Muro de las Lamentaciones constituye un vestigio del primer templo de Jerusalén, construido por Salomón para proteger el Arca de la Alianza. Los creyentes dejan sus peticiones escritas en un papel que introducen entre los huecos de las piedras. Las mujeres deben acercarse con piernas y brazos cubiertos y los hombres con sombrero o gorro.
Caral y sus altares de fuego, Perú
Otras creencias o religiones resultan más desconocidas y sus ciudades aún son objeto de estudio. La ciudad de Caral, en Perú, está considerada como la más antigua de América.
Hace más de cinco mil años en el valle de Supe, al norte de Lima, nacía una de las civilizaciones más antiguas del mundo, la cultura caral. En su ciudad sagrada destacan siete pirámides, la más grande situada en una plaza circular, que solo eran accesibles para las autoridades religiosas, políticas y sociales. Sus creencias les llevaron a construir los llamados Altares de Fuego.
Esos altares están conectados por conductos subterráneos que regulan la fuerza del viento para mantener la alta intensidad del fuego. Toda una demostración de sus grandes conocimientos que se suman a sus técnicas agrícolas, canales de irrigación, utensilios, telas, plantas medicinales y calendarios climáticos.
Caral era un gran complejo formado por diferentes construcciones ceremoniales y administrativas. Está ubicado sobre una terraza que actuaba como protección ante posibles desastres naturales. Los edificios y sus zonas residenciales cercanas, al menos veinte, estaban construidos con piedras y madera de árboles muertos, por lo que es considerada como la primera civilización sostenible de la historia.
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