El mundo necesita los museos para conocer, y no olvidar, su pasado. Los viajeros encuentran en ellos una forma rápida y agradable de conocer acontecimientos antiguos e interpretaciones del presente. A veces, es necesaria una preparación previa para comprender lo que vemos. Sin embargo, el concepto de belleza pocas veces necesita la ayuda de guías o intérpretes.

Metropolitan

Conocido como el MET, el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York es uno de los más reputados del mundo. Se inauguró en 1872 y está situado en Manhattan. Cuenta con ciento noventa mil metros cuadrados de superficie repartidos en tres plantas. La magnitud del edificio hizo posible alojar, incluso, todo un templo egipcio en tamaño real, la reconstrucción de una mansión norteamericana o la de una villa romana enterrada tras la erupción del Vesubio.

Arte occidental, historia americana y piezas de los cinco continentes ofrecen un recorrido a través de cinco mil años de historia de diferentes civilizaciones. No faltan las muestras de arte pictórico europeo con obras de Monet, Cézanne, Van Gogh o Velázquez.

La cultura árabe está representada por antiguos manuscritos del Corán o la reproducción de un hogar tradicional de Damasco. Pero también se exhiben piezas de arte moderno. Metropolitan magnífico, en el sentido más estricto.

Museo del Oro

El orgullo de Bogotá. Una caja blanca, de mármol mate, que flota sobre un primer piso de vidrio. Es la última sede del Museo de Oro colombiano. El edificio moderno, construido en el siglo XX, rememora en su interior aquella leyenda de El Dorado que, durante siglos, recorrió Europa.

Durante cientos de años los tesoros dorados quedaron diseminados por el Viejo Continente. En la década de 1930, Colombia decidió recuperarlos y agruparlos en una exposición. Actualmente, el museo posee la colección de orfebrería pre-hispánica más grande del mundo. Son antiguas piezas que muestran la habilidad de los orfebres colombianos de diferentes culturas indígenas. Más de 34.000 objetos de oro y “tumbaga” (aleación de oro y cobre) y cerca de 25.000 piezas de cerámica, piedra, concha, hueso y textiles.

Uno de los objetos más relevantes es el Poporo Quimbaya, una pieza precolombina fabricada en el año 301 antes de Cristo. Un recipiente ceremonial. Una joya espléndida en la magnífica colección arqueológica de uno de los grandes museos del mundo.

State Hermitage

San Petersburgo, la ciudad imperial del zar Pedro I, es un gran muestrario de iglesias, puentes, canales y, por supuesto, palacios. Seis de ellos están alineados a la orilla del río Neva y conforman el complejo museístico del gran Hermitage. El bello exterior de los palacios barrocos, con tonos blancos y azules, añaden color al río.

La historia, desde la Edad de Piedra hasta los comienzos del siglo XX, está representada en el maravilloso Museo de San Petersburgo. Abarca desde antigüedades romanas y griegas a cuadros y esculturas de Europa Occidental, arte oriental, ruso, joyas o armas y una pinacoteca catalogada entre las más completas del mundo.

La decoración interior nos regala espléndidas galerías, mosaicos esmaltados, rejas doradas y arañas de cristal de roca. Las amplias estancias del Hermitage exhiben cuadros de Rembrandt, Rubens, Tiziano, Da Vinci, Picasso, Gauguin, Cézanne, Van Gogh y Goya.

Sin embargo, sus atracciones más visitadas son la galería del tesoro de oro, las piezas de la colección privada del zar Nicolás II y las joyas de su coronación.

Museo Nacional de China

En más de una ocasión ha logrado superar a los emblemáticos museos europeos en cuanto a número de visitantes. Ocupa una extensión de 19 hectáreas, lo que lo convierte en uno de los museos más grandes del mundo. Se encuentra en la famosa Plaza de Tiananmén.

En este museo pekinés la historia, la religión y la política van de la mano. Está dirigido por el Ministerio de Cultura de la República Popular China y su cometido declarado es educar sobre las artes y la historia del país.

Las exposiciones permanentes abarcan cinco mil años de cultura china y la historia de sus dinastías. La asombrosa colección de reliquias incluye objetos de bronce, raras piezas de porcelana, viejas monedas, objetos y joyas de oro y plata, elementos de jade del Neolítico y obras de arte. Como curiosidades cabe destacar los dientes incisivos de un Homo Erectus, llamado el Hombre de Yuanmou, o un traje funerario ceremonial realizado en jade y perteneciente a la Dinastía Han, cuyos comienzos se sitúan doscientos años antes de Cristo.

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