Una vez alcanzados los 60 años comienzan a ser cada vez más evidentes los achaques propios de la edad y el envejecimiento, un momento de la vida en el que te puedes notar que tienes menos fortaleza y resistencia que en las décadas previas. Llegado a esta etapa de la vida, es necesario poner aún mayor énfasis en una alimentación sana y equilibrada, así como en la práctica regular de ejercicio, aunque este sea moderado.
Sin embargo, de nada servirá que te alimentes correctamente y hagas cierta actividad física si sigues manteniendo hábitos que son nocivos para la salud. De hecho, hay pequeños detalles que juegan un papel clave para poder mantener un buen estilo de vida, el cual debe basarse en eliminar del día a día aquello que más te perjudica. Más allá de dejar de lado el alcohol o el tabaco, que por todos es sabido que son hábitos tóxicos que deben eliminarse de una vida saludable, existen otros hábitos que pueden pasar más inadvertidos y que afectan negativamente a tu calidad de vida, haciendo que resulte más complicado afrontar el propio proceso de envejecimiento.
Los 4 hábitos que más dañan tu salud cuando pasas los 60 años
Además de ser recomendable evitar una vida sedentaria, existen cuatro hábitos que dañan tu salud sin que te des cuenta cuando pasas los 60 años. El primero de ellos es la insuficiente ingesta de proteína, la cual es fundamental para mantener la masa y la fuerza muscular y la salud ósea, además de ser una de las grandes aliadas a la hora de lograr una pérdida de peso.
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Aunque debe ser aplicable a cualquier edad, y no solo cuando se superan los 60 años, es a partir de esta edad cuando es aún más necesario disponer en el organismo de suficiente proteína. Las personas más mayores tienen un mayor riesgo de perder masa muscular, por lo que deben ingerir una mayor cantidad de proteínas, que se pueden encontrar en alimentos como los huevos, el salmón, o la carne de ternera, pollo o pavo, que deben prepararse a la plancha para evitar grasas perjudiciales para la salud.
El segundo de los hábitos que más perjudican a tu salud sin que te des cuenta es no beber suficiente agua. A medida que se envejece, la sensación de sed acostumbra a disminuir, haciendo que las personas mayores tiendan a deshidratarse más que los jóvenes, algo que es importante corregir con la mayor rapidez. Se recomienda beber entre 2 y 3 litros de agua diarios.
Un tercer hábito que daña tu salud, especialmente cuando superas los 60 años y que, habitualmente, pasa desapercibido, es el comer a deshoras. Con el paso de los años es un hábito que puede tener un impacto negativo sobre la salud, sobre todo porque puede afectar a tus ritmos de sueño, lo que podría ocasionar más periodos de insomnio. A su vez, este problema evitará que el cuerpo y la mente descansen lo suficiente, lo que podría derivar en repentinos aumentos de peso, mayores fluctuaciones de azúcar y una mayor probabilidad de sufrir diabetes.
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Por último, hay que hablar de la falta de fibra en la alimentación, que es uno de los más graves. Es fundamental que incluyas fibra en tu dieta para así nutrir a esas bacterias beneficiosas que viven en tu intestino, lo que contribuirá a disfrutar de una mejor absorción de nutrientes, a reducir la inflamación, e incluso a tener un mejor estado de ánimo. Para ello será suficiente con comer con mayor frecuencia verduras de hoja verde, pan integral y legumbres.
Precauciones alimentarias a partir de los 60 años
A medida que envejecemos, nuestras necesidades nutricionales, así como la capacidad que tenemos para procesar determinados alimentos, pueden cambiar, por lo que es importante tener unas precauciones alimentarias una vez alcanzados o superados los 60 años:
- Control de la ingesta de sodio: se debe reducir la cantidad de sal en la dieta para controlar la presión arterial y reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas. Es necesario evitar los alimentos procesados y es recomendable usar especias y hierbas para sazonar los alimentos.
- Mantener una dieta equilibrada: debe mantenerse una dieta rica en frutas, verduras, granos enteros, proteínas magras y grasas saludables, de manera que se puedan ingerir todos los nutrientes necesarios para poder mantener una adecuada salud muscular, ósea y cerebral, entre otros.
- Cuida la salud ósea: en esta etapa de la vida es fundamental incrementar la ingesta de calcio y vitamina D para poder disfrutar de una adecuada salud ósea. Deben consumirse productos lácteos bajos en grasa, nueces, pescado y verduras de hojas verdes.
- Atención a la vitamina B12: a medida que se cumplen años se reduce la capacidad del cuerpo para absorber vitamina B12. Se deben consumir alimentos que aporten la misma o bien recurrir a suplementos si existe un riesgo de deficiencia en esta vitamina.
- Vigilar el consumo de cafeína: ingerir demasiada cafeína puede llegar a provocar problemas relacionados con el sueño y la absorción de calcio. Por este motivo, a partir de los 60 años se debe limitar la ingesta de café, té y bebidas energéticas, sobre todo por la tarde y por la noche.
- Control de azúcar: si se padece diabetes o se está en riesgo, es necesario controlar la ingesta de azúcar e hidratos de carbono para mantener los niveles de glucosa estables. A la hora de elegir carbohidratos, optar por aquellos de bajo índice glucémico, como granos enteros.