"La dopamina es la que te incita a ir a buscar el placer, la que te motiva, la que te hace que no te cuesta esfuerzo" realizar determinada actividad. Así describía a la considerada como la hormona de la felicidad la neurocientífica catalana Sara Teller en una entrevista para EL ESPAÑOL | ENCLAVE ODS. Un neurotransmisor, explicaba, que "se libera cuando se activa el circuito de recompensa del cerebro y está vinculada por el deseo".
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Siempre que se habla de la dopamina se relaciona con la felicidad, con sensaciones y reacciones positivas. Pero Teller advertía en la entrevista que "también tiene su lado oscuro". Porque, aseguraba, "ese deseo de 'quiero más de aquello que me ha gustado' se nos puede ir de las manos y […] se puede convertir en una adicción".
Y ponía un ejemplo a su argumento: "Si saco en un examen un diez y yo me esperaba un seis, se da un chute de dopamina, o si publico un post en Instagram y resulta que tengo muchos más likes de los que me esperaba, pues también voy a tener esa recompensa de la dopamina. Las sorpresas, las novedades, todo lo que sea como algo inesperado, eso también causa mucha dopamina".
¿Qué hace la dopamina?
Este neurotransmisor tiene mucho que ver con diferentes funciones del cuerpo, como el aprendizaje, la memoria, el movimiento, el estado de ánimo, el apetito o el sueño. Y es precisamente por eso por lo que son muchas las personas que buscan una manera de activar la dopamina, que se libera cuando se siente placer o satisfacción.
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Pero ¿qué podemos hacer en nuestro día a día para, sin poner en jaque nuestro bienestar, propiciar que la dopamina se ponga a trabajar en nuestro cuerpo? Hay una actividad (muy) común que favorece su activación: escuchar música.
La música, fuente de felicidad
Probablemente el lector lo haya experimentado alguna vez: suena una canción y se le eriza la piel. Siente un cosquilleo y, de pronto, una sensación de placer, de relajación, incluso de éxtasis. Las emociones que nos despierta la música tiene mucho que ver con la dopamina.
Un estudio publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciencesi (PNAS) asegura que la música es capaz de activar los neurotransmisores que producen felicidad. Los investigadores demostraron una relación causal entre los niveles de dopamina y el placer que provoca escuchar música. Esto es, que las ganas de volver a escuchar una canción que disfrutas cada vez que la pones están motivadas por la dopamina que libera el cerebro mientras la oyes.
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Los resultados fueron claros: cuando alguien escucha música placentera, nuestro cerebro se activa, la dopamina aumenta y se activa el sistema nervioso simpático. Todo este proceso no hace más que estimular las emociones. De ahí que algunas canciones nos den subidón, otras nos entristezcan, y algunas no podamos dejar de escucharlas.