Cuando queremos hacernos un café y la leche lleva mucho tiempo en la nevera, miramos su fecha de caducidad, así como hacemos también con la carne que compramos o con todo tipo de alimento que vayamos a consumir, menos con uno: los huevos.
[Esto es lo que ocultan los huevos que tienen un puntito rojo: el aviso de los especialistas]
Es irrebatible que mirar la fecha de consumo preferente de los huevos es un poco más difícil, ya sea porque quizás no aparece o porque no podemos ver su apariencia desde fuera, esto hace el proceso más tedioso el cual tendemos a ignorar.
Los huevos, ciertamente, no tienen caducidad. La fecha que aparece indica el plazo máximo en el que los huevos se pueden considerar frescos y no se debe confundir con la fecha de caducidad, así lo confirman desde la Organización Interprofesional del Huevo y sus Productos y del Instituto de Estudios del Huevo.
Cuando hablamos de la edad de un huevo, nos referimos al tiempo que ha pasado desde su puesta. Según estos estudios, un huevo fresco es el que tiene 28 días como máximo desde su fecha de puesta.
Lo cierto es que consumir un huevo después de su fecha preferente de consumo puede no ser tan peligroso como, quizás, comer un pescado en mal estado. Siempre y cuando haya estado bien almacenado, los efectos secundarios pueden ser menores.
Si consumimos un huevo después de la fecha indicada que no haya estado bien almacenado ni a su correspondiente temperatura, puede tener efectos sobre nuestra salud tales como malestar estomacal, náuseas, diarrea, vómitos o fiebre.
En cambio, si el mismo ha estado bien conservado y su cáscara luce intacta y limpia, puede consumirse varios días después de su indicación, siempre y cuando tengamos precaución a la hora de cocinarlo.
Como el huevo es uno de los alimentos más consumidos en todas las dietas, es importante saber su edad y si están listos para comer o, en su contrario, nos va a provocar malestar.
Es cierto que la forma más sencilla y más obvia para saber la edad de los huevos es mirando la fecha de consumo, la cual se debe indicar obligatoriamente. Si los huevos son comprados en un establecimiento, verás la indicación de consumo preferente en su envase o incluso, en el propio huevo.
Una vez encuentres el dato, tienes que calcular que el huevo se envasó un mes antes de la fecha que aparece en el mismo. Conociendo este dato, podrás calcular la edad que tienen.
Aun así, muchas veces no encontramos este dato. Si son huevos de gallinas que tú o tus familiares tenéis en casa, si has tirado el envase o si se ha borrado la fecha de la cáscara, no tendrás forma de averiguar la edad de tus huevos.
Hasta hoy, que con estos métodos sí podrás saberlo.
Vaso de agua
Para saber si puedes consumir los huevos que tienes en la nevera o simplemente saber cuánto tiempo tienes para hacerlo, lo único que necesitas es un vaso de agua donde introducir el huevo.
Dependiendo del comportamiento del alimento, una vez entre en contacto con el agua, tendrá una edad u otra. Si el huevo no flota en absoluto y se queda al fondo del vaso, querrá decir que este tiene entre uno y tres días. Sin embargo, si este se queda al borde del agua y flota, es posible que el huevo esté en mal estado.
Es a partir del día 12 cuando el huevo empieza a salir hacia la superficie del agua, esto sucede porque a medida que pasan los días, en el interior del huevo se va creando una cámara de aire que es lo que provoca que el mismo empiece a flotar.
Un huevo que no es fresco, pierde peso y es lo que también le hace flotar cuando se pone en un recipiente con agua.
Este es el truco más efectivo y famoso para saber la edad de los huevos, pero también existen otros muy sencillos que podrán servirte.
La clara y la yema
Otro truco que se puede poner en práctica para saber si el huevo está en buen estado consiste en romperlo y colocarlo sobre un plato. Si el huevo es fresco, la yema se quedará sobre la parte central.
Sin embargo, si el huevo tiene un tiempo considerable, la yema estará ubicada en los costados del mismo.
A freír
Poner a freír el propio huevo es otro de los métodos que puedes hacer para saber si puedes consumirlo o no y también tiene que ver con la yema.
Si el huevo es muy fresco, la película que recubre la yema no se romperá y permanecerá intacta. En cambio, si el huevo tiene unos días de más, la yema se dispersará sobre la clara.
El sonido
Efectivamente, el sonido también nos puede ayudar a descubrir qué huevo va a estar mejor que otro. Si al agitarlo, suena el chapoteo de la yema significará que el huevo posiblemente no esté bueno.
Es importante tener en cuenta los alimentos que consumimos, tanto su aspecto como su fecha de caducidad, para evitar posibles sustos.
Desde la INPROVO y el Instituto de Estudios del Huevo confirman que también existen características en el propio huevo que nos harán saber si podemos consumirlos o no.
En el caso de la clara suele presentar dos zonas: una más densa y otra más líquida. Cuando el huevo envejece, la clara densa se va volviendo cada vez más líquida y termina por no haber distinción entre las dos partes.
Por último, la yema de un huevo fresco tiene forma semiesférica y se apoya sobre la clara densa. Cuando este pierde frescura también perderá altura y la forma esférica se convierte en achatada.