La llegada del otoño marca el regreso de las prendas más cálidas a nuestro armario. Abrigos, gabardinas y jerséis se imponen ante la bajada de las temperaturas. Pese a ser sumamente versátiles, cuentan con una dificultad añadida: su tejido.
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Habitualmente compuestas de lana o cachemira, resulta complicado mantener estas prendas sin gastar dinero en exceso. La limpieza en seco se presenta como la opción más segura para cuidarlas y conseguir mantenerlas, pese al paso del tiempo. ¿Pero es posible realizarlo desde casa? Descubre algunos trucos para limpiar tus prendas y, de forma más concreta, tus abrigos, a precio asequible.
La preparación
Antes del lavado de tu prenda, ten en cuenta su tejido. Leer la etiqueta es un criterio clave ya que de ella dependerá el proceso de lavado y el resultado. Si tu abrigo se compone esencialmente de algodón, puedes lavarlo de forma automática. Con un ciclo a 30 grados (nunca superior), no debería deformarse ni cambiar de textura en la lavadora.
Si tu abrigo se compone esencialmente de lana o cachemira, es recomendable lavarlo a mano. ¿Cómo hacerlo? Tiende tu abrigo en una superficie plana. En un cubo, añade un poco de jabón líquido o especial manchas a un litro de agua. Esta ha de ser fría, o un poco tibia, pero nunca agua caliente ya que la lana encoge con las altas temperaturas. Embebe un trapo y aplícalo de forma delicada sobre las zonas manchas o más sucias. Es fundamental no frotar, el aspecto del tejido podría cambiar.
Otra receta "milagro": en un cabo, mezcla un litro de agua fría, tres cucharadas de amoniaco, una de zumo de limón y un tapón de detergente. Aplica la mezcla en tu abrigo. Para escurrir el agua después de limpiar un abrigo de lana, no lo estrujes. Es preferible apretar con ambas manos hasta que saques el máximo de agua posible.
Si aún así quieres decantarte por la lavadora, coloca tu abrigo en una bolsa de protección y lávala sin otras prendas con el ciclo delicado o lana. Eso sí, si vas a lavar un abrigo de plumas en la lavadora, sí debes incluir otra prenda en el lavado, preferiblemente pesadas, como un par de vaqueros, por ejemplo. ¿Por qué? Ayudarán a frotar la chaqueta de plumas y mejorarán su lavado. Además, el peso extra ayudará a balancear la lavadora, de lo contrario, esta podría hacer movimientos bruscos.
Sea cual sea el método, no laves tu abrigo más de dos veces al año a menos que sea estrictamente necesario.
Consejos genéricos
Antes de limpiar tu abrigo, recuerda algunos consejos básicos. Comprueba siempre que tus bolsillos estén vacíos. Si contienen otro tejido u objeto, su aspecto podría cambiar de forma irremediable. Si tu abrigo cuenta con algunos detalles delicados como un cuello de falso palo o un forro, no dudes en quitarlos. Evitarás agujeros o cambios de colores de tu prenda.
Para que la vida útil de tu abrigo sea más larga, intenta no llevarlo a diario (alterna con uno o dos modelos más), y procura tenderlo en un espacio con aire fresco. Los armarios o espacios cerrados, potencialmente húmedos, pueden dejar olores desagradables y persistentes.