En la provincia de Almería, al sureste de España, se encuentra el Cabo de Gata, un enclave alejado del urbanismo y la masificación turística, donde la naturaleza brilla por su esplendor entre abruptos acantilados, torreones y baluartes. Entre valles, flores, volcanes, playas solitarias y pueblos de ensueño es imposible no disfrutar en un viaje a este espectacular territorio almeriense.
El Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar es uno de los parajes más sorprendentes que se adentran en las tierras desérticas propias de Almería. Sus playas y calas paradisíacas son probablemente su rasgo más llamativo, que suponen un antídoto antiestrés, pero también destacan los pueblos blancos de este territorio, que ofrecen un escenario de ensueño a quienes se atreven a visitarlos.
La mejor época para visitar los paisajes y las playas del Cabo Gata es entre abril y octubre, evitando si se puede los meses de julio y agosto. En estos meses no hace demasiado calor, hay menos gente y los precios son más asequibles que en temporada alta. Para disfrutar de los lugares imprescindibles que ofrece esta zona, a continuación se hace un pequeño listado de algunos de los que no deben faltar en una visita:
Se puede comenzar la ruta en Mojácar, un pueblo situado a pocos kilómetros de la entrada al parque que merece la pena visitar y, a unos 30 kilómetros, se encuentra la increíble playa de los Muertos, una de las más bonitas del Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar y de todo el país. Hay un mirador desde donde se puede ver la vista panorámica más completa de la playa, apreciando el fuerte color azul turquesa de las aguas, así como el precioso enclave por el que se rodean.
Otro enclave natural que hay que visitar sin falta es la Mesa Roldán, un domo volcánico con cima plana, situado a dos kilómetros de la playa de los Muertos y con unas impresionantes vistas al mar. En esta cima se encuentra un faro y la torre de Mesa Roldán, un baluarte construido en el siglo XVIII de origen árabe que se utilizaba para vigilar las posibles incursiones de barcos piratas berberiscos. En los últimos años se ha convertido especialmente famoso al ser el escenario de rodaje de una escena de la sexta temporada de Juego de Tronos.
Dos parajes que se pueden visitar juntos son el Playazo y las minas de oro abandonadas de Rodalquilar. Estas minas sorprenden y recuerdan el pasado de este tranquilo pueblo, y a pocos minutos en coche se encuentra el Playazo, otro de los arenales más impresionantes de Cabo de Gata. 400 metros de arena fina y dorada flanqueados por varios acantilados volcánicos y el Castillo de San Ramón, fortaleza de estilo renacentista, es lo que te encontrarás aquí.
Otra playa que cuenta con un castillo es sus inmediaciones es la playa del Arco o playa del Esparto. Es una de las más visitadas de Almería gracias a las caprichosas formaciones que se han ido creando fruto de la erosión a lo largo de millones de años. A pocos metros se encuentra el Castillo de San Felipe, otra fortificación costera que se conserva bien pese a datar del siglo XVIII.
Para disfrutar de una de las vistas más impresionantes de la zona hay que ir al mirador de La Amatista. Es sin duda una de las mejores vistas del litoral andaluz, ya que ofrece panorámicas hacia las montañas de origen volcánico, como el pico de los Frailes, la más alta del parque con casi 500 metros, a los abruptos acantilados y a las turquesas aguas que bañan la costa.
Entre las poblaciones conviene mencionar a la Isleta del Moro, un pequeño pueblo pesquero que conserva todavía en nuestros días el encanto de antaño con sus casitas blancas y las barcas pesqueras reposando en la arena de la orilla. Se sitúa junto a un enorme peñón y una isleta, de la que recibe el nombre, y en sus alrededores tiene pequeñas y paradisíacas calas, entre las que resalta la playa del Peñón Blanco.
En Cabo de Gata, otro escenario que hay que visitar son las Salinas. Producen 40.000 toneladas anuales de sal y son hogar de multitud de especies vegetales y animales, entre los que destacan las aves, como los flamencos rosados. En frente de las salinas se encuentra la playa más larga del parque, con cinco kilómetros de longitud al ir desde el Torreón de San Miguel hasta el faro del cabo.
En una vista a la zona tampoco debe dejarse de ver el arrecife de las sirenas, la playa de los Genoveses o de Monsul, la cala de Enmedio o el pueblo Agua Amarga, entre otros lugares.