La ducha es parte de nuestra rutina de higiene, y por lo general no supone un gran problema, ya que simplemente hay que dejar que el agua caiga sobre nuestra piel, para enjabonarse y aclararse posteriormente. Sin embargo, para hacerlo correctamente, será necesario prestar atención a una serie de detalles que en muchas ocasiones pasan desapercibidos.

Como no puede ser de otra manera, el objetivo principal de una ducha es conseguir mantener una adecuada higiene personal, fundamental para tener una buena salud y sentirnos mejor. En función del ritmo de vida de cada uno, así como de sus horarios, hay quienes prefieren darse una ducha a primera hora de la mañana, mientras que otros optan por dársela poco antes de irse a dormir.

Los defensores de la primera opción pueden disfrutar así de una ducha que les ayuda a despertar, además de favorecer la circulación sanguínea, mientras que en el segundo caso contribuirá a irse a la cama más relajados y con una sensación agradable de limpieza.

Los 8 rincones de tu cuerpo que olvidas al ducharte

Los expertos aseguran que hay algunos rincones del cuerpo que acumulan mucha suciedad y que olvidamos a la hora de ducharnos, algo preocupante puesto que pueden ser un foco de enfermedades e incluso desprender malos olores. Son los siguientes:

Ombligo

El ombligo es uno de los rincones de nuestro cuerpo que acumula una mayor cantidad de suciedad y al que en muchas ocasiones no se le otorga la importancia y atención que merece. Al tratarse de una cicatriz que en la mayoría de los casos tiene forma de hendidura, es muy fácil que en ella se acumulen las bacterias, al ser un lugar húmedo con calor y suciedad, como la que se desprende de la propia ropa.

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En este sentido, los expertos aconsejan secarlo bien cuando se sale de la ducha y limpiarlo delicadamente al menos una vez a la semana, usando un bastoncillo humedecido en agua tibia y jabón o en alcohol. Si no se limpia bien, puede acabar derivando en mal olor y, en el peor de los casos, en una infección.

Nuca

Otra de las grandes olvidadas es la nuca, una zona cálida y húmeda en la que es habitual que se acumule la suciedad. Sin embargo, salvo que a la hora de lavarse el pelo insistas en la misma, es complicado que se llegue a limpiar adecuadamente.

Espalda

Lavarse bien la espalda en la ducha es un tanto complicado, ya que es difícil llegar solo con nuestras manos a todos los rincones. Esto provoca que en muchas ocasiones no se lave como se debería, si bien la mejor opción es usar unos cepillos específicos para ello y centrarse en limpiarla bien para que esté libre de suciedad.

Cuero cabelludo

Esta es una zona que está repleta de glándulas sudoríparas que se deben mantener limpias para evitar que pueda llegar a aparecer la caspa. Por esta razón, cada vez que te laves el pelo, dedica un tiempo a frotarlo para que de esta manera tu cuero cabelludo se encuentre sano y libre de suciedad.

Detrás de las orejas

Entre los rincones del cuerpo más olvidados en el momento de la ducha se sitúa el espacio que se sitúa detrás de las orejas, siendo además un lugar propicio para la acumulación de sociedad, puesto que es complicado que el agua y el gel llegue bien a esta zona. A medida que va pasando el tiempo sin que se laven apropiadamente, se irá acumulando cada vez más suciedad, hasta el punto de llegar a aparecer una especie de grasa que desprende mal olor.

Debajo de las uñas

La suciedad y las baterías también se acumulan con una gran facilidad debajo de las uñas, lo cual es normal dado que nuestras manos están en constante contacto con todo tipo de objetos y superficies. Aunque las lavemos con frecuencia, es muy posible que no se haga con la suficiente profundidad, y los expertos recomiendan pasar por ellas un cepillo o bien optar por mojar un algodón con jabón y agua tibia y frotarlas suavemente. A una adecuada limpieza también ayudará el hecho de llevarlas cortas.

Codos

Si hay una parte que se deja muy de lado a la hora de ducharse, esta es la de los codos, que se encuentra habitualmente en contacto con otras superficies, lo que hace que sea sencillo que en ellos se acumule suciedad. Además de limpiarlos con frecuencia, es aconsejable exfoliarlos para poder desprenderse de las células muertas e hidratarlos para que así se encuentren en un mejor estado de higiene y con un mejor aspecto.

Pies

El octavo y último rincón del cuerpo que acumula una gran suciedad y al que no se le presta la atención que deberían son los pies, considerado uno de los lugares más sucios del cuerpo. A pesar de que el gel y el agua de la ducha acaben llegando a estos por la propia gravedad, ese contacto no será suficiente como para considerar que están bien lavados.

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Por ello, se debe utilizar una esponja para limpiar muy bien las plantas de los pies, así como el espacio que hay entre los dedos, de manera que se puedan proteger estas extremidades de las infecciones y el mal olor.

Conocidos estas partes del cuerpo en las que se acumula la suciedad, es el momento de empezar a prestarles la atención que se merecen en el momento de darse una ducha.