En este análisis, nos enfrentamos a la intriga de por qué algunas parejas permanecen juntas a pesar de mostrar signos evidentes de crisis en su relación. La teoría sugiere que encontrar una pareja compatible en todos los aspectos, intelectual, sexual y romántico, puede no ser tan fácil como parece. A veces, las personas optan por ignorar señales de alarma en su pareja y justificar la continuación de la relación.
Además, se plantea que algunas relaciones pueden surgir inicialmente por la necesidad de ambas partes de tener compañía y compartir tiempo juntos. Lo que podría comenzar como una simple distracción para entretenerse y pasar el tiempo, termina evolucionando en una relación más profunda con el tiempo. La convivencia y la adopción de compromisos cada vez más serios también contribuyen a que estas parejas persistan, aunque puedan no parecer adecuadas desde fuera.
Esta estudio nos invita a reflexionar sobre los motivos ocultos y las dinámicas complejas que pueden llevar a algunas personas a permanecer juntas, a pesar de que desde una perspectiva externa parezca que la relación no funciona.
Sesgo de progresión
La razón principal por la que hay parejas que están juntas aunque no funcionan tienen que ver con el denominado sesgo de progresión. En la cultura occidental, las citas se ven como una fase de prueba para las relaciones románticas, en las que las personas se evalúan mutuamente pensando en si encajarán a largo plazo. Sin embargo, en la mayoría de los casos, las personas pasan por diferentes fases creando relaciones sin que haya ninguna consideración seria de si su pareja es la adecuada a largo plazo.
Cuando una persona no experimenta una gran atracción física, pasión o satisfacción sexual con su pareja, es recomendable que esa preocupación se pase por alto, con la creencia de que los sentimientos se desarrollen con el tiempo. Lo mismo sucede cuando llegan señales de alerta, que se dejan de lado en favor de las cualidades positivas de la otra persona. A medida que pasa el tiempo, ambos deben elegir de forma mutua e invertir en la relación, debiendo tomar decisiones importantes como la de presentar la pareja a amigos y familiares, pasar la noche juntos, tener fidelidad el uno con el otro, planificar actividades futuras, mudarse juntos y/o comprometerse, dando así pasos en su vida.
Sin embargo, como es normal, suceden contratiempos que pueden poner a prueba la relación, casos en los que será recomendable apostar por la perseverancia en lugar de separarse.
¿Por qué algunas parejas infelices siguen juntas?
El motivo por el que hay personas que están juntas aunque se vea que no funcionen tiene que ver con la dificultad para romper el vínculo adquirido. En este sentido, es importante saber que el momento en el que se conoce a una pareja es fundamental. Si dos personas se convierten en novias de jóvenes, ambos os iréis haciendo el uno al otro si evolucionáis de la misma forma, y es que en el caso de que esto no suceda, será el momento en el que se produzcan desajustes. No obstante, esto no quiere decir que siempre esos desajustes acaben en un divorcio o ruptura.
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De hecho, en las relaciones existen otros miedos que están más presentes de lo que se pueda llegar a pensar, como es la sensación de abandono o el hecho de enfrentar una vida en soledad, dos miedos que juegan un papel clave para que algunas personas continúen en pareja a pesar de ser evidente que no algo no funciona.
Sin embargo, cuando dos personas se conocen ya con mayor edad, es habitual que muchas veces uno se engaña, y es que se quiere tener una sensación de compañía, sin que en ocasiones se tenga realmente claro lo que se busca. Además, en gran medida también depende de la forma en la que la otra persona pueda acompañar.
Además del miedo a la soledad, en ocasiones hay otras razones que empujan a dos personas a encontrarse en pareja a pesar de que no les vaya del todo bien o hayan llegado a un punto en el que no encajan por completo, como son, por ejemplo, los motivos económicos o familiares para continuar con la relación. Y es que en muchas ocasiones estos aspectos son clave, sobre todo cuando hay hijos de por medio, cuando ambas partes de la pareja pueden tener una mayor dificultad para tomar una decisión de ruptura.
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Todo lo anterior provoca que, ante determinadas carencias o la falta de una total felicidad, uno se agarre a los puntos buenos de la otra persona, confiando en que llegue un cambio sin que se acepte por completo a la pareja. Sin embargo, en muy pocas ocasiones ocurre que la otra parte tenga ese cambio en su personalidad o forma de actuar que se espera.
Si te encuentras en una de estas situaciones, es importante ser capaz de reflexionar ante la situación sentimental que se sufre, debiendo tener muy clara la ganancia que puede suponer la ruptura de ese vínculo, y no necesariamente porque te quieras alejar de su lado, sino porque la vida puede aportarte otras muchas cosas, siempre buscando la máxima felicidad.