Algo tiene lo prohibido, que siempre despierta la curiosidad. Como ese cartel de 'no tocar' o esa puerta en la que claramente está escrito 'solo personal autorizado'. Los seres humanos sentimos interés ante ese tipo de cosas, sin embargo, existen algunas que, por mucho que queramos, permanecen ocultas y vetadas.
El hombre parece haber conquistado todo el planeta, incluido aquellos lugares lejos de él como la propia Luna o Marte. Lo cierto es que existen rincones en los que no han podido poner un pie, a pesar de estar mucho más accesibles.
Desde la bóveda del juicio final en Noruega hasta la habitación 39 en Corea del Norte, hay lugares en el mundo que han sido diseñados específicamente para la seguridad, a los que nadie puede entrar.
Sin embargo, tenemos que irnos hasta Brasil para encontrar la isla de las cobras, el territorio considerado más peligroso del mundo, por lo que está completamente prohibido para los humanos.
La imposible supervivencia
A poco más de 30 kilómetros de la costa paulista en Brasil, se encuentra la isla de la Quemada Grande, en el Océano Atlántico. El territorio pasó a llamarse la isla de las cobras, por el reptil que vive en el lugar.
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Con unas dimensiones que alcanzan los 430 kilómetros cuadrados, prácticamente todos ellos están ocupados por la serpiente de isla quemada (Bothrops Insularis), una de las más venenosas del mundo.
El reptil puede llegar a medir hasta 70 centímetros de largo, con un color marrón-amarillento y, de acuerdo con los cálculos, se estima que existe hasta un ejemplar por metro cuadrado.
La Bothrops insularis o también conocida como serpiente cabeza de lanza dorada se alimenta principalmente de aves y pequeños lagartos, e incluso pueden recurrir al canibalismo. Las crías recién nacidas y los juveniles se comen a los invertebrados.
Los pájaros viven con miedo de estas especies y su letalidad, por lo que han aprendido a predecir sus ataques para poder escapar. Al obligarse a comer animales más grandes, su veneno se hizo más mortal con el paso de los años.
Al tratarse de una especie en un lugar prohibido en el mundo, no se conocen humanos que hayan sido atacados por la misma. Sin embargo, los síntomas por el envenenamiento de Bothrops pueden incluir: dolor local, náuseas y vómitos con sangre, ampollas de sangre, moretones, sangrado intestinal, insuficiencia renal, hemorragia en el cerebro o necrosis grave del tejido muscular, entre otras.
Esta especie, debido al poco contacto entre Ilha de Queimada Grande y el continente, desarrolló la capacidad de ser cinco veces más venenosa que aquellas que habitan en tierra firme.
Un campo de minas, en el que cada paso puede costarnos la vida. Nada más llegar, un cartel advierte de la imposibilidad de supervivencia, prohibiendo por completo desembarcar allí.
Las personas que tienen permiso de entrar
A pesar de que el Estado brasileño ha hecho esfuerzos importantes para evitar que las personas pisen la isla, existen unas que se aventuran en las inmensidades para conseguir ejemplares específicos: los cazadores.
Por ellos, pueden llegar a conseguir cerca de 30 mil dólares, según ha contado National Geographic. Lo cierto es que más allá de ello, desde la década 1920 el faro de la isla está automatizado y por allí únicamente pasan —al menos con permiso y de forma controlada— los miembros de la armada brasileña.
A día de hoy, las autoridades de Brasil han declarado la isla como Área Relevante de Interés Ecológico.