"Cuando tienes dinero en tu cuenta bancaria puedes pagar las facturas, comprar cosas, acceder a servicios y tener un estilo de vida más o menos cómodo. Cuando estás en bancarrota, cuando tu cuenta está en números rojos, no puedes pagar nada. Este mismo concepto se aplica a las emociones". Así explica en su pódcast el psicólogo Robert Sasuke, experto en desarrollo humano y emprendimiento, lo que es la quiebra o bancarrota emocional.
Cuando una persona se sume en este estado, no es capaz de expresar, procesar, compartir o aceptar sus emociones. Estas, simplemente, le superan, se ve desbordada. Si las emociones le controlan, y no es capaz de domarlas, tal vez esa persona se encuentre en esta situación.
Estar más irritable, no ser capaz de expresar de manera asertiva las emociones o atacar a los demás al hacerlo son algunas de las señales de alerta de la quiebra emocional. Además, tal y como explican en el portal El rincón de la psicología, en ocasiones la bancarrota emocional puede mostrarse a través de indiferencia o de esa sensación de que todo nos es ajeno. Pero también puede manifestarse con un tsunami de sentimientos y pensamientos negativos que la persona no puede parar.
Señales de alerta
Irritación constante. Los pequeños detalles o las cosas intrascendentes irritan a la persona en cuestión. Es incapaz de convivir o superar detalles que, en otras circunstancias o momento, hubiese pasado por alto.
Represión vs. bombardeo. La persona reprime sus emociones hasta el punto en que, un día, de buenas a primeras, explota y las deja fluir de golpe.
Humor cambiante. El humor de la persona cambia de golpe, sin previo aviso y sin explicación: el yoyó de su estado de ánimo para de la tristeza a la euforia en minutos.
Adiós a las emociones. La persona se niega a aceptar según qué emociones y se culpa por experimentarlas.
Aislamiento. Una persona en quiebra emocional no es capaz de compartir sus emociones y, por el contrario, se encierra en sí misma. Además, tiende a pensar que nadie más podrá comprenderle.
Distancia emocional. Esa persona levanta una barrera con sus seres queridos y se ve incapaz de establecer un vínculo empático y afectivo.
Sin salida. La indefensión aprendida se introduce de lleno en la vida de una persona en bancarrota emocional, y es que es incapaz de encontrar una salida a la situación en la que se encuentra.
La quiebra emocional afecta tanto a la persona que la sufre como a todo su entorno. El estrés emocional que provoca acaba, con el paso del tiempo, generando trastornos de ansiedad o depresión.
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Pero, como alertan en El rincón de la psicología, la bancarrota emocional no sucede de la noche a la mañana. Como ocurre con la bancarrota económica, se trata del estadio final de todo un proceso.
El camino hacia la bancarrota
Hay determinados comportamientos y situaciones que sitúan a una persona en el camino hacia la quiebra emocional. Conocerlos es clave para poder detectarlos y pedir ayuda profesional antes de que sea tarde. Algunos son:
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Hacer demasiadas cosas, estar sobrecargado de actividades y tareas que impiden que se 'recarguen las pilas'.
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No prestarle atención a las señales de alarma.
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Procrastinar las emociones y el autoanálisis y pensar que todo mejorará cuando la situación cambie o los problemas desaparezcan. El problema está en que, normalmente, unos problemas vienen sucedidos de otros.
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Planear el futuro a todo detalle sin enfrentarse al aquí y ahora y sin tomar medidas, soluciones o pedir ayuda en el presente.