Existen lugares a los que nunca llegan cuando hacemos la limpieza general de la casa y uno de ellos es la goma de la lavadora, una goma que almacena toda la humedad del electrodoméstico y que puede acumular mucha más suciedad de la que nos imaginamos.
[¿Sabes cómo eliminar el moho de tu ropa? Sigue estos trucos para una limpieza efectiva]
La posibilidad de que se genere moho en la lavadora es mucho más amplia que en cualquier parte de la casa, ya que cometemos muchos errores a la hora de utilizar este electrodoméstico que producen el surgimiento de humedad.
Los constantes lavados, el detergente o la mala ventilación favorecen a la poca higiene que puede llegar a tener este artefacto, además de ser el bolsillo de Doraemon en el que aparecen todos los objetos pequeños que perdemos a lo largo de los días.
La limpieza de la lavadora es un hábito que, aunque no lo parezca, necesita más tiempo del que nos pensamos. Si esta no se realiza correctamente, nos exponemos a que esa suciedad pase a nuestra ropa y, en el peor de los casos, que el propio electrodoméstico genere un mal olor que progresivamente se adhiera a nuestras prendas y sea muy difícil librarse de él.
¿Por qué se ensucia tanto?
La suciedad que se acumula en este espacio puede tener muchos motivos, pero el principal se da porque una vez termina nuestro ciclo de lavado tendemos a cerrar la puerta de nuestro electrodoméstico, evitando que los diferentes apartados se sequen.
Lo ideal sería que dejásemos la puerta entreabierta para que se seque sola y no acumule ningún tipo de humedad o que, una vez termine nuestro lavado, sequemos la goma con un trapo dejándola completamente seca. Así evitaremos la humedad y el moho que esta conlleva.
El truco definitivo
Se acabó el frotar hasta quedarnos sin fuerza o hasta terminar rompiendo la goma. El truco que necesitas para limpiar este espacio, es mucho más simple de lo que estás haciendo y solo necesitas un par de trapos y lejía densa de lavadora.
Para los trapos, puedes coger un par de camisetas viejas que tengas por casa y utilizarlas como tal, ya que las vamos a impregnar de lejía para que no dejen ni rastro de suciedad ni de moho en nuestra goma.
Una vez tengamos nuestros trapos, en un pequeño cubo echamos lejía y empapamos bien nuestros utensilios de limpieza. Cuando los tengamos bien húmedos los vamos a ir adaptando a la goma de la lavadora. ¡Ojo! No te olvides del interior que aunque no lo veamos también acumula mucha suciedad.
Cuanta más cantidad de trapos y más espacio abarques, más intensa será la limpieza y a más lugares llegarás. Después de que hayas cubierto cada parte, los dejaremos actuar durante una hora.
Tan pronto como hayamos dejado actuar a nuestros trapos, tenemos que ir quitando uno a uno. Cuando todos estén fuera, los volveremos a meter al tambor para hacer un último lavado con un poquito de gel. Ponemos un programa largo a máxima temperatura y si queremos ser mucho más precisos en el compartimento de jabón podemos echar un chorro de vinagre blanco.
Si has seguido estos pasos, tu goma habrá quedado como nueva, pero es fundamental mantenerla de tal manera, ya que es muy probable que en poco tiempo vuelva a acumular mucha suciedad. Así que recuerda siempre secarla después de cada lavado o dejar la puerta entreabierta, nunca cerrada.
Así como la goma, también es fundamental limpiar todas las partes de la lavadora que nos faltan, como el cajón o el filtro, para lograr una limpieza completa.