Durante la historia de los videojuegos han existido muchos títulos que han sido defenestrados por la crítica, y posteriormente guiados por ella, también por parte del público. Cada usuario se puede asemejar a un seguidor de fútbol. Todos tenemos un entrenador dentro, y las opiniones son muy variadas, cada uno tiene la suya. Otra cosa es quién lleva razón. Difícil dilema, que en casos como este se podría zanjar con objetividad y datos. Porque también en videojuegos, como en el fútbol, hasta que no se pone a la venta un juego no se conoce el resultado, de la misma forma que hasta que el árbitro no pita el final de un partido puede pasar cualquier cosa.

Las opiniones corren como la pólvora en esta industria, donde una simple cifra puede determinar el éxito o el descalabro de un producto concreto. Las voces que se alzan en contra de una propuesta determinada pueden resultar fatales para el desarrollo de la misma, incluso en sus primeros pasos, y simplemente con unas pocas imágenes de adelanto o un trailer. No obstante, hay muchos casos que escapan a esta quema, porque no hace más ruido el que más grita, sino el que mejor escucha.

Recientemente se ha dado a conocer Call of Duty: Infinite Warfare, nueva entrega de la franquicia bélica de Activision. Su primer tráiler no ha sido bien recibido por el público, llegando a alcanzar altas cotas de votos negativos en las visualizaciones a través de YouTube. Todo podría hacer presagiar que dicho título está destinado a acabar en el nicho de videojuegos que causan una profunda decepción entre los usuarios, pero los precedentes de la propia franquicia y otros juegos con la misma trayectoria invitan a pensar que Infinite Warfare no ha hecho más que comenzar su partido.

Es una auténtica constante que las sagas de videojuegos que se lanzan anualmente reciban críticas por parte del público global en el sector. Sagas como FIFA son objeto de multitud de comentarios negativos año tras año por su presunta falta de innovación o por afirmarse que es un producto exacto al de entregas anteriores. Sin embargo, los números demuestran que cada año FIFA consigue alzarse en el primer puesto de videojuegos más vendidos en España, además de otros muchos países de Europa y el resto del mundo. En concreto, en nuestro país se llegan a vender más de diez copias del simulador de fútbol de Electronic Arts por cada juego de su competencia más directa.



Otro de estos sucesos lo protagonizó Watch Dogs, licencia que ya se prepara para recibir su segunda parte. Es probable que se trate de uno de los videojuegos más criticados de Ubisoft, y sin embargo consiguió el record de ventas de la distribuidora francesa en su "Day One", primer día de lanzamiento. Título que ostentaba hasta hace solo un par de meses, cuando The Division también arrasaba en ventas en su primer día en las tiendas, a pesar de sufrir igualmente diversos comentarios negativos sobre continuos errores en su sistema.

Como estos casos mencionados, hay muchos otros. Incluso la propia franquicia Call of Duty los ha vivido anteriormente en sus carnes con Black Ops 3 o Advanced Warfare. Y sin embargo, ambos títulos consiguieron superar en ventas a sus antecesores. Al fin y al cabo, la industria del videojuego se nutre de la opinión final de los usuarios, que no se produce a través de un comentario negativo que crea un hilo sin fin en la comodidad de la red. Lo que de verdad marca el camino del éxito o el estrépito para un videojuego es la capacidad de atraer al público hasta los establecimientos, dejando que hablen a través de su experiencia con el juego.

Las voces críticas, ante la falta de afinidad entre este hecho y sus mensajes, terminan definiendo a la actitud de los compradores como "borreguil". Pero el hecho objetivo es que comprar un juego no es dar audiencia a un programa de televisión, que el único esfuerzo que hace un espectador es el de apretar un botón. Cuando cientos de miles de personas invierten casi 70 euros en un producto de estas características, saben lo que están haciendo con su dinero. Y cuando todas esas personas acuden en masa a los establecimientos de venta y, año tras año, su comunidad aumenta con el lanzamiento de cada nuevo título, debe ser significativo.

¿De verdad marcan la diferencia los comentarios negativos de un videojuego?, ¿la facilidad con la que accedemos a la información está acabando con los que apuntalaban su posición con bendiciones en forma de notas o similares?,  ¿el camino lo determinan este numeroso grupo de personas que adquieren el videojuego a pesar de todas las críticas, con el esfuerzo económico que ello supone? Criticar es gratis, pero comprar un juego no.

Son muchas las preguntas que se pueden plantear. Pero lo que es innegable es que las cifras y los resultados son los que más alzan la voz y en esta industria son más que determinantes.

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