Atenas, la capital de Grecia, se ha convertido en el destino turístico elegido por millones de viajeros cada año. Su historia, así como sus rincones llenos de vida, han hecho de esta urbe un lugar que aún inspira a literatos y apasionados por la historia. La ciudad vio nacer la democracia, los Juegos Olímpicos y la Filosofía. Junto con Roma, es considerada la cuna de la civilización occidental. 

La que fue una de las más poderosas ciudades-estado ahora constituye un verdadero museo al aire libre en el que cada templo, columna y calle narran el pasado del antiguo mundo griego. Su nombre procede del griego Athenai —una forma plural traducida al castellano como Las Atenas, posiblemente porque la ciudad se formó a partir de un conjunto de pueblos—, si bien los griegos aseguraban que recibía este nombre en honor a su protectora, la diosa Atenea.

El origen de Atenas tiene lugar en la Acrópolis. Se trata de la 'ciudad alta' más representativa de Grecia, situada en una cima a más de 150 metros sobre el nivel del mar. Los primeros registros de población datan en el año 700 a.C en torno al antiguo asentamiento. 

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Su época dorada, en cualquier caso, se sitúa en el siglo de Pericles, es decir, el V a. C. En este período, la ciudad experimentó un florecimiento sin precedentes en las artes, el teatro, la filosofía y la política, y se convirtió en una de las urbes más poderosas del mundo.

Monumentos y otros imprescindibles

Sobre la Acrópolis, considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, se erigen algunas de las ruinas más importantes de la historia. Una de ellas es el Partenón, principal templo de la antigua Grecia, que ha resistido al paso del tiempo y lidera imponente la postal de la ciudadela.

Vista general de la Acrópolis ateniense. iStock

La parte más alta de la ciudad también acoge los Propileos, las monumentales puertas que dan acceso a la Acrópolis; el Erecteión, templo del rey Erecto, consagrado a Atenea y Poseidón y acompañado en sus columnas por las figuras de las cariátides; el templo de Atenea Niké, construido en conmemoración del triunfo de Atenas en la batalla de Salamina; la Odeón de Herodes Ático; y el teatro de Dionisio Eléuteros, considerado el teatro más antiguo del mundo.

A tan solo 300 metros de la ciudadela está el Museo de la Acrópolis, un moderno edificio donde se exhiben esculturas y otros artefactos encontrados en el sitio arqueológico. Aquí, el viajero puede seguir explorando la historia y la importancia cultural que tuvo la ciudad de una manera interactiva e interesante para todos los públicos. Además, junto a él se encuentra el Museo Arqueológico Nacional de Atenas, también considerado de visita imprescindible.

Otro punto imprescindible es el templo de Zeus Olímpico, uno de los más impresionantes de la antigua arquitectura griega. Hoy en día, podemos imaginar su majestuosidad a partir de las columnas que todavía se mantienen en pie en este santuario construido como tributo al rey de los dioses.

Quienes visitan Atenas suelen continuar su recorrido histórico en el ágora, el centro de la vida política y social en la antigua ciudad. En esta zona se pueden ver las ruinas de los edificios públicos, las estatuas y los templos que una vez fueron el corazón de la democracia ateniense.

Imagen de archivo del Ágora Antigua. iStock

Atenas es conocida por su animado ambiente urbano, que se deja notar especialmente en los barrios históricos de Monastiraki y Plaka. Estos pintorescos vecindarios están llenos de calles adoquinadas, tiendas de recuerdos, tabernas tradicionales y cafés acogedores.

En ellos, el viajero puede dejarse llevar por la auténtica esencia local de Atenas, que también se extiende al Pireo, el puerto de la ciudad. Aquí es posible visitar mercados locales, restaurantes especializados en mariscos frescos y, si el tiempo lo permite, tomar un ferry para explorar las incomparables islas de Santorini y Mykonos.

Marina de Mikrolimano en el Pireo, Atenas. iStock

Organizar un viaje a la ciudad

A la hora de planificar una escapada a Atenas, lo primero que hay que considerar es el transporte. Desde Madrid, Iberia ofrece un vuelo diario y directo que reduce las distancias entre ambas capitales, de manera que aterrizar en el Aeropuerto Internacional Eleftheiros Venizelos (el único que hace vuelos comerciales en la ciudad) apenas lleva más de 3 horas y media.

Una vez en Atenas, la forma más cómoda de moverse es utilizando el transporte público. La ciudad posee una red muy completa de metro, tranvías, autobuses y trolebuses. En cualquier caso, los rincones más impresionantes de la capital tendrás que recorrerlos a pie, y muchos turistas programan excursiones guiadas para estar al tanto de todas las curiosidades y detalles de los monumentos que ven en su visita.

En cuanto al alojamiento, Atenas es una ciudad de tamaño considerable. Las zonas de referencia, según las recomendaciones que los turistas dejan en foros de viaje, son los barrios de Kolonaki, Plana, Sintagma y Monastiraki, áreas bien situadas en las que pueden encontrarse tanto opciones low cost como hoteles equipados con todas las comodidades.

Vista aérea de la Plaza Monastiraki con turistas y gente local. iStock

Por último, mención aparte merece la gastronomía griega. La ciudad está llena de restaurantes que ofrecen los platos tradicionales de la cocina local, como la moussaka, el tzatziki —una salsa de yogur con pepino y ajo— o la tyropita —pasta rellena de queso feta—. ¿Puede haber algo mejor que culminar la experiencia en Atenas en una taberna local, dejándose envolver por la música en directo y el ambiente festivo?