El amor hacia una mascota es una sensación maravillosa. Estos animales de compañía son parte de la vida de sus dueños y comparten miles de momentos con ellos. Se va siguiendo su desarrollo y el momento del deceso es una catástrofe. Gatos o perros copan fotos y vídeos en redes sociales y habitan espacios comunes en domicilios. Su cuidado es algo crucial, pero por ello no se debería descuidar el del propietario.
Así pues, hay algunas actuaciones que pueden entrañar peligro. Incluso si son habituales y vistas como inofensivas. En el caso de los perros, una muy común es permitir que te chupe la cara. Dejar que se acerque y pegue algún lametazo no se mira como algo peligroso, pero podría serlo.
Las posibilidades de enfermarse por eso son muy pequeñas, pero hay ciertos riesgos. ¿La causa? Que estos animales suelen -haciendo caso de su naturaleza- ir chupando lo que se encuentran, incluso heces. También sus zonas íntimas o cuerpos sin vida de otros animales. Y eso es luego lo que se aproxima a la piel del humano.
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Hay, por tanto, razones para dejar de permitirlo. Especialmente para las personas inmunodeprimidas. Porque es probable que las infecciones adquiridas por las mascotas se subestimen y no se reconozcan debido a los síntomas generales similares a los de la gripe y que tienden a resolverse por sí solos.
Pero no hay que obviarlas: en el historial médico se han descrito infecciones bacterianas graves por un lamido de perro. Por ejemplo, un patógeno raro pero potencialmente mortal, Capnocytophaga canimorsus, puede ser especialmente arriesgado para los ancianos, aquellos que consumen mucho alcohol o entre inmunodeprimidos o sin un bazo funcional.
Infecciones por capnocytophaga son más comunes después de una mordedura, pero pueden ocurrir sin que te piquen. Si bien estos riesgos suenan aterradores, es importante recordar que son extremadamente raros, según explica Sonya Krishnan en The Washington Post. La especialista en enfermedades infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins afirma que las posibilidades son similares a las de "ser alcanzado por un rayo". Algunas investigaciones han estimado que la tasa de incidencia de la sepsis por Capnocytophaga es de alrededor de 0,5 a 0,7 casos por millón de personas al año.
Formas para reducir riesgos
Incluso siguiendo los consejos de los expertos, puede haber momentos en los que un perro se arrime y chupe, pillando desprevenido. Para reducir este imprevisto, una de las medidas principales es mantener a la mascota con la vacunación en regla. "Tu piel proporciona una fuerte barrera para que las bacterias entren y causen infecciones, por lo que hay poco riesgo de infección si un perro te lame la piel", insistía Krishnan.
Una de las precauciones básicas es mantener al cachorro alejado de heridas abiertas, así como de granos y herpes labiales. También es más seguro evitar las membranas mucosas como la boca, la nariz o los ojos. Y, huelga apuntarlo, no se recomienda que te lama un perro callejero o desconocido.
Otra preocupación de acercar la cara a cualquier perro es que te muerda. De hecho, un estudio adelantado por el rotativo estadounidense afirma que el 37% de unos 1.300 niños tratados por lesiones relativas a mordedura de perro lo sufrían por una mascota familiar.
Además, la mayoría de estas mordeduras se dan en las manos o en las extremidades inferiores, pero pueden tener lugar en la cabeza o el cuello. Por eso es fundamental no dejarles desatendidos con el animal, aunque nada impida que goce del amor doméstico. Incluso si eso implica analizar su piel, sus heces y sus dientes para mantenerle sano. También será un remedio para el humano.