Playas paradisíacas, una atención y unas instalaciones en las que el lujo es la nota predominante y un santuario, el Mar de Cortés, que el mítico Jacques Costeau calificó en su momento como el acuario del mundo. Esta es la carta de presentación de Los Cabos, un destino turístico que quiere hacerse fuerte en Europa y que ofrece otro México.
Ya lo es en Estados Unidos y Canadá. De hecho, es el destino de algunas de las principales celebrities estadounidenses. Pero Los Cabos busca hacerse fuerte ante nuevos públicos, particularmente los del viejo continente.
Como ya contó este periódico, las autoridades de Los Cabos están moviendo ficha para que haya vuelos directos entre este punto de la península de la Baja California y varios destinos europeos. Es más: durante este verano ya tuvo una ruta sin escalas con Madrid por medio de Iberojet, que pertenece al Grupo Ávoris.
Sin embargo, hablamos de un vuelo de 13 horas (en caso de que sea directo). Desde España, prácticamente hay que cruzarse medio mundo para llegar a Los Cabos. ¿Tiene atractivos suficientes esta tierra para seducir al visitante? Comprobémoslo.
Para empezar, Los Cabos ofrece un México muy diferente al que estamos habituados. O al menos al estereotipo que se ha extendido sobre este país. El 42% de las tierras del Estado de Baja California Sur son territorio natural protegido, desde el Parque Nacional del Archipiélago de Espiritu Santo al de Cabo Pulmo, pasando por el Estuario de San José del Cabo.
Y si esto fuera una partida de cartas, sin duda el Mar de Cortés sería un as. Hablamos del Golfo de California, una extensión del océano Pacífico que se ubica entre la península de Baja California y los estados de Sonora y Sinaloa. En este espacio de agua salada se concentra el 39% de las especies de mamíferos marinos conocidos en el mundo y un tercio de los cetáceos.
Además, hay peces emblemáticos como el tiburón ballena, el más grande del mundo con el que se puede cohabitar. El submarinismo y el esnórquel se cuentan entre los principales atractivos de Los Cabos. Sus transparentes aguas y sus fondos inmaculados (las autoridades son sumamente estrictas respecto al respeto del medio ambiente) se notan en todas sus playas.
De hecho, hay que internarse por los territorios protegidos de Los Cabos para visitar las más bellas. Entre ellas la de Balandra, que está considerada entre las playas más hermosas de México.
Para ello, es aconsejable (o más bien obligado) contratar una de las numerosas excursiones disponibles para recorrer las aguas que rodean Los Cabos y la Baja Californa a través de las empresas locales. Es recomendable haber hecho la gestión antes del viaje, para que se puedan tramitar los permisos correspondientes para entrar a zonas protegidas.
Los tours acuáticos también son imprescindibles para acercarse a visitar uno de los monumentos naturales por antonomasia de esta zona: El Arco, una formación rocosa que conecta el océano Pacífico con el Mar de Cortés.
Con todo, no solo hay mar salado en Los Cabos. El desierto y las montañas de la Baja California también sirven para que los visitantes se pierdan en estos parajes a las orillas del pacífico a bordo de buggis o quads.
Más arriba hablamos de lujo. Nos referimos, concretamente, a los numerosos resorts que ofrece Los Cabos, que han hecho de la calidad, tanto de instalaciones como de servicio, una de sus marcas.
Son numerosas las cadenas españolas presentes. Hablamos de firmas como Barceló, Meliá o AMResorts, cuyas instalaciones no bajan de las cinco estrellas y proporcionan servicios de alto nivel y áreas geográficas exclusivas, como las que ofrecen el Breathless Cabo San Lucas o el ME Cabo.
De hecho, Cabo San Lucas puede ser un buen lugar para perderse si al visitante le apetece tomar unas copas. La vida nocturna de esta localidad es abundante y prolongada.
También lo es la seguridad de sus calles. A diferencia de otros estados de México, sus índices de criminalidad son bajos y las afueras de sus hoteles y resorts no son un riesgo para los turistas.
Tampoco son inseguras las calles de San José del Cabo. Menos turístico que Cabo San Lucas, da cobijo a la importante comunidad artística de la Baja California. Sus calles están ilustradas por numerosos murales. Y sus locales comerciales repletos de galerías de arte y tiendas de artesanía. Aviso: la costumbre es regatear. El visitante debe hacerlo, los precios no son baratos.
San José del Cabo también es un buen lugar para conocer la peculiar gastronomía de la Baja California. Obviamente, no faltan los tacos. Pero, en su caso, siempre rellenos de pescados recién sacados del mar. Y no falta en ningún espacio gastronómico mexicano su refrescante ceviche, siempre servido con pico de gallo.
Por ejemplo, el restaurante Aguamala, cuya cocina está dirigida por Miguel Gaitán. Este chef afirma que toda su cocina está basada en los productos de proximidad. Abundantes mariscos y pescados (como el jurel del pacífico) dan fe de ello.
Todo ello regado por las refrescantes cervezas mexicana, tequilas o mezcales e incluso sus vinos. No en vano, la bodega Monte Xanic se ha convertido en una de las grandes referencias entre los vinos americanos. Poca broma con estos caldos extraídos de las entrañas del desierto de la Baja California. Suyo es uno de los mejores vinos de México, el Gran Ricardo.
Sin embargo, hay matices a tener en cuenta para visitar Los Cabos. Como se habrá podido deducir, no es un destino barato. El gasto medio por turista es de unos 2.500 dólares estadounidenses, sin contar el coste del billete de avión.
No todas las playas son aptas para el baño. Este es un detalle a tener en cuenta, sobre todo, a la hora de seleccionar uno u otro hotel. Además, hay que tener en cuenta que la temporada de avistamiento de ballenas va de enero a marzo, aunque ya comienzan a verse en diciembre.