¿Abres la puerta siempre del revés? Todo es culpa del síndrome del ciempiés
El simple hecho de querer saber cómo realizamos diferentes tareas, nos hace olvidar cuál es su funcionamiento.
25 noviembre, 2023 11:17Vivimos en modo automático, en nuestra vida diaria, realizamos millones de acciones que tenemos metidas en la cabeza: caminamos, cerramos la puerta de casa, escribimos o conducimos. Rodamos gracias a todas esas habilidades que nos sabemos de memoria.
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El efecto ciempiés surge de todas esas acciones que se vuelven tan naturales, que ni las percibimos. Nuestro cerebro ya no piensa en qué pasos tiene que dar, sino que simplemente los ejecuta sin esfuerzo, así como nos acordamos de los nombres de las personas a las que vemos a menudo o sabemos cómo sumar.
Este dilema surge de un poema corto que se atribuye a Katherine Craster, se dice que se publicó en una colección de poesía en 1871 y apareció después en numerosas publicaciones, sirviendo de inspiración a otros autores:
Un ciempiés paseaba contento
Hasta que un sapo burlón
Le dijo: "Cuéntame, ¿en qué orden mueves las patas?"
Esto le llenó de dudas hasta tal punto
Que cayó desconcertado en el camino
Sin saber cómo correr.
En el momento en el que el ciempiés 'es obligado' a explicar cómo anda, se olvida completamente de cómo hacerlo. Y nos hace replantearnos, si la memoria nos fallase, ¿seríamos capaces de acordarnos de todas esas acciones que durante tanto tiempo nos han resultado tan simples?
¿Pensar provoca el error?
Este síndrome tiene lugar cuando una actividad que normalmente realizamos de forma automática o inconsciente se interrumpe por ser consciente de ella o por la reflexión sobre la misma.
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Si queremos entender cómo nos atamos los cordones, nos olvidaremos de anudarlos. Si reflexionamos acerca de que sabemos servir un vaso de agua sin derramar ni una gota, el próximo que echemos, tiraremos el líquido por todas partes.
Este efecto se da, sobre todo, en aquellas acciones que ponen en juego la seguridad: ¿He cerrado el coche? ¿He echado la llave de casa? ¿He apagado los fuegos después de cocinar?, pensamos tan poco las tareas que realizamos, que no nos acordamos de como terminan.
Así como cuando reflexionamos durante mucho tiempo en una palabra, empezamos a escucharla diferente, cuando pensamos qué procedimiento tenemos que seguir para algo básico, la torpeza se apodera de nuestro cuerpo.
Este síndrome también es conocido como ley de Humphrey, que desarrolló el psicólogo llamado George Humphrey, y señala que si una persona ha desarrollado la suficiente habilidad como para hacer algo de forma automática, el solo hecho de detenerse a pensar en ello perjudicará la ejecución.
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Humphrey se inspiró en el poema de Katherine Caster y según la BBC, los investigadores se han topado con que esta acción sucede en muchas personas y en diferentes sectores, como en el deporte.
En béisbol, es conocido como el 'síndrome de Steve Blass', por un jugador que, simplemente, se le olvidó lanzar, se volvió incapaz de lograr un strike y tuvo que lidiar con un descontrol total, una situación que se volvió mucho más seria.
En un mundo donde la automatización es la clave, entender este fenómeno es esencial para comenzar a pensar en todas las acciones que realizamos y pararnos varios segundos a reflexionar acerca de ellas.