El pasado año, más de 900 millones de turistas realizaron viajes internacionales, según la Organización Mundial del Turismo, y se prevé una cifra incluso mayor para este año.
[¿A qué tengo derecho si mi vuelo se retrasa o cancela?]
Millones de personas buscan viajar a otros países para perderse por sus calles, comer de forma diferente, sentirse un ciudadano de otro país, ver con sus ojos lo que les han contado o intentar comunicarse con los lugareños.
Los beneficios son muchos. Desde un aumento de la tolerancia y el respeto a lo desconocido, hasta la bajada del estrés y la ansiedad, favorece las relaciones sociales, se valora más lo que se tiene, se superan miedos, aumenta la empatía y los niveles de felicidad, etc.
Pero viajar el extranjero presenta un problema, que en ocasiones, hace que nos sintamos perdidos o confusos: el idioma.
El inglés se ha convertido en el idioma más hablado del mundo, con más de 1.400 millones de hablantes, según la Oficina Nacional de Estadística de Reino Unido. A pesar de ello, en España solo un 14,7% de personas hablan bien inglés, según una encuesta del Instituto Nacional de Estadística. Son muchas las personas que deciden no viajar al extranjero por miedo a no entender la lengua y sentirse desorientados.
Ir a un país en el que se esté estrenando una obra de teatro o una película que te gustaría ver, pero no poder entrar porque no entiendes el idioma, o visitar un museo y no entender lo que explican en la descripción, son algunos problemas bastante comunes para los extranjeros que visitan un país.
Este problema puede generar una gran sensación de frustración y puede producir que cualquier turista que desconozca el idioma del país de destino desista de organizar un viaje que le pueda aportar una experiencia trascendental, por el simple hecho de no hablar el idioma.
Interacción con la comunidad local
El idioma ejerce una gran barrera de separación entre los turistas y los locales de cualquier lugar que visiten.
Frecuentemente, en las zonas más turísticas, el personal de los restaurantes y hoteles sabe inglés, pero no todas las áreas son muy turísticas y no todas las experiencias que ofrece un país están relacionadas con la gastronomía y los hoteles.
Este impedimento dificulta conocer el país en profundidad y, por lo tanto, extraer del viaje todas las experiencias posibles, ya que el viajero solo comprará y comerá aquellas cosas que se venden orientadas al turismo.
La barrera idiomática puede hacer que el turista se pierda conocer un pueblo encantador o una cala cercana que únicamente conocen los locales.
Confusiones innecesarias
Esta barrera idiomática no solo afecta a la hora de vivir una experiencia más en profundidad, sino que también puede provocar situaciones incómodas como pedir la comida incorrecta en un restaurante local que no tenga una variedad lingüística muy amplia en sus cartas, o puede incluso llevar a decir una frase erróneamente traducida que sea desagradable para el interlocutor.
La solución para evitar estos problemas
A pesar de que las barreras idiomáticas pueden suponer una gran fuente de problemas en viajes internacionales, actualmente existen soluciones tecnológicas que permiten romper esas barreras y por los menos, tener una mayor seguridad. Además de los típicos traductores de los buscadores como Google, algunas compañías han creado sus propios gadgets para traducir.
Así, la compañía Vasco Electronics dispone de un dispositivo, Traductor V4, capaz de traducir textos, fotos y audios hasta en 108 idiomas diferentes.