Cuando se firma un contrato de alquiler, es importante que en el mismo se indiquen claramente las obligaciones y los derechos de ambas partes, tanto del propietario del inmueble como del inquilino, de forma que así se puedan evitar disputas futuras. Uno de los principales problemas que surgen en este sentido tiene que ver con las reparaciones en el hogar, y saber si el casero te tiene que comprar un nuevo electrodoméstico si se rompe.
¿Quién paga la reparación de electrodomésticos en una vivienda de alquiler?
La Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) especifica claramente que las averías de los electrodomésticos del hogar deben ser abonadas por el propietario del inmueble, a excepción de que estas vengan dadas por un mal uso o un daño intencionado por parte del inquilino. No obstante, existe una excepción, y es que cuando se trata de una avería mínima, como la de un filtro, una bombilla o se puede demostrar que la culpa de la avería ha sido del arrendatario, será este el que tenga que pagar la reparación.
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De esta manera, el propietario tiene que hacer frente al pago de la reparación de un electrodoméstico, como el frigorífico, la nevera o la lavadora, a excepción de si la avería está provocada intencionadamente o a causa de un mal uso por parte del inquilino.
Así pues, en el caso de que fuese necesario cambiar un electrodoméstico averiado, se estaría hablando de reparaciones que son necesarias para conservar el inmueble, por lo que será el arrendador quien tenga que hacerse cargo del coste. No obstante, si se acredita que el aparato se ha estropeado como consecuencia de un mal empleo por parte del inquilino, será el arrendatario el que tendrá que abonar el coste de la reparación o compra de uno nuevo.
Sin embargo, en ocasiones puede llegar a suceder que no haya acuerdo entre inquilino y propietario, sobre todo en los casos en los que hay dudas acerca de la causa de la avería del electrodoméstico. El propietario puede llegar a alegar que se debe a un mal uso del inquilino y este afirmar que se debe a un desgaste normal por el uso del aparato.
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En este tipo de casos, habrá que solicitar un informe pericial para la solución del conflicto. Si no hay acuerdo entre ambas partes, al poseer cada uno un informe que avala su postura, la última vía posible es la de acudir a la vía judicial o al Arbitraje. Este último conlleva una serie de gastos que son similares a la de un procedimiento judicial, debiendo abonar los correspondientes honorarios de los árbitros y las costas.
¿Qué se considera mal uso de un electrodoméstico?
Todos los electrodomésticos de una vivienda de alquiler deben ser usados de una forma responsable y adecuada, por lo que, si es el propio inquilino el que daña alguno de ellos, deberá ser quien se haga cargo de la reparación o sustitución del mismo.
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Esto se refiere a cualquier acción que vaya en contra de las instrucciones de uso del electrodoméstico o que pueda llegar a provocar su deterioro o avería, como usar la lavadora con sobrecarga, no seguir las instrucciones de uso del lavavajillas o del microondas o no limpiar el filtro de la secadora, entre otras. Hay que recordar que los arrendatarios tienen la obligación de conservar la vivienda en condiciones de habitabilidad, incluyendo ello la conservación de los electrodomésticos del hogar.
En este caso, si se usa un electrodoméstico que acaba presentando algún tipo de avería derivado de un uso normal o por el propio paso del tiempo, así como por si el problema viene originado por un defecto de fábrica, tanto la sustitución como su reparación, como hemos mencionado, correrán a cargo del propietario. Sin embargo, las pequeñas reparaciones de desgaste que vendan dadas por una utilización ordinaria de los aparatos son responsabilidad del inquilino, como sucederá, por ejemplo, en el caso de un exprimidor o una batidora.
En la línea de lo anterior, hay que entender como pequeñas reparaciones aquellas que obedecen al uso normal de las cosas y que resultan necesarias para que la vivienda se mantenga en condiciones de habitabilidad. Estos arreglos son responsabilidad del arrendatario y se refieren a desperfectos o deterioros que se causan sobre el mobiliario o los enseres que este utilice habitualmente y que necesitan de un mantenimiento habitual o periódico para que mantengan un uso correcto.
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El propietario, en todo caso, es el responsable de asumir las reparaciones que sean necesarias en techos, paredes o suelos, de forma que la vivienda se encuentre en perfectas condiciones para ser habitada.
Cómo evitar conflictos con las reparaciones en una vivienda de alquiler
Para evitar conflictos entre el inquilino y el propietario de la vivienda de alquiler, es recomendable determinar todos estos aspectos en el propio contrato de alquiler, de forma que queden claras las responsabilidades de cada una de las partes. De esta forma, se podrán prevenir escenarios de incertidumbre y malestar y tanto arrendador como arrendatario tendrá claras sus obligaciones.
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Asimismo, en el mismo es aconsejable que también se indique la manera en la que el inquilino debe comunicar posibles averías o desperfectos. De esta manera no habrá dudas al respecto, si bien, por norma general, se deberá realizar por escrito y adjuntando la imagen en la que se pueda ver el problema siempre que sea posible.