Relaciones tóxicas: así es como puedes reconocerlas y liberarte

Aproximadamente el 70% de la población española vive en pareja, pero la realidad es que ni ese 70% ni el 30% restante están exentos de correr el riesgo de vivir una relación tóxica. Este tipo de relaciones al fin y al cabo, no aparecen avisando y muchas personas son conscientes de ellas cuando ya están completamente sumergidos en una de estas relaciones. Un tipo de relación que en vez de sumar solo resta y cuyas consecuencias físicas o psicológicas lamentablemente viven numerosas mujeres.

Pero ¿qué ocurre cuando ese patrón de relaciones tóxicas se repite en el tiempo? y ¿cuándo la persona 'enganchada' a este tipo de relaciones es incapaz de salir de esta vorágine de miedos, culpa y baja autoestima? Si consideras que alguna de estas relaciones destructivas y tóxicas te está causando malestar, a continuación te señalamos algunos patrones con los que podrás reconocerlas y claves para ponerles fin.

Qué implica una relación sana

Antes de hablar de lo que implica una relación tóxica, es importante tener claro que en una relación de pareja sana, hablamos de un tipo de relación en el que ambas personas puedan crecer, tanto individualmente, como con la otra persona y fundamentadas en la confianza, el respeto, la admiración, la aceptación y la comunicación y en la que ambos puedan dar y recibir. 

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En este tipo de parejas con relación sana también habrá conflictos, desacuerdos, o discusiones, pero estas una vez resueltas deberán acercar y no alejar más a la pareja. Una relación sana también implica tranquilidad y paz, ya que no se fundamentan en un problema al que haya que darle vueltas una y otra vez para conseguir que funcione.

Qué es una relación tóxica

Por el contrario, una relación tóxica es aquella que nos hace sentir mal, que crea ansiedad o sentimientos negativos, precisamente porque hay que hacer un gran esfuerzo constante para que funcione. Una relación que va poco a poco acabando con la autoestima, en la que ambos miembros de la pareja no tienen objetivos en común, en la que existe constante frustración, irritabilidad, apatía, pena, angustia... 

En este tipo de relaciones tóxicas, la persona sufre debido al tipo de vínculo que crea con su pareja, a la que normalmente se aferra a pesar de que no reme en la misma dirección. Al contrario de lo que normalmente se piensa, una persona tóxica no implica que la persona que lo sea sea una mala persona, ya que puede suceder que la relación sea tóxica para uno de los miembros de la pareja y también puede suceder que el tóxico sea uno de los dos, como explica la psicóloga experta Silvia Congost en su libro de 'Si duele, no es amor'.

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De hecho, como explica la psicóloga: "Puede que la otra persona sea muy buena y tenga un gran corazón, que nunca nos haya faltado al respeto ni nos quiera ningún mal, pero aún así, puede convertirse en tóxica para alguien".

Esto puede suceder si por ejemplo estamos con alguien muy distinto a nosotros y que no nos da el afecto que necesitamos, que no comparte aficiones o que va en una dirección diferente a la nuestra, incluso aunque esa persona acepte como somos y lleve esas diferencias bien, pero no es capaz de modificar nada.

Incluso así, podrá ser una persona tóxica para nosotros, ya que aunque nos adaptemos a su forma de funcionar, esta no nos gusta o le pediremos cambios que nunca llegarán amargandonos consecuentemente en la relación. Por lo tanto, puede que una persona sea tóxica para nosotros porque su forma de ser o de actuar nos hace sufrir, pero no implica que siempre se trate de una persona tóxica.

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Cómo reconocer si estamos en una relación tóxica

¿Crees que has estado en una relación tóxica o tienes la sensación de estar en una? Si este es el caso y la frustración, el miedo, la inseguridad o el sufrimiento forman parte de tu día a día, no dudes en ponerte en manos de una psicóloga o psicólogo experto, para que pueda darte todas las pautas y herramientas necesarias para afrontar esa situación de la mejor manera.

