Las tareas domésticas forman parte de la rutina diaria de todos. Eso incluye la limpieza de aquellas esquinas más ocultas de la casa o de esos objetos de los que no nos preocupamos por su suciedad porque no sabemos como limpiarlos.
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La plancha de la ropa es uno de estos instrumentos que cuesta un poco más mantener limpio, porque pensamos que no supone nada malo para nuestra ropa. O, también, porque no sabemos con qué productos limpiarla para no rayarla, estropearla o dejarla más sucia que antes.
El exceso de uso o despistes con la temperatura son algunos de los aspectos que pueden hacer que nuestra plancha de la ropa tenga un aspecto rugoso y quemado en la placa. Esto, aunque parezca que no, puede deteriorar algunas prendas o hacer que el planchado sea mucho menos efectivo.
Lo cierto es que existen algunos trucos y métodos caseros que pueden hacer que nuestra plancha de la ropa luzca como recién comprada. Muchos de ellos son, incluso, con productos que tenemos en casa.
Una aspirina
Muchas veces, la mancha de quemado resulta tan tediosa que buscamos cualquier remedio para quitarla; se pega a la ropa e incluso, estropea algunas prendas. Uno de los métodos caseros más efectivos para limpiar este instrumento consiste en nada más y nada menos que una aspirina.
Si no tenéis ninguna aspirina por casa, también podéis coger un paracetamol. Este, en muchos casos, suele tener un comprimido más grande y hará nuestra tarea mucho más sencilla.
Para ello, tenemos que encender la plancha y, con unas pinzas, coger la aspirina para no quemarnos. Una vez nuestro instrumento esté caliente, tenemos que frotar con la pastilla toda la placa.
Poco a poco verás que la mancha de quemado va desapareciendo. Cuanto más alta esté la temperatura de la plancha, más eficaz será la aspirina, ya que derretirá toda la suciedad. Lo fundamental en este truco es tener mucho cuidado de no quemarnos.
Una vez en la placa no quede ni rastro, pasamos una bayeta con nuestro producto multiusos de confianza para terminar de dejarla como nueva. El último paso es encenderla, meterle un poco de agua y expulsarla por los conductos de vapor para también limpiar todos ellos.
Un truco muy sencillo y eficaz que marcará una diferencia enorme en nuestra plancha en tan solo unos minutos.
Planchar sal
Un método que le funciona a muchas personas y con el que consiguen resultados muy efectivos consiste en planchar sal. Para ello debemos coger un paño, colocarlo sobre una superficie plana y encima, tirar un puñado de sal, distribuyéndola por toda la zona.
Una vez tenemos nuestra sal distribuida, conectamos la plancha y simplemente planchamos por encima del condimento. Este procedimiento podemos hacerlo durante unos minutos hasta conseguir un resultado a nuestro agrado.
Si no quieres utilizar un paño o no tienes ninguno a mano, puedes coger un trozo de cartón y seguir los mismos pasos. Cuando termines, verás que la plancha quemada que tenías antes ahora parece una nueva.
Papel aluminio
Para este método también debemos conectar la plancha a una toma de corriente, el calor hace que la suciedad y la zona quemada se reblandezca y sea mucho más fácil limpiarla y que quede reluciente.
Cuando haya subido su temperatura, debemos desconectar la plancha. Simplemente, queremos que esté caliente, pero que no esté enchufada.
Cogemos un pedazo de papel de aluminio y comenzamos a frotar la placa. A este proceso puede ayudarle un poco de vinagre blanco de limpieza, esto hará que a la vez que frotamos sea más sencillo y más eficaz que salga toda la suciedad.