El mes de septiembre pone un punto y final al verano y supone, por ende, la vuelta a la rutina. El regreso a la oficina, la organización de la vuelta de los niños... se acumulan, pudiendo generar un efecto bola de nieve. "El regreso a la rutina implica siempre un momento de choque, de enfrentarse a la realidad, que dependiendo de cómo sea ésta, puede resultar más o menos difícil y afectar negativamente al ánimo de las personas", explica Fátima Gómez, profesora de Sociología de la Universidad Europea.
[Síndrome de la abuela esclava, uno de los más comunes entre las mujeres adultas]
Pero, ¿cómo afrontar la "cuesta" asociada al mes de septiembre? Descubre, en palabras de expertos, qué consejos puedes aplicar en estos días de cambio en los que la rutina, pese a imponerse, no tiene por qué ser negativa.
¿Cómo enfrentarse a septiembre?
"Es conveniente que unos días antes de reincorporarnos al trabajo intentemos retomar los horarios de forma escalonada, de modo que nos cueste menos acostumbrarnos al día a día cuando no tengamos más remedio que hacerlo.
También es recomendable cuidar la alimentación y hacer ejercicio, ya que potenciando los hábitos de vida sana se allana el camino al resto de costumbres. Comer de forma equilibrada, además, impacta positivamente en nuestra salud mental, por lo que es recomendable aumentar el consumo de frutas, verduras y legumbres para dar la bienvenida al otoño", recuerdan los expertos de la Universidad Europea.
El control de la ansiedad es otra clave: "Existen diversas técnicas de relajación que pueden ayudar a reducir los niveles de ansiedad y estrés, como puede ser la respiración profunda, la meditación, el yoga y el mindfulness. Buscar un lugar tranquilo, sentarse o acostarse cómodamente e inhalar lentamente por la nariz durante unos cuantos segundos, sostener la respiración brevemente y después exhalar lentamente por la boca seguro que funciona. Un baño caliente con sales de baño o aceites esenciales también calma la ansiedad y relaja los músculos.
Las vitaminas del grupo B, como la B6 y B12, están involucradas en el funcionamiento normal del sistema nervioso por lo que son buenas para la ansiedad. Alimentos como los huevos, los lácteos, las carnes magras, cereales integrales y las verduras de hojas verdes ayudan con la ansiedad, junto a frutas como las fresas, naranjas, papayas, kiwis que por su alto contenido en vitamina C ayudan a combatir el estrés oxidativo y contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario fundamental para la vuelta a la rutina", destacan desde Ringover.es, la solución líder de comunicación omnicanal para empresas.
"Pero lo más importante de todo, es la actitud", asegura la profesora Fátima Gómez. "Cada vez más estudios de opinión corroboran que el final de las vacaciones y el inicio de un nuevo curso representan un momento ilusionante y esperanzador para muchas personas. Plantearse nuevos retos, valorar el reencuentro con los compañeros y amigos, y disfrutar la comodidad del hogar, ayudará a dar esquinazo al famoso síndrome postvacacional".
Pese a ser un choque inevitable, el final de las vacaciones no debe suponer un trauma o el fin de la felicidad. A lo largo del año, "hay que intentar mantener un equilibrio entre el trabajo y la vida personal y practicar actividades placenteras en las horas libres para mejorar el bienestar general", añaden finalmente desde Ringover.