Aún así, a continuación te señalamos algunos de los síntomas que a menudo pueden ayudarnos a identificar que no estamos con la persona adecuada y que vivimos una relación marcada por la toxicidad:

• Te sientes en una constante montaña rusa de emociones porque a veces sientes que la relación funciona y otras veces tienes claro que no es así.
• Sabes que hay muchos rasgos de tu pareja que no te gustan y le exiges cambios para poder estar felices juntos porque no aceptas a la otra persona en su realidad contigo.
• Tienes la sensación de que los conflictos se repiten una y otra vez y eso se traduce en un cansancio, angustia, ansiedad y sufrimiento constante.
• Ha habido rupturas y constantes reconciliaciones en el tiempo, sin que se observen cambios reales.
• Normalmente se siente que uno de los dos tiene más poder en la relación, mientras que la otra persona siempre está disponible.
• Puede ocurrir que la otra persona no se alegre de tus logros y siempre busque los defectos, restándoles importancia o que incluso cambie de tema cuando alguien alcanza un logro.
• La comunicación en pareja a menudo implica conflictos continuos y siempre tiende a tener la razón o la última palabra intentando ejercer poder sobre tus decisiones.
• También puede ocurrir que estemos ante una persona tóxica que sea controladora o posesiva y que no respete tu privacidad, de tal forma que te aisle del mundo y genere dependencia emocional.

Cómo salir de una relación tóxica

El primer paso para salir de una relación tóxica o despegarte de una persona tóxica si es el caso, es ser consciente de lo que ocurre. Puede que parezca uno de los pasos más fáciles, pero sin duda se trata del más doloroso, ya que tendrás que abrir los ojos y ser consciente de que para cuidarte y valorarte tendrás que alejarte de esa persona.

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Uno de los apoyos principales en estos casos, es que te ayudes de los consejos y pautas de una psicóloga o psicólogo experto, pero que también comiences a practicar buenos hábitos que puedan volver a alimentar tu autoestima.

• Controla tu sentimiento de culpa: Recuerda tus derechos de poder disfrutar de una relación sana, ya sea contigo misma o con otra persona. Analiza tus emociones y necesidades y empieza por quererte y tratarte mejor a tí misma.
• Observa con objetividad si la situación puede cambiar o si crees que volverá a ese bucle tóxico: Si la situación persiste tendrás que abandonar esa relación, ya que sino el sufrimiento no tendrá fin.
• Rodéate de gente que te ayude a sentir bien: Rodearte de personas importantes para tí, que puedan ayudarte a refrescar tus objetivos a recordarte tus derechos... Te ayudará a entender que cualquier relación que no respete tu autonomía y que deje a un lado tu felicidad no es adecuada.
• Hazte preguntas: Haz perder poder a la persona y pregúntate lo siguiente, ¿realmente merezco estar en esta relación tóxica? ¿Es el tipo de relación que quiero o que me hace feliz? ¿Me imagino todos los días de mi vida dentro de esta relación? ¿Mi vida será mejor sin esta relación? ¿Cómo puedo tomar las riendas de mi vida?
• Identifica las conductas tóxicas de uno y de otro: Muchas veces al estar en una relación tóxica y sobre todo cuando existe una dependencia tendemos a idealizar a la otra persona, pero es importante saber identificar las conductas tóxicas de la relación. Escribe en un papel esas conductas tóxicas que percibes en la otra persona y las cosas positivas que te aporta, de esta forma podrás materializar lo que te gusta y lo que no de la relación pero siendo objetiva y preguntarte si realmente quieres estar en esa relación y por qué sigues atrapada en ella.
• Deja el miedo a un lado: Una de las principales razones por las que este tipo de relaciones atrapan a la persona, es precisamente por el miedo a no encontrar alguien mejor. Esto ocasiona que muchas veces soportemos más cosas que no deberíamos tolerar. Recuérdate lo que vales y lo que mereces y pregúntate si se trata de un miedo coherente: ¿Qué ocurriría si esa persona dejara de estar en tu vida? ¿La necesitas realmente?. También puede ocurrir que el miedo sea real y que dejar a la otra persona pueda suponer un peligro físico o psicológico, si es así no dudes en pedir ayuda o ponerte en contacto con el 016 Servicio telefónico de asesoramiento y atención especializado contra la violencia de género.